La quinua, un cultivo con alto valor nutritivo, ya es considerada por muchos como el alimento del futuro. Poco a poco este cereal comienza a tomar fuerza y ganar popularidad en todo el mundo por lo que los expertos ya están trabajando para generar la tecnología necesaria para su expansión.

Quinua/gentileza INTA Informa

Un grupo de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria [INTA] de Jujuy,  Argentina,  se enfocó en obtener cuatro genotipos con tolerancia a factores ambientales adversos y altos rendimientos.

De acuerdo con Darío Castro –técnico del INTA Abra Pampa, Jujuy– existe una demanda creciente de quinua en el mundo debido a sus propiedades funcionales y nutricionales, por lo que resulta “fundamental” generar tecnología que posibilite su expansión en el país, indicó INTA Informa.

“Una de las principales limitantes era la falta de semillas”, declaró Castro, quien explicó que el objetivo era obtener materiales de propagación de origen nacional y de calidad certificada.

“Con esta meta, hace tres años, comenzamos a trabajar en una serie de ensayos multiambientales con diversas poblaciones de las 47 accesiones conservadas en el Banco de Germoplasma del NOA [Noroeste de Argentina], del INTA Salta”, detalló.

De esta forma, los técnicos caracterizaron agronómicamente genotipos seleccionados de cuatro poblaciones de quinua del NOA: BNOA00004, BNOA00016, BNOA00023 y BNOA00026. Esto, mediante un esquema de producción convencional con riego complementario por goteo.

“Estas poblaciones reflejan precocidad, al tiempo que toleran factores ambientales adversos y definen un rendimiento superior para los estándares de la zona: 3.076 kilos por hectárea”, señaló Castro, asegurando que “estarán disponibles para la próxima campaña, que comienza en octubre”.

Cabe señalar que la quinua está muy arraigada en el NOA debido a que es un cultivo nativo muy vinculado a los conocimientos ancestrales y la historia de la región, y que además ofrece grandes oportunidades a la agricultura familiar y los pequeños productores.

“Se trata de un grano andino sin gluten y con alta calidad de proteínas, calcio, fósforo, hierro y magnesio. El grano se consume de manera similar al arroz o molido en harinas. Además, tiene con gran adaptabilidad al medio, tolerancia a la escasez de agua y resistencia a enfermedades”, detalla INTA.

De esta forma, las tecnologías e innovaciones desarrolladas por el Instituto serían de gran utilidad para los agricultores, considerando que -actualmente- se trata una producción incipiente y de autoconsumo, cuyo manejo se realiza manualmente y con escasa tecnificación.

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