Más horas de polinización y mejor salud de las colmenas: la ciencia detrás de la tecnología de Beeflow

El papel que desempeñan las abejas melíferas en la agricultura es esencial, especialmente en cultivos que no son autopolinizantes. Este es el caso de las almendras, por ejemplo, donde una disminución en la población local de abejas afecta directamente el rendimiento de los árboles. California abastece el 80% de las almendras del mundo, y cada una de las que consumes existe porque una abeja polinizó una flor.
Por eso no sorprende que los productores de cultivos dependientes de polinizadores hayan buscado y contratado desde hace tiempo servicios especializados para maximizar la polinización. Lo que sí sorprende es que la investigación sobre sistemas de polinización se haya mantenido estancada por años, aun cuando algunos estudios muestran que las parcelas con polinización de precisión reciben en promedio un 70% más de visitas de abejas a las flores.
“Los productores han estado manejando la polinización de una manera muy informal”, dice Matías Viel, CEO de la empresa de servicios de polinización Beeflow. “En 2016 descubrí que había mucho conocimiento en el ámbito académico y muy poca transferencia de ese conocimiento a la industria”.
Polinización de nueva generación, a la medida
Beeflow se asocia con apicultores locales para brindar una estrategia de polinización a los agricultores. El servicio se adapta a las variedades y genética de cada cultivo, considerando detalles como la forma de la flor y la cantidad de polen. La compañía trabaja con varios cultivos, incluidos arándanos, frambuesas y almendras.
Una vez recopilados los datos iniciales, explica el CEO, la empresa alimenta a las abejas con una de sus dos moléculas patentadas, diseñadas para “mejorar la salud de las abejas y su desempeño polinizando cultivos”.

Matías Viel, CEO de Beeflow.
Los dos productos abordan dos características clave de las abejas que afectan directamente la polinización: su resistencia al frío y su capacidad de atención.
Las abejas no gustan de las bajas temperaturas y prefieren quedarse dentro de la colmena en invierno. Sin embargo, si los polinizadores no salen a dispersar polen debido a ráfagas de frío, Beeflow las alimenta con su primera tecnología patentada, Max Poll, en lugar de su habitual mezcla de agua y azúcar.
Al fortalecer el sistema inmune de las abejas, Viel afirma que los insectos tienen más energía para polinizar en climas fríos, aumentando las horas de polinización a temperaturas inferiores a los 10°C.
“En lugar de que las abejas comiencen a polinizar al mediodía, empiezan a volar más temprano, incluso cuando hace frío”, dice Viel.
Condicionamiento pavloviano… pero con abejas
El segundo potenciador de Beeflow incrementa la atracción de las abejas hacia cultivos específicos condicionando su memoria con ciertos aromas. Estos líquidos se suministran a la colmena a través de un alimentador y no afectan la salud de las abejas, según la empresa.
“Desarrollamos fragancias para alimentar a las abejas y ayudarles a asociar la comida con un aroma específico”, explicó Viel.
Un total de 36 ensayos de campo de Beeflow en Estados Unidos mostraron un 18% más de visitas a flores de arándano cuando las abejas son manejadas bajo polinización de precisión, en comparación con métodos convencionales. Asimismo, los vuelos a temperaturas subóptimas aumentaron siete veces.
Este es un nuevo horizonte para una industria que, según Viel, ha permanecido estancada por mucho tiempo y necesita crecer en términos de innovación.
“Cada vez más productores están empezando a entender que la polinización debe evolucionar hacia lo que yo llamo polinización 2.0”, explicó Viel.
“El riego por goteo llegó a la agricultura hace unos 50 años y antes regábamos los cultivos con otros métodos. Nosotros estamos desarrollando una innovación tan grande para la agricultura como lo fue el riego por goteo”, concluyó.
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