Chile: El incierto panorama de los embalses de la IV región
Si bien este invierno hubo precipitaciones, no se registró una cantidad de nieve suficiente para propiciar los deshielos. Existen reservas para este verano, pero a partir de marzo la situación podría complicarse y hay que comenzar a prepararse para el posible desalentador escenario
La situación hídrica en la Región de Coquimbo ha sido complicada durante los últimos seis años. Las esperanzas estaban fijadas para este 2011. La abundancia de precipitaciones en el invierno hacía pensar en que los reservorios de agua podrían recuperarse y dar así seguridad a los regantes. Sin embargo, pese a que los promedios de lluvias estuvieron dentro de los parámetros normales, las reservas de nieve no fueron suficientes para que los embalses recobrasen su capacidad.
Hoy el panorama se presenta complicado, sobre todo en la provincia de Limarí. El embalse LA Paloma, uno de los más grandes de Sudamérica y pilar fundamental para abastecer a miles de hectáreas de cultivos, se encuentra con un 27% de disponibilidad. Cogotí, a mayo de este año, prácticamente se secó, llegando al 0,35 del total de su volumen embalsado. Afortunadamente, se recuperó y hoy presenta un 30% de su capacidad.
“Eso se vio reflejado a partir de septiembre en adelante, cuando empiezan a descargar todos los afluentes con el deshielo y la verdad es que no fue como se esperaba y no estaba la cantidad de nieve que se pensaba había caído. Los embalses no se basan en precipitaciones”, manifiesta Raúl Díaz, administrador del embalse La Paloma.
Las autoridades han señalado que el recurso hídrico existente alcanzará para cubrir la demanda en los meses más complicados, entre diciembre y marzo, pero cabe preguntarse ¿qué pasará de este mes en adelante, considerando que existen casi nulas posibilidades de que caigan lluvias en este periodo?
La respuesta es difícil, aseguran. La sequía es inminente y un fenómeno que no se puede manejar. Lo único que quedaría es comenzar a tomar conciencia y prepararse para enfrentar el complicado panorama que se avecina.
EL ESCENARIO ACTUAL.
Según da cuenta en el Catastro Frutícola 2011, llevado a cabo por el Centro de Información de Recursos Naturales (CIREN), en colaboración con la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), en la región se ha incrementado la superficie de plantaciones de frutales en un 38,9% desde el 2005 a la fecha, para los cuales, lógicamente, se debe procurar el riego.
Carlos Galleguillos, titular regional de la Dirección General de Aguas (DGA), explica que a la fecha existe disponibilidad. Dice que en Elqui, el embalse Puclaro se encuentra con un 35% de su capacidad. En l Limarí, en tanto, señala que el Recoleta cuenta con un 34% de su total y el Cogotí un 30%. “Hay que destacar que el año pasado este tranque prácticamente se secó, y logró recuperarse algo con las precipitaciones de invierno, lo que aportó un poco más de tranquilidad”, indica.
En Choapa asegura que tienen una buena acumulación y que pese a que el embalse El Bato aún no está entregado “está en etapa de acumulación y cuenta con más de 10 millones de metros cúbicos a la fecha”.
ESTADO CRÍTICO
El escenario hídrico más complicado sin lugar a dudas se presenta en el sistema Paloma. Raúl Díaz, administrador del embalse del mismo nombre, manifiesta que se encuentran preocupados, pues según las proyecciones que ellos tienen, al final de la temporada de verano, la acumulación con la que contarán será deficitaria.
“Hay cosas que nos superan, en el sentido que el embalse va a terminar esta temporada en el orden de los 80 millones de metros cúbicos y eso significa que, si el año es malo, cómo todos dicen, la posibilidad de tener 200 millones de metros cúbicos, que es más o menos la necesidad que tiene la cuenca para ser regada, no se va a satisfacer”, precisa.
Explica que la temporada agrícola se cierra en abril de 2012, y parte una nueva desde el 1 de mayo hasta el 2013. “Con estos 80 millones de metros cúbicos ¿qué es lo que hacemos? Hay que repartirlo en función de lo que tiene cada organización, eso siempre es así, se respetan sus derechos, pero en la proporción que le correspondería con el agua disponible, a lo mejor quedaríamos con un 25 ó 30% de lo que le correspondería al año siguiente, bajo esa perspectiva se avizora un escenario más que crítico en relación al próximo año”, dice.
“Vamos a terminar la temporada con un embalse en falla y eso significa que ya no cumple su función de asegurar una capacidad de riego adecuada, porque en el fondo se reparte lo que queda y por eso hay que hacer una estrategia para adelantar una asignación que sea más restringida para que no sea tan fuerte el golpe el próximo año”, agrega.
Por ello, asevera, es tiempo de que se comiencen a realizar gestiones, antes que sea demasiado tarde. “Se tienen que establecer ciertas estrategias de ahorro de agua por participación y se deben poner recursos para poder reducir la filtración en los canales y por otro lado restringir lo más que sea posible el agua. Se podría regar un poco menos para cubrir al menos la demanda mínima y necesaria de la mayoría de los cultivos”, indica.
Dice que tal vez históricamente las cifras digan lo contrario, pero que él considera que “este año que viene representa una de las sequías más grandes que recordemos”.
En cuanto a las medidas que se pueden tomar, señala que existen criterios que se analizan por cada organización de usuarios. “Son decisiones unánimes de cada representante para determinar cuánta agua finalmente es la que se va a repartir. Hay un análisis técnico que señala cuánto es lo que debe distribuirse”.
Respecto de quién tiene la facultad de disminuir esta asignación de agua, explica que, en primera instancia, la asignación y la repartición de agua obedece a un cuadro operacional del sistema Paloma. “Eso ha funcionado a través de todos los años y a operado de manera óptima hasta el día de hoy. Teniendo en cuenta esta premisa, hay que tomar decisiones respecto a la cantidad de agua final de agua a repartir. Cuando uno ya tiene el porcentaje que dice el modelo, se hace el ajuste para ver si saca la temporada y si alcanza o no. En eso están presentes los representantes de las organizaciones de usuarios y las autoridades que son parte del convenio del sistema Paloma, que son la Comisión Nacional de Riego, la Dirección de Obras Hidráulicas y la Dirección General de Aguas”, puntualiza.
Consultado sobre cómo se podría enfrentar esta situación de escasez, ubicándose en el peor escenario, de marzo en adelante, sostiene que “es difícil decir qué hacer, cómo sacar agua desde donde no la hay. Es muy complicada la respuesta, pero en la toma de decisiones está la clave. Cuando uno piensa que a lo mejor el otro año va a ser un año normal, lluvioso y cree que las cosas van a ocurrir es muy riesgoso. Pero hay una alternativa de decir que se va a restringir un poco el agua para guardar una cuota, independientemente de que el próximo año se desate un temporal. Lo importante es ser precavido”.
El problema es que estos efectos ya podrían comenzar a tener influencia negativa en los sectores productivos. “Es difícil saber qué va a suceder, pero de seguir así se van a ver absolutamente perjudicadas inversiones y sectores productivos y esas cosas son los coletazos adicionales que tiene esta sequía en la Región de Coquimbo”, enfatiza.
UN POCO MÁS TRANQUILO.
Mejor panorama se presenta en la cuenca del río Elqui, pero no por eso los regantes no están en alerta. Alex Cortés, administrador del embalse Puclaro, manifiesta que “hoy tenemos 61 millones de metros cúbicos en el embalse Puclaro y en La Laguna tenemos del orden de los 30 millones. La situación es un poco mejor de la que nosotros estábamos pronosticando para esta temporada, estimábamos poder llegar a marzo con un porcentaje de entrega de un 40%”.
En cuanto a las proyecciones que tienen para después del mes de marzo, sostiene que podrían garantizar la demanda, pero que la caída de precipitaciones y nieve en invierno será fundamental, de lo contrario, el panorama se les vuelve negro.
“Hoy, haciendo un pequeño análisis, podamos decir que quizás podamos llegar a abril o mayo con esta seguridad de riego, esperando sí o sí, que se presenten buenas condiciones el próximo invierno”, asevera.
Donde están más tranquilos es en el valle del Choapa. Luis Lohse, presidente de la Junta de Vigilancia de este río, explica que ahora tienen los canales en un 70% “y tenemos el embalse Corrales aproximadamente en un 90%, por tanto está a plena capacidad”.
“En este momento estamos alimentando los canales con agua del río, no estamos sacando agua del embalse. El año pasado en diciembre tuvimos que comenzar a sacar agua del embalse, en un volumen importante. Ahora no y esperamos que esto se mantenga hasta los primeros días de enero, lo que nos permitirá entre enero y marzo poder regular el río”, precisó.
Respecto de lo que esperan para el 2012, indica que “creo que este año nosotros lo vamos a pasar bien, sin ningún tipo de sobresalto. Eso sí con caudales ordenados y que se respeten, pero no deberíamos tener ningún problema. En marzo, lo menos que podemos regular sería un 50%”.
No obstante, precisa que de igual forma no se confían. “Tenemos que ver cómo se comporta el riego, ahora con el cambio climático las estimaciones varían considerablemente, hay que estar atentos”, aduce.
Fuente: Diario El Día