Chile: Entregan resultados preliminares de primer estudio de competitividad de sector frutícola

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Chile: Entregan resultados preliminares de primer estudio de competitividad de sector frutícola

Se dieron a conocer los resultados preliminares del primer estudio de competitividad de la industria chilena de la fruta fresca, “2030: Juntos, Nuestra Fruta Valdrá Más”.

La iniciativa busca mejorar la competitividad relativa y la proyección tecnológica de la industria frutícola chilena respecto a sus competidores, y los efectos que se generarán en la actividad agrícola y sus trabajadores en un espectro de 3, 5 y 10 años. Asimismo, destaca el aporte a esta iniciativa que están realizando las empresas Anasac y Mediterranean Shipping Company (MSC).

Es liderada por la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile AG (ASOEX), con el apoyo de la Federación de Productores de Frutas de Chile (Fedefruta), y el Gobierno de Chile, a través del Ministerio de Agricultura, Odepa, ProChile y el Sence.

“Estamos siendo testigos de un hecho histórico”, afirmó Ronald Bown, presidente de ASOEX, la asociación de exportadores de Chile.

“En mis casi 33 años de trayectoria en la fruticultura chilena, no habíamos concordado, como entidad, realizar una prospección, con la debida profundidad y proyección, respecto del futuro de nuestra actividad y respondernos preguntas tan básicas por una parte, y tan profundas por otra, que nos permitan proyectarnos al futuro con una mayor certeza respecto de lo que éste nos depara”, explicó.

Lo anterior se dio en el marco de los Ciclos Regionales Frutícolas de ASOEX 2019, en el evento que se llevó a cabo el 26 de septiembre.

Por su parte, Jorge Valenzuela, presidente de Fedefruta indicó “que este es el punto de inflexión que necesitábamos en la industria. Creemos que nos hemos quedado un poco atrás en mirarnos internamente y ver qué nos falta, qué medidas debemos tomar y cómo lo tenemos que hacer”.

El estudio

Rodrigo Martínez, vicepresidente de Matrix Consulting, dio a conocer algunos de los resultados preliminares del estudio “2030: Juntos, Nuestra Fruta Valdrá Más”.

El profesional comenzó destacando el importante crecimiento de la población mundial (+12%) y en el consumo per capita de alimentos  (+18%) que se estima para el año 2030, y en específico para el consumo de frutas y verduras (+80%) lo que es una excelente oportunidad para Chile.

Martinez, destacó, además que el estudio se centrará en trece especies frutícolas: manzanas, unas de mesa, kiwis, paltas, peras, cerezas, ciruelas, arándanos, naranjas, limones, mandarinas y clementinas, nectarinas y carozos (damascos y duraznos).

El profesional precisó que preliminarmente “los desafíos de la industria frutícola chilena se pueden clasificar en cinco dimensiones de competitividad como: factores productivos, consumidores y mercado, industria de soporte, coordinación sectorial, y Estado”.

En el ámbito de los “Factores Productivos”, el vicepresidente de Matrix destacó algunos de los principales desafíos, tales como: una curva de producción a plena cosecha más lenta que los competidores; recursos climatológicos marcados por déficit de precipitaciones y aumentos de temperaturas; tecnologías de producción como la biotecnología genética, agricultura de precisión, automatización y robótica, requieren de mano de obra calificada y una mayor conectividad rural, entre otros.

En la dimensión de “Consumidores y Mercados”, destacó la reducción de las ventanas comerciales, históricamente abastecidas por Chile, producto de una mayor competencia de otros orígenes y también de  producción local.

En la dimensión de “Industria de Soporte”, relevó la concentración logística de los puertos de Valparaíso y San Antonio (80% de las exportaciones de frutas), y que se ve afectada por situaciones de conflicto  laboral y paros. También en materia logística,  la distancia entre los puertos chilenos y los mercados de destino sitúa al país en una situación que debe ser abodarda respecto a los competidores, destacando los esfuerzos realizados por las empresas para reducir los tiempos de tránsito para los embarques de cerezas a China.

Asimismo, el representante de Matrix, precisó que la apertura comercial de Chile es una ventaja competitiva que se ha reducido, por cuanto los competidores gozan, cada vez más, de estas mismas condiciones de accesos arancelarios a los mercados.

En la dimensión “Estado”, el profesional destacó  la falta de presupuestos adecuados del Minagri y el SAG para poder afrontar desafíos fitosanitarios del país, bajo una estrategia de largo plazo y la necesidad de una mayor participación del sector privado.

Si bien las dimensiones descritas revisten importantes desafíos, Rodrigo Martínez señaló que “en cada una de estas dimensiones de competitividad hay casos de éxito de la industria chilena de la fruta que invitan a la esperanza y apuntan a una reacción del sector”,  a lo cual, agregó, se adicionan significativas ventajas que también marcan un positivo escenario para el sector.

Martinez comentó que el diagnóstico tiene un avance de más de un 50% en cuanto a entrevistas e información entregada por actores claves de la industria chilena y actores internacionales, determinados para esta primera parte del estudio; quedando por definir con mayor claridad los temas de competitividad que afectan al sector.

Expositores y Panel

El ciclo regional contó además con las exposiciones de Víctor Grimblatt director y Gerente General de Synopsys Chile; Raúl Menjibar, Socio Fundador de Porta; Rodrigo Quevedo, Director General de Robotics Lab, y  Sergio Melnick, ingeniero comercial, consultor y conferencista, quien además fue el moderador del panel, en el cual participaron todos los expositores del evento.

Los panelistas abordaron temas claves sobre el uso de tecnologías como la robótica, el internet de las cosas, la inteligencia artificial en el sector, coincidiendo en que éstas llegaron para quedarse y avanzar aún más, por lo tanto, deben ser adoptas por la industria como herramientas para mejorar cada proceso de la fruta y apoyar la labor de los trabajadores.

Agregaron, asimismo, la importancia que reviste una mayor coordinación y articulación entre las universidades, las empresas productoras y exportadoras de frutas, y el Estado, para que los desarrollos que se están realizando a nivel tecnológico respondan a las necesidades reales del sector.

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