El nacimiento de las frutas del futuro: la "duraznina" y el "cirucoque"

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El nacimiento de las frutas del futuro: la "duraznina" y el "cirucoque"

Los productores están entusiasmados por el atractivo de un producto que se vende entre 50 centavos de dólar y US$ 1 por encima de la fruta normal, y explican que han notado que los niños son partidarios del "cirucoque" -combinación de la ciruela y el albaricoque- del tipo cáscara verde y un poco amargo. Mientras, los treintañeros prefieren algo con sabores frutales y color moteado.

Durante 50 años, la familia Zaiger ha estado en busca de una fruta perfecta: jugosa como una ciruela, pero no tan frágil. Y más dulce, pero con la textura de la cereza.

Los Zaiger son propietarios de Zaiger's Inc. Genetics, en California, uno de los pocos cultivadores comerciales de fruta especializados en híbridos. Luego de una degustación donde algunos agricultores probaron su "pluerry" (algo así como "cirueza"), nombrada de ese modo por tratarse de una combinación de ciruela y cereza, la empresa decidirá si otorga los derechos exclusivos a algunos de los participantes para cultivar la nueva fruta y venderla en supermercados de Estados Unidos.

Mercado lucrativo

El de la fruta híbrida podría convertirse en un mercado lucrativo y delicioso. Los productores están entusiasmados por el atractivo de inventar un producto que se vende a precios entre 50 centavos de dólar y US$ 1 por encima del de la fruta convencional. Los cultivadores también apuntan a que las frutas tengan un mayor período de cosecha, a fin de ofrecer mayor disponibilidad para los compradores.

Según cultivadores y productores, es posible que se necesiten mil intentos para que una nueva fruta llegue al mercado. En el caso de tener éxito, la cirueza de los Zaiger podría unirse al cirucoque ("pluot") y a albaruela ("aprium") -variantes de la combinación entre la ciruela y el albaricoque- en la oferta de frutas híbridas en los supermercados de todo el mundo.

"Queremos azúcar de fruta real. Queremos que uno tenga que ir al dentista", dice Dan Spain, vicepresidente de ventas y comercialización de Kingsburg Orchards, de California, uno de los grandes productores de frutas híbridas.

Spain sostiene que Kingsburg ha identificado las frutas que atraen a grupos etarios y de paladares específicos. Luego de visitar las tiendas y hablar con sus encargados, Spain descubrió que los niños eran partidarios de un cirucoque de cáscara verde y un poco amargo. En tanto, los treintañeros preferían algo con sabores frutales y color moteado. Las personas mayores, en cambio, se inclinaban por frutas más suaves, de sabor tradicional, con la cáscara roja o negra y no muy agria.

Para realizar cruces de diferentes frutas, Glen Bradford, de Brad­ford Farms, en California, elige un progenitor femenino, o árbol "madre", al que le aporta directamente el componente masculino, el polen.

Para la planta "madre" del durazno, los productores quitan los pétalos y el polen que producen las anteras de cada flor, dejando sólo el pistilo.

Para polinizar la mayor parte de los ciruelos, las abejas son liberadas en un bosque cubierto y estructura plástica, junto con ramos que contienen el polen de otros ciruelos o árboles de albaricoque.

En grandes cantidades

La fruta resultante de un árbol madre es plantada y plantas de semillero producidas constituyen la nueva variedad combinada, técnicamente llamada fruta "interespecífica". Luego tomará otros tres o cuatro años antes de que esas plántulas maduren y comiencen a dar sus frutos. La nueva variedad debe crecer con facilidad y producir grandes cantidades de una fruta atractiva y resistente, para que sea fácil de transportar y almacenar.

Bradford calcula que él crea unas 20.000 plántulas al año con un costo fijo de alrededor de US$ 600.000 y US$ 700.000.

"Es muy tedioso", afirma, y agrega que toma un promedio de 10 años desde el momento en que se realiza el cruce hasta su llegada a una tienda de comestibles.

Los cultivadores de frutas híbridas han evitado en gran medida las críticas que enfrentan los grandes productores de plantas genéticamente modificadas, en parte porque sus antiguos métodos se practican en el campo, y no en los laboratorios, imitando la forma en que las plantas evolucionan naturalmente.

Cuesta millones de dólares y décadas el mero desarrollo de las variantes del cirucoque.

La apuesta a desarrollar nuevos frutas puede ser más "una fuga de dinero que una fuente de ingresos", opina Leith Gardner, miembro de la familia que ayuda a conducir Zaiger's.

Según ella, cuando su padre, Floyd Zaiger, comenzó a cultivar árboles de fruta hace medio siglo, le prometió a su esposa, Betty, las regalías de su primer fruto inventado. Unos 12 años después, la mujer recibió un cheque por US$ 250.

Fuente: El Mercurio

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