Un fondo de inversión de Abu Dabi logra la concesión del gobierno de Rabat para cultivar 700.000 hectáreas de tierras de cítricos y olivos

"No se puede ir contra la ley de la gravedad". Con esta frase resumía ayer el catedrático del departamento de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica de Valencia José María Álvarez Coque los riesgos que acechan a la agricultura mediterránea -especialmente a los productores de cítricos y tomates- por el acuerdo agrario con Marruecos que acaba de rubricar el Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE).

El pacto entre Bruselas y Rabat, que suprime barreras de entrada a los cítricos marroquíes y otras frutas y hortalizas, unido al impulso de l regadío que el reino alauita ha puesto a través del denominado Plan Verde, "dispara la especulación y las inversiones extranjeras en este país norteafricano con mano de obra barata y continuas mejoras tecnológicas en el campo dado el flujo de capital foráneo", sostiene el citado experto en agronomía.

La liberalización comercial arranca junto con el macroproyecto marroquí para reorientar su agricultura de bajos rendimientos hacia las frutas y hortalizas de regadío. El programa aspira a duplicar en 2020 la producción citrícola actual de Marruecos, para lo cual se han aprobado incentivos, como el pago de 1.070 euros por hectáreas. Esa situación atrae a grandes inversores, como un fondo de inversión del emirato árabe Abu Dabi que acaba de lograr la concesión de Rabat para cultivar 700.000 hectáreas de tierras de cítricos y olivos, según aseguró ayer el europarlamentario del grupo Los Verdes José Bové. Según Álvarez Coque, "las inversiones extranjeras en este país son imparables".

En su opinión, el Acuerdo de Asociación entre Marruecos y la UE, que incrementa los contingentes en tomates se verá compensando con mecanismos de protección como los precios de entrada, "lo que generará un efecto disuasorio". Sin embargo, con los cítricos el precio de entrada se reducirá tanto [un 30%] "sí provocará una mayor entrada de esta clase de fruta en Europa".

Sea como fuere, Álvarez Coque recuerda que durante cinco meses de cada campaña los cítricos españoles caparan el 55% del mercado, cuota de mercado "que no se resentirá". "Para competir con Marruecos -añade- urge una reforma estructural en la citricultura valenciana y apostar por las grandes organizaciones de productores".

Vía libre a las multinacionales

Para el presidente de las cooperativas hortofrutícolas de España y de la sectorial citrícola de Fecoav, Cirilo Arnandis, el acuerdo es una declaración de "competencia desleal", ya que aumenta las "distorsiones" en el mercado porque no se garantiza, por parte de Marruecos, el cumplimiento de las normas de seguridad alimentaria e impulso el "dumping" laboral. "Deja vía libre a multinacionales y a la oligarquía marroquí para cultivar más cítricos", agrega.

El Parlamento planteará batalla

El eurodiputado que redactará el informe del Parlamento Europeo sobre el nuevo acuerdo agrícola con Marruecos, el francés José Bové (Los Verdes), afirmó ayer que será "desastroso" y "un golpe duro" tanto para los productores europeos como para los marroquíes. Bové, conocido sindicalista y líder anti-globalización, será el ponente de dicho acuerdo que deberá votar el PE. El europarlamentario manifestó que con la liberalización del comercio entre la UE y Marruecos, la Comisión Europea (CE) -que negoció el arreglo-, "muestra que da siempre la prioridad a la agricultura industrial". El acuerdo "pondrá de rodillas a los productores hortofrutícolas del sur de Europa, sobre todo los de tomate", según Bové, sobre todo a los españoles, franceses, italianos y griego, que atraviesan una crisis sin precedentes.

Fuente: Levante