El arándano es uno de los principales frutos que produce Chile y estudios previos han demostrado sus bondades: es una fruta rica en vitamina C, rica en fibra, potasio, hierro y calcio, potencia el sistema inmunológico y es un excelente antibiótico, antinflamatorio y desinfectante. 

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Lo anterior, se debe principalmente a los altos niveles de antioxidantes que posee la fruta. Sin embargo, poco se sabe sobre los efectos que el procesamiento –para hacer jugo o mermelada- tiene sobre los componentes del arándano.

Y es que la diversidad y concentración de antioxidantes dependen de las especies y cultivares considerados, y en Chile no existen estudios químicos sobre los aspectos nutricionales de la fruta.

A raíz de esto, un grupo de científicos de la Universidad de Concepción, dirigido por la Dra. María Dolores López, ha comenzado a despejar estas dudas, gracias al financiamiento de un proyecto FIC (Fondo de Innovación para la Competitividad).

De esta manera, el proyecto que fue aprobado en febrero pasado, permitirá a los investigadores estudiar diferentes variedades de arándano que se cultivan en Chile y los niveles de antioxidantes que muestran cada una de ellas.

“Este estudio surge ante la necesidad que plantearon algunos productores de arándano de conocer más profundamente sus productos y los beneficios nutricionales que presenta el arándano fresco, así como productos procesados como los jugos y mermeladas, para quizás en un futuro poder etiquetar estos productos convenientemente”, dijo la Dra. María Dolores López en entrevista con Portalfruticola.com.

Y es que el procesamiento del arándano para la fabricación de mermeladas y jugos también sobrelleva un deterioro del poder antioxidante de esta popular fruta.

“El arándano es una fruta especialmente saludable ya que presenta una inmensa cantidad de propiedades antioxidantes, entre otras cosas, y Chile es uno de los principales países productores de esta fruta, aunque lamentablemente gran parte de esta producción va al extranjero ya que los chilenos no son grandes consumidores de la fruta fresca”, comentó.

“Sin embargo, la población chilena prefiere consumir jugos y mermeladas de arándano, por lo que nos vimos en la necesidad de hacer un estudio en profundidad de la fruta fresca, el jugo y la mermelada de arándano para establecer si la población chilena comía saludablemente, ingiriendo todos estos compuestos saludables que contiene la fruta fresca, o por el contrario, si al consumir estos productos procesados de arándano estas propiedades antioxidantes ya se hubieran perdido”, detalló.

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De esta forma, el estudio espera descubrir las diferentes concentraciones de antioxidantes presentes en cada una de las variedades a estudiar –como por ejemplo Brigitta, Duke y Legacy - y los cambios que sufren al momento de ser procesadas. Esto, con la finalidad de potenciar el consumo de la fruta en el país y conocer en profundidad la composición química de ésta.

“En el estudio se pretende, por un lado, estudiar químicamente los diferentes compuestos con propiedades antioxidantes que podemos encontrar en las principales variedades de arándano que se cultivan en el país, y ver las diferencias que existen en su composición, las que pueden venir influenciadas por las condiciones edafoclimáticas del cultivo. Por otro lado, se pretende estudiar en qué medida hay pérdida de poder antioxidante en productos procesados tales como los jugos y las mermeladas”, indicó.

“Recabando toda esta información se pretende poner en marcha, por un lado, un servicio para los agricultores y productores de la zona que quieran analizar las propiedades físico-químicas de sus cultivos y, por otro lado, concienciar a la población de lo saludable que resulta el consumo de arándano”, añadió.

Actualmente, los investigadores se encuentran en la fase inicial del proyecto “haciendo estudios previos y poniendo a punto mucha de esta metodología que vamos a aplicar”, dijo López.

“Esperamos que la industria se vea muy beneficiada, ya que potenciaríamos al arándano mostrando información sobre sus aspectos nutricionales y lo ventajoso que resulta su consumo. Además, podrían optar a un análisis químico en profundidad que podrían utilizar, quizás en forma de etiquetado, a la hora de exportar el producto”, concluyó la investigadora.

De acuerdo a López, los resultados preliminares podrían estar listos para fines de 2014, aunque sería necesario continuar con el estudio durante un año más para presentar resultados totalmente fiables.

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