Chile: Maule un potencial por explotar

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Chile: Maule un potencial por explotar

La VII Región tiene grandes oportunidades para la industria frutícola; sin embargo, la concentración en algunas zonas y la falta de capacitación de los productores han frenado ese desarrollo. Algunas de las claves para despegar serían desplazarse al Maule Sur.  

El Maule es una de las regiones protagonistas de la producción frutícola nacional. En los cerca de 30 mil kilómetros cuadrados -similar a la superficie de Bélgica- la Región del Maule, es la mayor productora de cerezos, de kiwis, de manzanos, de avellano europeo e incluso de de berries como arándanos, frambuesas y moras, son algunos de sus trofeos. El potencial de la industria se evidencia en la concentración de cultivos que sólo por dar un par de ejemplos, en cerezos llega a cinco mil quinientas hectáreas plantadas (de un total de diez mil que hay en el país) y en manzanos rojos llega a 17 mil hectáreas plantadas (de un total de 28 mil a nivel nacional).

Y la región tiene potencial para más. El último Catastro Frutícola, realizado por la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias -Odepa- y el Centro de Información de Recursos Naturales -Ciren-, destaca que olivos, paltos y nogales se sienten más que cómodos en esas zonas.

Ese potencial implica una necesidad de alta cantidad de mano de obra, es decir, es sinónimo de desarrollo económico y social. Sin embargo, según la última encuesta de caracterización socioeconómica nacional -Casen-, Maule registró ser una de las regiones más pobres del país, al tener un 20,8% de su población en situación de pobreza. "Es bien sorprendente que haya salido una de las regiones más pobres de Chile en la ultima encuesta Casen, porque es una región que tiene mucho potencial frutícola con agua, suelos y gente", sostiene Antonio Walker, presidente de Fedefruta y Fruséptima.

"Tenemos la desventaja de estar en una zona intermedia entre la VI y VIII Región, donde hay muchas cosechas, y debemos competir con éstas en el tema precios, por ello la rentabilidad en los últimos años ha sido más bien estrecha. Pero ese es sólo un indicador entre varios que deben solucionarse", sostiene Walker.

Una de las causas de esta falta de desarrollo es que si bien la zona tiene potencial, se ha producido una alta concentración de las empresas en sólo algunas zonas. Hoy, la mayor parte de las compañías se ubican en Curicó, a pesar de que ciudades como Talca, Linares o Cauquenes tienen características que las hacen óptimas para la producción de pomáceas o berries. Además las ciudades poco explotadas cuentan con grandes hectáreas disponibles que se ajustan a los requerimientos de la industria. Sólo en Linares se concentra el 46% de la oferta actual de disponibilidad de tierras en óptimas condiciones para plantar.

Según el "Estudio de Inteligencia de Negocios para apoyar las Inversiones Frutícolas en la Región del Maule", realizado por la consultora International Quality Control -IQC-, que tomó como base los datos recopilados por Odepa y Ciren entre 1997 y 2007, y proyectó las posibilidades y desafíos de la industria para seguir creciendo hasta el 2015, una de las claves para despegar sería justamente ampliar el rango de las inversiones en otras ciudades y sacar mayor provecho de las oportunidades de la industria.

"En el estudio determinamos variables que han limitado la generación de modelos exitosos y descubrimos que casi el 50% está estancado porque no ha podido sacar todo el provecho al potencial productivo. Una de las razones es la centralización en Curicó. Sólo en plantas de embalaje la ciudad alberga el 79% de toda la región, dejando a Talca con un 17%, Linares con un 4% y Cauquenes con un 0,1%", explica Edgardo Lobos, gerente de Operaciones y Desarrollo de IQC.

El 50% de estancamiento que indica el estudio está relacionado con la falta de instrucción educativa de los productores. Se estableció una correlación estrecha entre los años de estudio y la productividad. Casi la totalidad de quienes tenían estudios técnicos o superiores y dirigían una producción, sacaban un provecho cercano a lo óptimo en sus lotes. Lo opuesto ocurría con la mitad que no había concluido sus estudios.

"Los productores más estancados eran personas que no terminaron su educación media. En cambio, los que van en crecimiento tienen estudios técnicos o universitarios", indica Pedro Pizarro, coordinador del estudio de IQC.

Otras diferencias que detectó el estudio tienen que ver con la inversión en infraestructura, posibilidades de capacitación y acceso a mano de obra. Por la centralización en zonas como Curicó, estos indicadores terminan cojeando al hablar a nivel global de la región.

La infraestructura y plantas se concentran en la carretera 5 Sur hacia el norte del Maule, los programas de capacitación por tanto también apuntan a zonas como Curicó y la mano de obra se ha desplazado a las urbes por lo mismo. Eso ha producido un efecto similar al de "una bola de nieve", donde la falta de inversiones en zonas potencialmente atractivas dificulta la situación para toda la industria.

Según el estudio de IQC, si la región quiere seguir creciendo y consolidarse como zona frutícola hacia 2015, debe tener en cuenta esos parámetros.

"El sector frutícola en el Maule no genera difusión sobre expectativas del sector, pese a ser una de las principales regiones exportadoras. Eso debe cambiar y debe generarse un trabajo orientado a subsanar dichas dificultades", indica Lobos.

Otro "talón de Aquiles", serían las prácticas sobre degradación de suelos. Actualmente un alto porcentaje de suelos están en proceso precipitado de degradación y no hay políticas intensivas y masivas que promuevan subsanar ese problema.

En ese sentido, la sustentabilidad, teniendo en cuenta parámetros que están tomando fuerza en el mundo, tales como la huella de carbono, la huella del agua, el nivel de certificación y los acuerdos de producción limpia, serían claves si de aquí a 2015 la industria quiere despegar con fuerza y consolidar su lugar en el rubro frutícola.

"Esos aspectos son potenciadores del desarrollo, ya que pueden generar valor agregado e identidad de la región", sostiene Lobos.

Para seguir siendo competitivos hacia el año 2015, el Maule tendría que crecer un 94%, instalando alrededor de 54 mil hectáreas de fruta. Pero eso no pasa sólo por llegar y plantar.

El crecimiento debe ir acompañado con un seguimiento en todas las aristas clave como capacitación, educación, inversión en plantas de frío y proceso, industrialización y mecanización. Además es fundamental identificar el futuro de cada cultivo y las variedades que mejor se ajustan a cada región geográfica, más aún con las posibilidades que ofrece el Maule Sur.

Con las condiciones dadas y las oportunidades de inversión establecidas, todo está en manos de las empresas. Los expertos dicen que teniendo en cuenta los indicadores descritos, el Maule es una apuesta segura, que además permitiría a Chile fortalecer su propósito de ser potencia agroalimentaria y posicionaría la industria de la fruta en la VII Región, como una de las claves en el país.

Olivos, paltos y nogales se vislumbran con un potencial interesante.

79% de las plantas de embalaje están en Curicó. La concentración atenta contra el desarrollo.

El sector está estancado en un 50% de su potencial. Una causa es la falta de capacitación.

 Maule Sur: consejos de los expertos

Hay un potencial muy grande en las zonas de Talca y Linares y lo que viene es un desarrollo en Maule Sur, donde en el último tiempo se han plantado con mayor intensidad manzanos y cerezos", explica Patricio Toro, director regional de Fruséptima.

Siendo los olivos un cultivo con proyecciones de crecimiento, se podría llegar a una denominación de origen para el aceite de oliva.

En Linares, existe un gran potencial para invertir en plantas de congelados, en especial para berries como frambuesas, mora y arándanos.

Las frutillas, con procesos de industrialización, se podrían fácilmente posicionar fuera del país.

La industria de deshidratados no requiere grandes inversiones y existe una demanda creciente en el mundo por ejemplos para nueces y avellanas.

Los orgánicos también permitirían a los procesadores, acceder a mejores precios en cultivos como frambuesas y arándanos.

En Chile hay muchas hectáreas de cerezas plantadas, a punto de entrar en producción. Es clave para los inversores adelantarse y apostar por el embalaje.

Hay que mecanizar los procesos, invertir en sistemas de frío, en almacenaje, en energías renovables y en laboratorios de análisis, principalmente en las zonas potenciales del Maule Sur.

Otra clave está en certificar los viveros y apostar por la importación de material genético porque hoy, mucha de la pérdida de productividad se debe a eso.

Faltan proveedores más cercanos de fertilizantes y agroquímicos. Según el estudio de IQC, un 91% de los productores estimaron que la cantidad y accesos de los insumos en Maule, son insuficientes.

Fuente: Revista del Campo

Portal Fruticola

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