Banano en Argentina: INTA investiga el control biológico para combatir la Sigatoka

Banano en Argentina: INTA investiga el control biológico para combatir la Sigatoka

En Argentina, un equipo de investigadores del INTA en Formosa desarrolla una línea de trabajo que busca transformar el manejo sanitario del cultivo de banano en el nordeste del país.

La iniciativa apunta a reemplazar, o al menos reducir de manera significativa, el uso de fungicidas químicos mediante la aplicación de agentes de control biológico para combatir la Sigatoka amarilla (Mycosphaerella musicola), una enfermedad que afecta tanto la productividad del banano como la calidad del fruto.

Al respecto, el investigador del INTA y referente del proyecto, Gerardo Tenaglia, explicó que "este trabajo de investigación constituye el paso inicial para la selección de agentes de biocontrol. Los aislamientos más prometedores serán evaluados en condiciones de campo para el desarrollo de insumos sostenibles”.

Especificó que la estrategia se basa en el uso de agentes de control biológico (ACB), organismos que presentan una acción antagónica frente a patógenos del banano. En este caso, el foco está puesto en cepas del hongo Trichoderma, conocido por su capacidad para inhibir enfermedades, promover el crecimiento vegetal y adaptarse a condiciones ambientales adversas.


Argentina: Impulsan el control biológico en cultivos de banano para reducir el uso de fungicidas


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Investigación en cuatro cepas

Los resultados preliminares son alentadores. Hasta ahora, cuatro cepas evaluadas han mostrado diferencias significativas en variables agronómicas y fitosanitarias, incluso con una reducción del 50% en la dosis de fertilizantes.

“Aún no podemos asegurar si el efecto de Trichoderma es directo sobre la Sigatoka o indirecto, a través de la promoción del crecimiento y la inmunidad de la planta, pero los resultados son consistentes y muy prometedores”, señaló Tenaglia.

El impacto del proyecto no se limita al plano productivo. “El control biológico representa un beneficio directo para las familias agricultoras”, destacó el investigador.

La disminución en el uso de productos químicos mejora las condiciones de trabajo y abre la posibilidad de ofrecer una fruta de mayor calidad, con valor agregado y mejor aceptación en mercados diferenciados.

Agustina Aponte, licenciada en Ciencias Biológicas, becaria del Conicet y doctoranda en la Universidad Nacional de Salta, explicó que una de las principales ventajas de Trichoderma es su alta capacidad de esporulación.

“Las esporas funcionan como estructuras de resistencia que le permiten sobrevivir en ambientes difíciles y mantener su viabilidad por mucho tiempo”, explicó.

Además, la aplicación del hongo resulta sencilla y accesible para los productores de banano. “Se prepara un caldo con agua limpia y la concentración adecuada de la cepa, que se aplica en campo con medio litro por planta. Es un procedimiento que puede incorporarse fácilmente al manejo cotidiano”, detalló Aponte.

En paralelo, el equipo desarrolló protocolos de cultivo, metodologías de evaluación y análisis estadísticos que permitirán consolidar un modelo regional de biocontrol adaptado al ambiente subtropical del NEA. Durante la campaña 2025-2026, cinco cepas seleccionadas son evaluadas en parcelas de mayor escala para confirmar su efectividad y ajustar la metodología de aplicación.

El proyecto comenzó en 2019 con la conformación de un equipo interdisciplinario e interinstitucional que integra especialistas en genética, microbiología, fitopatología y estadística.

El INTA lidera los ensayos a campo, la selección de sitios de muestreo y el análisis de los resultados, con la mirada puesta en una producción de banano más eficiente, sustentable y con menor impacto ambiental.


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