La citricultura uruguaya mide por primera vez su huella ambiental y los resultados son alentadores

La citricultura uruguaya alcanzó un hito a mediados de julio, con la presentación de los resultados de la primera medición de huella ambiental del sector. Este trabajo, de carácter inédito, permitirá establecer una línea de base técnica y confiable sobre el impacto ambiental de la producción de cítricos en el país.
La presentación se realizó en la sede del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) en Salto Grande, con la participación de productores, técnicos y referentes del rubro. Esta estuvo a cargo de la Ing. Agr. (PhD), María Inés Cabot, líder del proyecto.
La iniciativa, presentada por la Unión de Productores y Exportadores Frutihortícolas del Uruguay (UPEFRUY), fue financiada por el Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA) del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y contó con la colaboración del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, la Facultad de Agronomía (Universidad de la República) y la Universidad Politécnica de Valencia.
“Lograr la cuantificación de la huella ambiental de la citricultura nacional (que incluye la huella de carbono y la huella hídrica, entre otros impactos) y que esté al nivel de los informes de huella ambiental presentados en otros sectores, es un hito”, dijo Cabot.
Estudio y resultados de la huella ambiental
El estudio analizó 376 cuadros de producción de naranjas, mandarinas y limones de seis empresas del norte y del sur del país.
“Fue clave el apoyo del sector productivo para poder relevar los datos y hacerles el seguimiento correspondiente”, apuntó Cabot.
Los datos revelaron que la huella de carbono del sistema citrícola es de 0,17 kg de CO₂ equivalente por kilo de fruta y 2.080,78 kg por hectárea, considerando solo la etapa de campo. Si se incluye el proceso de packing, el total asciende a 172,08 kg CO₂ eq/ton, lo cual es comparable —e incluso mejor— que promedios internacionales.
“Este valor es muy positivo. Refleja que Uruguay está en niveles similares —o incluso inferiores— a los de otros países productores. Es un punto de partida sólido para seguir mejorando y marca un antes y un después para el sector”, destacó Cabot, en declaraciones recogidas por el medio uruguayo El País.
En cuanto a la huella hídrica, se registró un promedio de 0,28 m³ equivalentes por kilo de fruta y 2.552,33 m³ por hectárea, aumentando a 279,39 m³ eq/ton al considerar el packing.
Noticia relacionada:
Nuevo destino para los cítricos uruguayos: exportaciones a Filipinas ya son una realidad
Noticia relacionada:
Cítricos uruguayos: el sector proyecta exportar 130.000 toneladas para 2028
Puntos críticos y soluciones tecnológicas
El estudio sobre la huella ambiental detectó como principales fuentes de impacto ambiental el uso de fertilizantes y la maquinaria agrícola. Ante esto, se presentaron medidas de mitigación concretas, incluyendo mejores prácticas de manejo del suelo, uso de coberturas verdes, mulch orgánico, y zonas de amortiguación para proteger cursos de agua.
La Ing. Agr. (Dra.) Joanna Lado, investigadora de INIA, dijo que que estas tecnologías, muchas ya disponibles localmente, permitirán a las empresas reducir pérdidas, optimizar el uso del agua y minimizar la contaminación.
Como parte del proyecto, también se diseñó la primera calculadora de huella de carbono para cítricos adaptada al sistema uruguayo, permitiendo a las empresas estimar su impacto ambiental de forma sencilla y precisa.
A nivel metodológico, otro logro del proyecto fue haber obtenido factores de emisión concretos para Uruguay que permiten cuantificar las pérdidas de nitrógeno de forma más precisa.
Desde INIA destacaron que el estudio aporta datos concretos y comparables internacionalmente,y establece las bases para una citricultura más competitiva y diferenciada por su compromiso ambiental.
Noticia relacionada:
Uruguay impulsa la innovación genética en cítricos con proyección internacional