La polémica de las parcelaciones rurales está lejos de desaparecer

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La polémica de las parcelaciones rurales está lejos de desaparecer

Por Javier Villarroel, Co fundador de Inmobiliaria Vive Sur

Javier Villarroel

Desde que el Ministerio de Agricultura emitió el 18 de julio la circular 475 en torno a la subdivisión de parcelaciones rurales y su prohibición de uso para fines no agrícolas el tema ha estado en la palestra.

En primer lugar, por la cantidad de proyectos inmobiliarios que de forma desmedida levantaron enormes condominios sin planificación, solicitando al SAG subdivisiones de parcelas y sin fines agrícolas en los últimos 3 años, transgrediendo el espíritu de la Ley N°3.516. Acarreando graves problemáticas ambientales para los sectores rurales, como contaminación de aguas y tierra, deforestación desmedida para fines de construcción, e incluso, destrucción del ecosistema como consecuencia, en desmedro de las ciudades que colindan estos lugares.

Pese a que el escenario parece hacer necesario implementar normas que regulen esta situación, lo cierto es que las subdivisiones rurales no van a desaparecer como tampoco la demanda que hay de personas queriendo emigrar al campo o invertir en este tipo de propiedad.

 Más que leyes, necesitamos de innovación y de la capacidad de realizar proyectos de parcelaciones agrícolas, donde a través de una cooperativa se puede respetar la norma impuesta en relación a la subdivisión de predios rurales con fines agrícolas ¿Por qué? Pues necesitamos espacios rurales para la producción de alimento de manera sostenible.

Según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, (ODEPA) una de las mayores brechas para el desarrollo de la agricultura, es la disponibilidad de acceso a los recursos hídricos, lo cual es un problema no solo para la agricultura, sino que para todos los chilenos por temas de derecho de aguas. Entonces aprovechar de manera efectiva este importante y escaso recurso es importante y hay muchas industrias agrícolas que aún no son productivamente eficientes en relación a su gasto hídrico.

El problema es evidente y requiere un debate de fondo donde todas las partes sean capaces de dialogar y generar respuestas de la mano de la innovación para que no necesitemos leyes restrictivas, sino más bien  nos mueva  la capacidad emprendedora y nuestro respeto por el medioambiente.

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