El proyecto contempla un manejo remoto mediante celular o pc para controlar riego y temperatura de la estructura.

La empresa Blue Power Projects de la mano de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA)  –entidad perteneciente al Ministerio de Agricultura de Chile y que cofinancia la iniciativa- desarrolla un proyecto para capturar agua y energía limpia para optimizar la producción de diversos cultivos.

Y es que optimizar el consumo de agua, asegurando su disponibilidad para el proceso de cultivo es una tarea que complica a muchos agricultores. Sin embargo, gracias a esta iniciativa, se podrá aumentar la productividad y aprovechar recursos renovables, detalles de los que habló Francisco Dagnino, coordinador del proyecto, quien conversó en exclusiva con www.portalfruticola.com.

“Más o menos en marzo del año pasado surge la idea -dentro de nuestra comunidad de expertos- de trabajar en un proyecto con conceptos de robótica. Un miembro de la comunidad nos habló de su tesis que apuntaba al uso eficiente del agua y consideramos que era un tremendo complemento para la idea que estábamos trabajando. Así empezamos a armar el proyecto y luego vimos que el FIA estaba haciendo una convocatoria y de ahí salió parte del financiamiento”, señala Dagnino.

La iniciativa se lleva a cabo en la localidad de Panquehue, en la Región de Valparaíso (Chile) y tiene como principal objetivo solucionar el problema de escasez de agua, además del limitado acceso a la red eléctrica a través de tecnología de control domótico y el uso de energías renovables.

Cabe señalar que la domótica es tecnología aplicada al control y la automatización inteligente de inmuebles que permiten una gestión eficiente de energía, entre otros recursos, destacando la comunicación entre el usuario y el sistema.

El proyecto utilizará diversas tecnologías para acumular y recuperar agua en la estructura del invernadero, capturando la humedad interna y aguas externas como la lluvia y la neblina. Todo esto, sin necesidad de conectarse a la corriente eléctrica –que en varias zonas es limitada- ya que utilizará energías renovables no convencionales.

Dagnino señaló que en el proyecto “hay tres componentes claves: uno es el almacenamiento estructural del agua dentro de la misma estructura del invernadero -que son básicamente estanques de agua-, la cual se ocupa para el riego. El segundo elemento, es el control y monitoreo del invernadero a través de un software que estamos desarrollando. Este, nos permitirá monitorear, mediante un computador o un celular todo lo que es temperatura, humedad relativa, temperatura de la tierra y, además, permitirá en forma remota controlar el riego, etc. Finalmente, está el componente de energización que en un principio será de paneles solares y después queremos implementar otras alternativas como geotermia eólica, etc.”, señaló.

De este modo, esta tecnología permitirá reutilizar el 70% del agua evapotranspirada, además de controlar los parámetros climáticos y riego para optimizar la producción agrícola.

Según lo comentado por Dagnino, el proyecto está dirigido a cualquier agricultor que desee invertir en cultivo tecnificado, considerando que este proyecto ampliaría considerablemente la gama de terreno cultivable.

“Hay localidades que tienen limitado o nulo acceso al agua y/o electricidad y con este tipo de estructura, en teoría, podemos extender el alcance de cualquier sistema de almacenamiento de agua. Si el terreno está a dos horas de cualquier fuente de agua y no tiene acceso a electricidad, pero sí a una señal de celular, se montar este invernadero, el cual se carga cada cierto tiempo (con energías renovables como la solar) y lo monitoreo a través del computador o del celular”.

Y agrega que “de este modo, habría una intervención física mínima, por lo que un agricultor podrá monitorear muchas más áreas sin tener que trasladarse al lugar. Esto, además, abarata costos en mano de obra y el hecho de que puedas almacenar agua en el invernadero permite alejarte de las fuentes de agua”.

Con respecto a los beneficios del proyecto, Francisco Dagnino indicó que hay tres aristas a considerar.

“Desde el punto de vista agrícola, el impacto es que (el proyecto) aumenta la superficie cultivable lo que, a nivel país, puede traducirse en mayor productividad, ya que el invernadero permite mayor control sobre todos los parámetros de cultivo”, dijo.

Por otro lado, “desde el punto de vista social hay dos componentes: la tecnificación de la agricultura, donde sería necesario capacitar al personal en conceptos como internet, robótica, automatización, riego tecnificado, etc. para que utilizara este invernadero. Y, por otra parte, la capacidad de hacerse cargo de una mayor área de cultivo, lo que sería una herramienta para que la industria se adaptase a los crecientes costos de la mano de obra”, aseguró Dagnino.

Finalmente, destacó que a nivel general y económicamente hablando, “esperamos que este proyecto ayude a hacer de Chile un país más competitivo en agricultura”.

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