UE pone fin al sistema de derechos de plantación de uvas viníferas

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UE pone fin al sistema de derechos de plantación de uvas viníferas

El 1 de enero de 2016 entró en vigor el nuevo sistema de autorizaciones de viñedos que sustituirá al régimen de derechos de plantación vigente en la UE durante tres décadas.

El sistema de derechos de plantación de viñedos que rigió  en la Unión Europea (UE) terminó el 31 de diciembre pasado. El 1 enero de 2016 entra en vigor un nuevo modelo de autorizaciones que estará vigente hasta el año 2030.

Con este nuevo modelo, el titular del viñedo deberá contar con una autorización administrativa para poder plantar, la que ya no será transferible como ocurría con los derechos, y que tendrá  una validez máxima de tres años desde el momento de su concesión.

Para poder obtener una autorización para plantar viñedos, la norma comunitaria establece tres vías: por arranque de un viñedo, por reconversión de un derecho que tenga validez al 31 de diciembre de 2015 o bien, a partir de un cupo que se pondrá a disposición anualmente y que será como máximo del 1 % de la superficie plantada al 31 de julio del año anterior (“cláusula de salvaguarda”).

Podrán establecerse normas para la limitación de replantaciones o de nuevas plantaciones en Denominaciones de Origen Protegidas (DOPs)  e Indicaciones Geográficas Protegidas (IGPs) o, en otras zonas, en función de las recomendaciones de las organizaciones profesionales.

Algunos organismos relevantes en el mundo del vino opinaron:

  • A los viticultores no les gusta el nuevo sistema introducido en la OCM del vino (reglamento único para el sector del vino de la UE) pero al menos valoran que la UE no ha optado por la liberalización que tantos problemas ha provocado en el sector lácteo.
  • El secretario general de la Federación Española del vino (FEV), Pau Roca, cree que con la cláusula de salvaguarda, el crecimiento del viñedo europeo no sería suficiente para responder a las necesidades de vino del mercado mundial.

Entre sus dudas, Roca se pregunta cómo se van a controlar las nuevas plantaciones de viñedos calificados en las Denominaciones de origen. Para producir vinos con DO: ”Lo mejor sería delimitar, como ocurre en Borgoña, parcela por parcela lo que es apto y lo que no”, agregó.

  • Según la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), el espíritu del nuevo sistema de autorizaciones es positivo, porque busca que la oferta se ajuste a la demanda y evitar una sobreproducción o devaluación significativa de una DOP o de una IGP. Sin embargo, debería haber pormenorizado, a su juicio, el porcentaje de crecimiento anual por zonas de producción. La CECRV plantea que: “Faltan también disposiciones o garantías para evitar riesgos de crecimiento encubierto de plantaciones en determinadas zonas, vía replantaciones”, ya que la norma específica que se podrá replantar dentro de la misma explotación en la que se produjo el arranque, pero el concepto de explotación es muy amplio.
  • La  Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) organización española que también criticó en su momento lo que suponía una pérdida patrimonial importante para los agricultores, piden al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que impida la autorización de nuevas plantaciones durante los próximos dos años. “El peligro del exceso de oferta ya es  notable y, a pesar de que hemos ido salvando las campañas gracias a la exportación, ésta se ha realizado a costa del hundimiento de los precios del vino y, por consiguiente, de las uvas y de los viticultores, cuya rentabilidad ha descendido notablemente en los últimos años”, aseguran desde UPA.

El protagonismo mundial de las economías emergentes y la globalización generaron un vuelco en varios países hacia el consumo de vinos. Muchos de estos nuevos países consumidores, como es el caso de Reino Unido, Estados Unidos o más recientemente China, buscaron el abastecimiento fuera de sus fronteras y encontraron un conjunto de oferentes modernos apareciendo en escena países productores como Australia, Chile, Sudáfrica o más recientemente Argentina, que ganaron espacio basados en la exportación.

En apenas un cuarto de siglo, el comercio exterior de vinos ha duplicado su tamaño y la exportación es central en la estrategia de la gran mayoría de las empresas del mundo que buscan la expansión que no provee el mercado interno. Chile, Australia y Nueva Zelanda han visto crecer su producción entre un 100% y un 300%.

A pesar de la dura competencia que los estadounidenses, argentinos, sudafricanos, chilenos, australianos y chinos han estado creando para Europa, los países productores tradicionales siguen siendo los mayores proveedores, exportando el 58% de su producción.

Los principales países competidores de los productores de vino europeos deberán esperar algunas temporadas para ver cómo funcionará  este nuevo sistema y de qué manera podría afectar la posición que hoy tienen como exportadores.

www.portalfruticola.com/Con información de Agrimundo.cl

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