Sistema frontal con lluvia y granizo en primavera: el llamado a los productores es a la prevención

El sistema frontal que afectó a la zona centro-sur de Chile durante el fin de semana del 20 de septiembre dejó lluvias, granizos y fuertes vientos que generaron preocupación en el sector frutícola. Aunque las precipitaciones no fueron homogéneas en todas las regiones, sí dejaron algunos efectos en cultivos que atraviesan etapas clave de su desarrollo, específicamente la floración y cuaja de la fruta.
Las precipitaciones más intensas se registraron entre las regiones de Valparaíso, O’Higgins y del Maule. Al respecto, Portalfruticola.com conversó con el presidente de la Federación Gremial Nacional de Productores de Fruta de Chile (Fedefruta), Víctor Catán quien indicó que las precipitaciones fueron variables en las distintas zonas, desde 5 hasta más de 70 milímetros.
A juicio de Catán, es un evento climático considerado normal para la época, pero no por ello exento de riesgos y llamó a los productores a intensificar el monitoreo sanitario y revisar el protocolo de manejo.
Recalcó la importancia de actuar con rapidez para prevenir enfermedades fungosas, especialmente en frutales que se encuentran en floración o inicio de cuaja, como los carozos. "Hay que revisar y volver a revisar", enfatizó el dirigente gremial, quien también abordó la necesidad de evaluar raleos y reforzar la nutrición de los huertos tras el paso del sistema frontal.
Por su parte, la docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigadora en fisiología vegetal, Marlene Ayala, indicó a Portalfruticola.com que "hubo lluvia y granizo, aunque de manera muy localizada. En algunas zonas, como el Ñuble, el impacto fue mayor”.
Según Ayala, el mayor problema se presenta en frutales que están en plena floración o en etapas tempranas de cuaja, como nectarinos, cerezos y algunos perales.
Sumado a ello, la investigadora indicó que la humedad en las flores dificulta la polinización, especialmente si el polen se moja o si las abejas no pueden salir a trabajar debido a las condiciones climáticas. “Esto puede traducirse en una menor cuaja y, eventualmente, una baja en los rendimientos”, puntualizó.
Especificó que la combinación de humedad y temperaturas primaverales genera condiciones propicias para la aparición de enfermedades fungosas y bacterianas. “Es muy probable que ahora los productores estén aplicando productos foliares para prevenir infecciones como botrytis o monilia”, explicó Ayala. Esta situación no solo eleva el riesgo sanitario, sino que también incrementa los costos del programa fitosanitario, afectando la rentabilidad del cultivo.
Detalló que en algunas zonas donde se registraron granizos, hubo daño físico directo sobre las hojas, la madera y los frutos. “El granizo marca los frutos, especialmente aquellos que ya estaban cuajados. Esos daños muchas veces son irreparables y llevan a descartar una parte importante de la producción”. Comentó que en algunos casos, el daño podría superar el 50% de la fruta, especialmente si el granizo fue de alta intensidad.
La docente también se refirió al impacto que estas lluvias pueden tener sobre la temperatura del suelo, factor crucial en primavera para activar la raíz y facilitar el desarrollo vegetativo del árbol. “La lluvia puede enfriar el suelo y retrasar el paso desde la floración al crecimiento del fruto, afectando el desarrollo normal del cultivo”, explicó.

Fotografía referencial - archivo.
Recomendaciones ante la presencia de un sistema frontal
Respecto a las medidas de manejo, Ayala destacó que los cultivos que contaban con protección física, como cubiertas plásticas o techos, se vieron beneficiados, ya que estos sistemas ayudan a evitar la humedad directa sobre flores y frutos, y pueden, incluso, amortiguar el impacto del granizo. Sin embargo, reconoció que en Chile aún no es habitual el uso de mallas antigranizo, a diferencia de países como Argentina.
En cuanto al manejo post-evento, recomendó evaluar los daños con precisión en los próximos días. “El granizo daña incluso cuando no se ve de inmediato. Muchos productores pueden pensar que no hubo daño, pero con el correr de los días empezarán a notar los efectos”, advirtió.
Frente a la posibilidad de nuevas lluvias, que ya se pronostican para el viernes 26 de septiembre, Ayala llamó a fortalecer la preparación del sector frente a eventos climáticos cada vez más frecuentes y erráticos.
“Este mes ha sido especialmente duro: heladas, lluvias, granizadas y trombas. Es un llamado de atención para implementar más medidas de mitigación y protección climática, sobre todo en un mes clave para los frutales”, manifestó
Asimismo, el presidente de Fedefruta dijo que el nuevo sistema frontal proyectado para este fin de semana sería prevé de menor magnitud y sin riesgo de heladas, según la información más reciente que maneja el gremio.
Finalmente, la experta advirtió sobre el impacto desigual de estos fenómenos, especialmente para los pequeños agricultores. “Muchos no cuentan con sistemas de pronóstico o infraestructura de protección. Este tipo de eventos los deja en una situación crítica”, concluyó.
A inicios de septiembre, el agroclimatólogo de la Universidad de Talca, Patricio González Colville, advirtió que septiembre sería un mes de transición entre el invierno frío y seco y un período cada vez más cálido y árido: “Es un mes de bisagra, donde aún pueden ocurrir sistemas frontales, heladas tardías y alternancia de días fríos y cálidos. La recomendación es tener precaución, sobre todo porque los cultivos se encuentran en floración”.
Además, señaló que a partir de octubre se espera que comiencen a predominar los días de calor, con temperaturas extremas que podrían alcanzar entre 25°C y 33°C, tendencia ya observada en primaveras anteriores bajo influencia de La Niña.
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