Investigadoras UC revelan la verdadera magnitud del Fusarium en cítricos chilenos
Producto del cambio climático, las plagas y enfermedades en los cultivos son una pesadilla para los productores. En los últimos años, citricultores chilenos comenzaron a notar un fenómeno errático en sus huertos: árboles que parecían saludables, en pocas semanas se marchitaban, el follaje perdía turgencia y la planta moría por completo.
Lo que inicialmente se atribuyó a patógenos conocidos resultó ser algo distinto y más complejo: Fusarium, un hongo endófito presente naturalmente en el suelo cuyo impacto en los cítricos se había subestimado por décadas, explicó la especialista en cítricos y docente de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dra. Johanna Mártiz, a Portalfruticola.com.
La académica advirtió que la enfermedad es una seria amenaza para la citricultura nacional. “Fusarium está afectando a toda la citricultura en Chile. Genera una muerte súbita de plantas en uno o dos meses y lamentablemente no existe una forma de control curativa”, dijo.
Por su parte, la investigadora Dra. María Alejandra Garzón, especialista en patología frutal, explicó que la enfermedad se caracteriza por una pudrición profunda de la raíz.
“Lo particular es que se trata de una pudrición seca: al cortar las raíces o el cuello de la planta no se observa goma ni exudados, sintomatología que la distingue claramente de Phytophthora y que por desconocimiento se ha confundido con esta última enfermedad", especificó.

Garzón relató que en investigaciones han abierto raíces afectadas y “no hemos visto gomas ni humedad; es una pudrición seca, con márgenes vasculares oscuros”. Añadió que esto se debe a que no es un hongo aislado, sino un complejo de especies compuesto, principalmente por Neocosmospora (antes Fusarium) solani y Fusarium oxysporum, que actúan de manera conjunta.
La investigadora subrayó que “lo preocupante es que su comportamiento en cítricos no está completamente comprendido, pero sí se sabe que su acción conjunta destruye progresivamente el sistema radicular hasta causar la muerte total del árbol”.
Las investigadoras coinciden en que se trata de un avance silencioso, sin cura y con diagnóstico tardío.
Una de las principales dificultades para enfrentar esta enfermedad es que no existen métodos de detección temprana en campo. Cuando el productor observa marchitez en la planta, el daño ya está hecho.
Mártiz enfatizó: “Tú solo ves que se marchita y muere. Una vez que el hongo entra, avanza rápido. No hay forma de detectarlo antes ni de atacar con fungicidas”.
La investigadora agregó que “benomilo, fungicida históricamente usado contra Fusarium, es hoy prácticamente inútil, dado que las especies presentes en los suelos chilenos ya presentan resistencia documentada”.
Además, todos los portainjertos utilizados actualmente en el país son sensibles. “No existe, por ahora, una variedad resistente en desarrollo en Chile ni en el mundo, ya que Fusarium en cítricos no había sido considerado un patógeno prioritario en programas de mejoramiento genético”, dijo Mártiz.
Fusarium en Chile
Consultadas sobre las razones de la propagación de la enfermedad, ambas investigadoras concordaron en un factor clave: estrés debido al cambio climático.
Mártiz explicó que en la zona norte, especialmente en la Región de Coquimbo, se han detectado suelos con altos niveles de salinidad y boro, consecuencia de la prolongada escasez hídrica. En la zona central, en cambio, abundan suelos pesados con problemas de drenaje y episodios de anegamiento.
En ese contexto “cualquier estrés en la raíz —ya sea por exceso de agua, déficit hídrico, nematodos o problemas nutricionales— abre la puerta para que Fusarium entre y colapse la planta”, expresó Mártiz.
Potencial impacto económico
Al ser una enfermedad catalogada como grave, las investigadoras señalaron que en los huertos más afectados la mortalidad llega al 20%, lo que puede significar la pérdida total de la viabilidad económica del campo.
Mártiz añadió: “No es que baje la producción. Es que la planta se muere”. En esa línea, relató que un agricultor de la Región de Coquimbo le dijo recientemente: “Estoy a punto de arrancar todo el huerto, porque la mortalidad es tan alta que ya no me es rentable”.
La investigadora María Alejandra Garzón puntualizó que Fusarium presente en los huertos chilenos no se propaga por contacto superficial; el hongo ya está en el suelo y puede activarse en condiciones de estrés sin necesidad de transporte externo.
Recomendaciones
Actualmente, no existe cura para la fusariosis en cítricos. Al respecto, la Universidad Católica está desarrollando una investigación para determinar niveles de tolerancia de los portainjertos, aunque todos están catalogados como sensibles, y desarrollando biocontroladores para aplicar a huertos comerciales. Por ahora, la estrategia debe ser exclusivamente preventiva. Las investigadoras recomendaron:
Antes de plantar
- Preparación exhaustiva del suelo.
- Mejorar el drenaje.
- Romper la compactación.
- Evitar anegamientos.
- Corregir salinidad cuando sea posible, aunque esto es complicado.
- Exigir plantas sanas desde el vivero, ojalá inoculadas con algún biocontrolador.
- Minimizar factores de estrés radicular.
- Control de nematodos.
- Manejo hídrico preciso.
- Evitar heridas en raíces.
En caso de muerte de la planta
- Arrancar la planta y airear el suelo.
- Dejar la tierra expuesta durante primavera-verano.
- Replantar posteriormente con aplicación de biocontroladores.
- Si se requiere mayor seguridad, realizar recuentosdel suelo en unidades formadoras de colonias (UFC/g) del patógeno antes y después del manejo.
“Lo más importante es estar alerta. Si se siguen muriendo plantas sin diagnóstico ni manejo, el impacto en la citricultura chilena puede ser enorme”, señaló Mártiz, quien cerró diciendo que la enfermedad ya no es aislada ni excepcional, más bien, “se encuentra en todas las regiones citrícolas y podría definir la continuidad de muchos huertos en los próximos años en Chile”.
*Fotografías gentileza Johanna Mártiz.
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