Identifican factores que aumentan la supervivencia de las plantas de arándano

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Identifican factores que aumentan la supervivencia de las plantas de arándano

Investigadores de la Universidad de Huelva, España, establecieron que el grosor del tallo, que debe medir entre 5 y 6 milímetros, y la presencia de compuestos fenólicos facilitan la capacidad que tiene el arándano para echar raíces.

La información, reportada por Fundación Descubre, destaca que con este avance los agricultores podrían emplear biofertilizantes ricos en estos compuestos para estimular el crecimiento vegetal. Así, adquieren un nuevo recurso para gestionar este cultivo, que habitualmente presenta dificultades para prosperar.

La investigación se enfocó en los factores anatómicos, morfológicos y bioquímicos que influyen en la capacidad de enraizamiento de las variedades Jewel y Violeta. En el caso de la primera, los investigadores descubrieron que esta posee un mayor éxito de enraizamiento.

Trabajo

Los investigadores cortaron estacas largas procedentes de otras plantas de arándano, las desinfectaron y las insertaron en una solución hormonal durante un minuto. A continuación, plantaron estos esquejes en un sustrato preparado con turba y arena.

Después, el equipo introdujo las plantas en una cámara de nebulización a temperatura ambiental, donde recibieron agua pulverizada cada diez minutos. Estas condiciones permitieron una mayor estimulación de la raíz.

A continuación, informa Fundación Descubre, los expertos evaluaron parámetros morfológicos, como el diámetro del tallo, número de hojas o longitud de las raíces. Después, cortaron los esquejes en secciones para observar los fenómenos biológicos que habían ocurrido para que la planta produjera la raíz.

De igual manera, analizaron los tejidos internos de la planta y aplicaron técnicas químicas para extraer los compuestos fenólicos vegetales, esto es, una sustancia que producen las plantas y tienen la función de proteger a la planta frente a agentes patógenos y reducir el desgaste celular.

De este modo, el equipo investigador fue extrayendo muestras a lo largo de un mes y recogieron estos parámetros en un programa informático, que relacionó los parámetros morfoanatómicos y bioquímicos de la planta con su capacidad de enraizamiento.

“Con este conocimiento, pueden emplearse hormonas o biofertilizantes que estimulen la segregación de fenoles y mejorar así la capacidad de los esquejes de arándano para echar raíces”, detalló Antonio Santos, investigador de la Universidad de Huelva y autor del estudio.

El siguiente paso será emplear esta metodología con más variedades de arándano para comprobar si existe un marcador genético que facilite el enraizamiento.

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