“Sin los productos peruanos, aquí (Bolivia) ya nadie podría consumir papa ni otras verduras porque lo que traen sólo es por temporadas y no abastece”, afirma Gabriela Mamani, una comerciante mayorista que expende papa en el mercado del Faro Murillo de El Alto, donde llegan camiones cargados de alimentos procedentes del Perú y Chile, pero también de otras regiones de Bolivia.

Los más de 20 años de experiencia que tiene en el rubro doña Gabriela Mamani le da autoridad para asegurar que los productores peruanos importan productos a Bolivia cuando escasea algún alimento. “Todo traen del Perú, ahora está llegando papa, cebolla y zanahoria”.

Los precios de la papa peruana oscilan entre los 30 y 40 bolivianos cada arroba, mientras que el tubérculo boliviano cuesta entre Bs 45 y 50 la misma cantidad. “El precio baja cuando hay más”, señala doña Gabriela, mientras despierta la curiosidad de una comerciante que vende papa boliviana a su lado y quien molesta por la información brindada casi gritando afirma que su producto es de Morochata y que “es de mejor calidad que la peruana”.

Petrona Mamani es otra comerciante veterana en esta feria. A diferencia de su colega ella acopia productos de diferentes lugares. “Nosotros traemos papa, cebolla y camote del Perú, pero también de Cochabamba y de otros lugares”.

Petrona dice que los productos peruanos siempre abastecen al mercado boliviano porque “en Perú se produce tres veces al año, mientras que en Bolivia una sola vez”. Los alimentos peruanos llegan “cada día” comenta la comerciante que recuerda haber viajado unas cuántas veces a comprar sus productos hasta el país vecino.

Sin embargo, doña Gabriela siempre viaja hasta Desaguadero para hacer sus pedidos. “Yo traigo todo con póliza de importación, hago el pedido en Desaguadero y ellos traen los productos de varios lugares de Perú”.

De hecho, las importaciones generales de Perú y Chile a Bolivia se incrementaron entre el 2009 y el 2010. Según datos publicados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), dichas importaciones subieron en 16,6 toneladas, mientras que de Chile en 31,5. No se especifica el rubro en el que aumentaron.

Desaguadero. Los martes, jueves y viernes, el movimiento comercial en esta población fronteriza se acentúa. Los jueves llegan camiones llenos de fruta. Los martes y viernes entran varios productos: papa, zanahoria, azúcar, huevos y otros productos.

“Yo traigo lo que me pidas, vas a ganar bien”, asegura una mujer que sentada en su camión vende sandía. Una tajada de este fruto que tiene unas tres libras se vende en 0.50 soles o 1 boliviano. “Si tu llevas por cantidad yo te doy a un poco menos y en Bolivia vendes a un boliviano la tajadita, que será pues la cuarta parte de esto”, dice la comerciante peruana mientras ofrece un pedazo del fruto para degustar su sabor dulce.

Entretanto, decenas de hombres de diversas edades trasladan bolsas llenas de zanahorias peruanas por el puente internacional que une el Desaguadero peruano con el boliviano.

Carritos de dos ruedas llenos de productos son arrastrados por el puente y pasan la frontera sin control. En el lado boliviano hay una oficina del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), cuya puerta, el día martes 8 de febrero, cuando La Razón visitó esa localidad, llevaba un letrero que decía: “Vuelvo enseguida, fui a una inspección”.

Las comerciantes aseguran que cuentan con los permisos para introducir los productos. A una importadora de fruta peruana y chilena se le consultó si los frutos pasaron por la revisión del Senasag y ella respondió “sí, sí todo legal traemos”. Cuando se le pidió detalles dijo que su hermana se encargaba de viajar y de hacer los trámites. Esta familia lleva productos a La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

La fruta que más llega del Perú es mango, uva, sandía, melón, mientras que de Chile traen manzanas, duraznos y uvas, cuentan las comerciantes.

Francisca Huayhua, una vendedora de alimentos del mercado Rodríguez, no tiene dudas de que terminará sus papas y zanahorias peruanas. “Las utilizan para las papas fritas. Y mis caseras dicen que las zanahorias de Perú son más jugosas”.

Manuela Condori, maestra mayor del mercado Yungas, sostiene que ahora no hay mango boliviano. “El mango es de Perú, en los Yungas ya no hay”. Para Condori la uva peruana también es una de las más preferidas por los caseros. “Es más grande, por eso quizás compran más”.

En el mercado Camacho la vendedora de productos de primera necesidad, Guadalupe Calderón indica que por estos días sale más el tomate peruano. “Son más grandes y más rojos y nos llega harto desde el Perú, los nuestros son pequeños y aún verdes”. A doña Lupe, como la llaman sus amigas, le queda poca cebolla. “Es blanca y es peruana por eso compran más”.

En tanto que la vendedora de frutas del mismo mercado, Elena Fernández, compra manzana chilena. “Es mejor y viene más conservada aunque ahora ha subido un poco su precio”, indica y muestra unos cartones lilas en los cuales llegan estos frutos desde Chile.

Producción. Uno de los fenómenos para que Bolivia importe cada vez más alimentos se debe a que en algunos casos la producción de los productos de consumo masivo disminuyó. Por ejemplo, en Caranavi, que era una zona fundamentalmente frutícola, ahora este ramo ocupa el tercer lugar. En primer lugar está el café y luego la coca.

El oficial Mayor de Desarrollo Productivo del municipio de Caranavi, Daynor Villalobos, reconoció que “a nivel de provincia ha habido reducción de producción, eso se debe al fenómeno de la coca, por ejemplo antes teníamos más de 50 mil hectáreas de plantaciones de café en producción ahora tenemos sólo 35 mil”.

Entretanto, los productos bolivianos que se expenden en los mercados son cada vez “más escasos”, señala doña Petrona mientras espera la llegada de su carga peruana.

Los precios de los alimentos suben

El Banco Mundial advirtió en un informe  recientemente publicado sobre los “niveles peligrosos” que están adquiriendo los precios elevados de los alimentos en el mundo. El diario español El País citó las declaraciones del presidente de la entidad financiera, Robert Zoellick, quien señaló que ese incremento amenaza a decenas de millones de personas en todo el mundo. En su criterio, las más expuestas son aquellas personas que se gastan más de la mitad de sus ingresos para alimentarse.

Fuente: La Razón