Pistacho en Chile: "El potencial está, pero falta profesionalizar la industria"
No cabe duda: el pistacho está de moda. Hoy se puede ver un sin número de preparaciones en base al fruto seco de color verde. Pero más allá de ser tendencia, es importante conocer la experiencia de un productor en Chile.
Con 25 hectáreas plantadas, José Antonio Maiza, gerente general de Asesoría e inversiones Navarra y del fundo Perquilauquen, relata un camino de ensayo, error y perseverancia en un rubro que aún está en pañales, pero con un enorme potencial.
Maiza señaló a Portalfruticola.com que lleva ocho años apostando por el cultivo del pistacho, con una historia cargada de riesgos y con una pasión por la innovación.
Maiza es ingeniero comercial de profesión. Trabajó durante años en la minería, hasta que decidió dejarlo todo para dedicarse al campo. “Siempre me gustó el campo, desde chico. Cuando tuve la oportunidad, me compré un terreno y empecé con avellanos. Pero después quise probar algo distinto, algo que no todos estuvieran haciendo”, cuenta. Así llegó al pistacho, un cultivo prácticamente desconocido en Chile.
Comenzó hace ocho años con 10 hectáreas y hoy cuenta con 25. Reconoce que el proceso ha requerido paciencia, viajes y aprendizaje. “He estado en plantaciones en Argentina y en Estados Unidos, donde me enseñaron mucho. Este camino ha sido bien tortuoso, pero he insistido porque creo que el potencial está”, afirma.
Desafíos del pistacho en Chile
El consumo del pistacho ha ido en aumento en los últimos años, impulsado por productos como el conocido chocolate Dubái, que mezcla chocolate con pistacho. Esta tendencia ha generado una verdadera escasez del fruto en los principales países productores.
En ese contexto, es importante mirar qué pasa en Chile. A juicio de Maiza, “la industria aún no despega. Ni siquiera estamos en pañales”, sostiene. Consultado sobre los desafíos del sector, puntualiza: “El problema de fondo es que no existen viveros que te vendan plantas certificadas ni injertos adecuados. Te prometen, pero no te aseguran nada”.
Reiteró que “el desarrollo del cultivo depende de que los viveros apuesten por traer y certificar plantas de calidad. Hasta que no tengamos eso, no habrá expansión real”.

El productor explica que el éxito del pistacho depende de tres factores críticos: tener el clima y el suelo adecuados; contar con las variedades correctas —como los patrones UCB1 y los injertos Golden Hill o Lost Hill, líderes en California—; y una base técnica profesional que en Chile todavía no existe.
En cuanto a los requerimientos agronómicos, añade que “el pistacho necesita entre 800 y 1.000 horas frío, pero también mucho calor. No sirve cualquier suelo; los húmedos o gredosos le hacen mal. Es un árbol amigo de la piedra y de los suelos profundos”.
Mercado local
El aumento del consumo y que la industria a nivel mundial no puede responder al 100% a esa demanda, hacen del pistacho un negocio tentador.
“El mercado interno está completamente desabastecido. Te pagan lo que pidas. Hoy los pistachos que se venden en Chile vienen de Estados Unidos o China, de segunda o tercera calidad”.
En cuanto a la rentabilidad del negocio, Maiza recuerda que el primer año de producción vendió su cosecha a un comerciante local a US$7,50 por kilo con cáscara, “un precio atractivo comparado con otros frutos secos. El problema no es vender, el problema es producir bien”.
Innovación y mecanización
Uno de los aspectos que más lo entusiasma del pistacho es la posibilidad de cosechar de forma mecanizada. “Me gustan los cultivos automatizados. El pistacho se cosecha con la misma máquina de los nogales: remeces el árbol, cae la fruta y la recoges. Todo limpio, eficiente, sin depender de cuadrillas grandes”, explica.
Maiza quiso enviar un mensaje a quienes estén pensando en seguir su camino: “Hay que tener paciencia y perseverancia. El precio siempre va a ser bueno, la demanda no deja de crecer. Pero esto requiere meterse de verdad, estudiar, viajar, aprender”.
También quiso poner un punto sobre la mesa: “En Chile no hay agrónomos especialistas en pistacho aún”. A su juicio, esta es una de las principales tareas pendientes para que Chile pueda lograr un desarrollo productivo de relevancia.
A pesar de las dificultades, Maiza no piensa bajar los brazos. “Muchos me dijeron que sacara las plantas y pusiera otra cosa. Pero ¡no! Tengo lo más importante: el clima y la convicción. Sé que cuando esta industria madure, el pistacho será un gran cultivo para Chile”.
*Fotografías gentileza José Antonio Maiza.
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