Clima y cerezos: ¿Cómo convivirán la próxima temporada?

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Clima y cerezos: ¿Cómo convivirán la próxima temporada?

El director de postgrados e investigación de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián, Fernando Santibáñez, expuso en el Global Cherry Summit 2024, y fue el encargado de analizar el clima y el impacto de este en el cultivo de cerezos.

Santibáñez comenzó diciendo: “Que gratificante es para un agricultor saber que no solo está alimentando cuerpos, sino también almas”.

Con un análisis de la importancia de la producción de alimentos, el docente explicó que el cambio climático no es eterno. “El planeta esta buscando un nuevo equilibrio y eso es lo que está pasando con el clima mundial -dijo-. Esto debido a que el ser humano colocó una cantidad que no estaba prevista de CO2 en la atmósfera y eso cambió el balance térmico de la atmósfera”.

Señaló que dicha situación trae eventos climáticos más extremos, “porque todo proceso de acomodación a una nueva situación se traduce en olas de calor, sequías, lluvias, torrenciales, inundaciones, viento y en la búsqueda frenética de la atmósfera por encontrar un nuevo equilibrio”.

Indicó que, si bien los eventos de precipitaciones han disminuido, estos son más intensos. Lo anterior no se traduce en una mayor disponibilidad de agua, por cuanto el recurso hídrico está escurriendo más rápido, llegando antes a los océanos, por lo tanto, la posibilidad del ser humano de captar esa agua es cada vez menor: “De modo que la paradoja es que el agua está escaseando en un mundo donde está lloviendo globalmente más”.

Santibáñez señaló que los cambios que se están produciendo generan un calentamiento general, lo que está afectando a la vida de las personas, pero particularmente a la agricultura, que depende del clima.

Con una mirada más optimista, indicó que para  2070-2028 “debiéramos llegar a un nuevo equilibrio, donde probablemente iniciaremos un proceso de recuperación de la condición original de los años 1900. Por lo que el cambio climático es un paréntesis que cayó sobre las espaldas de varias generaciones”.

Durante su presentación, Santibáñez realizó un aterrizaje en Chile, indicando que “hemos subido 1,2° las temperaturas máximas y las mínimas 1,15°. Las precipitaciones bajaron entre un 15-25%, por lo que tenemos un país un poco más seco”.

Añadió que la tasa de evaporación ha subido, porque el agua se evapora más rápido, ya que las temperaturas son más altas. “Tenemos un clima más cálido, más árido, con aire secante que se transforma en una neo amenaza para las plantas y la sequía que tenemos que enfrentar”.

Profundizando en el cultivo del cerezo, Santibáñez comentó que uno de los mayores problemas que ha generado el cambio climático es en la calidad del reposo, “ya que la planta debe tener un reposo invernal para tener buen vigor, buena fructificación, buena fertilidad en la temporada siguiente”.

Explicó que la mayor amenaza no está en el invierno, sino que en el otoño, porque no le está permitiendo a las plantas entrar en un reposo profundo: “Estos otoños cálidos son más dañinos que los inviernos cálidos, porque la planta necesita lograr entrar en un verdadero reposo. Los otoños que no se enfrían gradualmente y que la temperatura sigue muy alta, son los otoños que nos anuncian los problemas para la próxima temporada”.

Santibáñez expuso que las primaveras anticipadas, con brotaciones muy tempranas producto de las altas temperaturas, no están asociadas a una cosecha más temprana. “Se ha visto que la precocidad está mucho más asociada a lo que pasa una semana antes de la flor y quizá diez días después de la flor, cuando ya hay cuaja es extremadamente importante. Entonces el clima muy variable nos juega una mala pasada, y vamos a tener que ver la tecnología para aminorar esto vaivenes que produce el clima”.

Respecto a los granizos, indicó que es una amenaza que se puede producir en Chile. En las próximas décadas podría aumentar su frecuenta y el tamaño de estos. Por otro lado, en el caso de las heladas polares, el docente señaló que están muy asociadas al calentamiento global, ya que son generadas por el anticiclón y por el centro de alta presión de la zona norte.

Indicó que el árbol del cerezo, una vez finalizada la cosecha, deja de crecer y en ese minuto la planta dice 'tengo que preocuparme de la temporada que viene, por lo tanto, tengo que producir una inducción de yemas, para que tenga una buena reserva de meristemas de crecimiento la temporada que viene'.

Agregó que las olas de calor al final de la pinta se traducen en fruta blanda, que no va a tener suficiente materia seca y que se va a producir un ablandamiento con mucha facilidad. “No va a llegar en buenas condiciones a puerto, por lo tanto, ahí también tenemos una tarea por delante”.

Enfatizó diciendo que el cultivo del cerezo “en la situación del cambio climático nos anuncia que vamos a tener que atenuar el estrés, si queremos seguir produciendo con el mismo estándar. Hacia la zona sur, se van a abrir oportunidades en nuevas regiones donde probablemente vamos a poder ampliar la zona productora de cerezas”.

Proyecciones

Santibáñez realizó una mirada a la temporada que se aproxima. Detalló que el fenómeno de La Niña debería estar totalmente instalado en julio, “por lo tanto, va a llover con cierta frecuencia de aquí a julio, parecido a lo que es un año normal, no obstante, de julio en adelante, se pronostica seco”.

En ese sentido, explicó que se proyecta una primavera y un verano bastante seco, “esto podría tener consecuencias sobre las reservas de nieve en la cordillera, podría ser una temporada con algunas restricciones no tan grandes de agua de riego. La Niña que se va a instalar, es una Niña leve, que pueda producir una gran sequía, pero atentos, cuidado con el agua esta temporada”.

Añadió diciendo que la buena noticia es que La Niña va a rebotar, según modelos, y en julio se va a producir el máximo de enfriamiento. Sin embargo, se espera que exista un rebote y que se normalice la temperatura del agua hacia finales de año.

Finalizó diciendo que “esperamos que las temperaturas se comporten más o menos normales en Chile, por lo que proyectamos una temporada con lluvias algo por debajo de lo normal, debido al bajo número de eventos de lluvia. Esto se manifiesta mayormente desde julio en adelante, la primavera ocurrirá bajo presencia de La Niña, lo que aumenta parcialmente el riesgo de heladas tardías”.

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