Avellano europeo en Chile: cultivo con proyección y desafíos

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Avellano europeo en Chile: cultivo con proyección y desafíos

Desde los primeros huertos destinados al cultivo de avellano europeo en Chile a inicios de los 2000, hasta superar las 100.000 toneladas anuales, el cultivo ha experimentado un desarrollo acelerado y prometedor. 

El ingreso de AgriChile como principal comprador de la fruta, sumado a la incorporación de inversionistas y condiciones agroclimáticas favorables han impulsado a la industria, consolidándose como una alternativa rentable frente a cultivos tradicionales. 

Cristián Parra, gerente de Inversiones Agrícolas Jeleila Ltda., y presidente de la Gobernanza Agrícola de la región de Los Lagos, con más de 25 años en el rubro, analizó el presente y futuro del sector, destacando el rol de actores clave como AgriChile, la evolución tecnológica de los huertos, la necesidad de sostenibilidad y la importancia de fortalecer el ecosistema gremial y técnico para evitar repetir errores de otras industrias frutícolas.

En conversación con Portalfruticola.com, relató que comenzó la producción de avellano europeo haciendo historia, en el año 2000, una vez que AgriChile abrió el poder de comprador de fruta y la venta de plantas de vivero.

El cultivo se extendió a la zona de Gorbea, en Temuco, después a la región del Maule y del Ñuble. “Ahora el crecimiento ha sido el esperado, con tasas anuales que han ido de 1.000 hectáreas a 1.500 hectáreas de plantación al año”, detalló, añadiendo que se proyecta que la cantidad de hectáreas siga creciendo, pudiendo llegar a tasas de 2 mil a 3 mil hectáreas. 

En ese sentido, puntualizó que los sistemas de producción del cultivo han ido cambiando, ya que el avellano necesita riego. Al respecto, dijo que actualmente las densidades son mayores a las iniciales, “por lo tanto ya no es un cultivo que costaba 3 millones de pesos plantarlo por hectárea. Hoy en día es eso, más las plantas, más el riego y la preparación de suelo”.

A su juicio, el crecimiento del sector se verá estimulado por los precios obtenidos y la estabilidad, pero subrayó que, "como todos los cultivos, el buen  precio no es permanente en el tiempo; la situación que tenemos este año de buenos precios es porque otro país (Turquía) dejó de producir”. 

Con el contexto de una industria en crecimiento, apoyado por buenos precios, Parra especificó que el valor de este año para la variedad Barcelona está en los 3,22 dólares y para Giffoni es 4,2 dólares. 

Explicó que el precio de los años anteriores para Barcelona estuvo entre 2,2 a 2,3 dólares y para Giffoni 3,3 a 3,4 dólares de la divisa estadounidense.

“Turquía es el principal productor de avellano europeo, por lo que dada la condiciones climáticas que afectaron su producción, se proyecta que los precios se mantendrían o podrían subir”, acotó.  


Avellano europeo en Chile: cultivo con proyección y desafíos


Producción de avellano europeo en Chile 

Poco a poco Chile ha ido ganando presencia en la producción de avellano europeo. Parra indicó que hace 10 años el país no aparecía en los registros y poco a poco ha ido subiendo.

“Diría que con la producción de este año, pasamos las 100.000 toneladas". Explicó que este aumento se debe al crecimiento de las hectáreas plantadas y los rendimientos. 

Comentó que Chile es, hoy por hoy, el país donde mayor kilos por hectárea se obtienen. “Estamos muy similares a los rendimientos por hectárea que tiene Estados Unidos, pero se quedó atrás en la superficie”.

Focalizados en Chile, acotó que en la región del Maule, Ñuble, Biobío, y La Araucanía tienen una mejor primavera, por lo tanto menor presencia de heladas. Eso significa una mejor cuaja de fruta.

Manifestó que en la región de Los Lagos, los promedios están entre 2.000 a 2.500 kilogramos por hectárea año y en el Ñuble, Maule, Biobío pueden estar entre 3.500 hasta 4.000 kilogramos algunos años.

Temporada 

Parra subrayó que este año es excepcional, ya que “se alinearon todos los astros, para que nosotros tuviéramos un muy buen rendimiento en todas las zonas productivas de avellanas”. 

“Esto no es algo generalizado que se va a repetir todos los años -dijo Parra-, ya que se pueden generar falsas expectativas, porque este año tuvimos una primavera libre de heladas, pero también podemos tener años de bajo rendimiento, como hace 2 años atrás que nos tuvimos 1.200 y a 1.500 kilogramos de promedio por hectárea en la zona sur de Chile”.

A nivel de proyección se planteó la siguiente pregunta: ¿cuál es el techo de Chile en el cultivo? Explicó que la opinión de la industria es que al parecer el país no tendría tope: “No tiene techo porque cada vez que AgriChile deja de comprar un porcentaje a Turquía, son miles de hectáreas nuestras”. 

Se calcula que Chile debería llegar sobre las 100.000 hectáreas plantadas de aquí a 2035. Explicó que son grandes inversionistas y productores pequeños quienes están plantando el cultivo. 

"Creo que todavía hay espacio para crecer; falta que lleguen más empresas internacionales". Añadió que “hay que reconocer que AgriChile ha sido una empresa muy transparente y ha cumplido sus compromisos económicos”. 

Al respecto acotó que existen inversionistas internacionales interesados en el cultivo, así como también productores de leche, que están destinando hectáreas para la producción de avellana, “porque te das cuenta que es más rentable 1 hectárea de avellanas que 1 hectárea destinada a la producción de leche”. 

El 90% de la fruta que se está produciendo en Chile, es comprada por AgriChile. 


Avellano europeo en Chile: cultivo con proyección y desafíos


Avellana de calidad 

Con el contexto que existe una buena producción de avellanas en Chile, el presidente de la Gobernanza Agrícola de la región de Los Lagos, analizó los parámetros que indican que una avellana es de calidad. “Uno de ellos es cómo se produce en el campo, por lo que debe tener trazabilidad, para saber de dónde viene esa avellana y cómo se produce”. 

Otro de los estándares importantes es la humedad. "Toda la fruta se entrega con un 6% de humedad. Otro parámetro es la ausencia de hongos, tanto internos como externos en la fruta”, explicó Parra. 

Durante su análisis, comentó que la relación cáscara-pepita es un parámetro de la calidad de la fruta.  “Se suma la presencia de fruta partida, la que puede sufrir partidura durante el proceso de secado, donde la fruta queda muy frágil y se puede partir”.

Especificó que la ausencia de impurezas es otro factor que deben cumplir las avellanas chilenas. En ese ítem, señaló que AgriChile exige un certificado de revisión y limpieza de los camiones en los cuales se transporta la fruta. 

Desafíos 

Sin lugar a dudas Chile ha trabajado de forma eficiente y con calidad el avellano europeo, pero Parra fue directo al decir que “siempre en los negocios las partes tienen que estar contentas y satisfechas; hay que fortalecer mucho la comunicación entre el poder de compra y los productores”.

Otro desafío es que se mantenga el comercio transparente, dado que “ambas partes deben ser muy claras para que todos puedan ganar”.  

El tercer desafío es la creación de asociaciones gremiales, “que es fundamental para generar una voz única, o por regiones que interprete la demanda de los productores, frente a un poder de compra importante", dijo nuestro entrevistado.

"Actualmente existe el Comité de las Avellanas y Avellano Patagonia. Creemos que faltan más asociaciones gremiales para unir más a los productores, hacer una voz común”.

También hay que trabajar en generar profesionales bien capacitados y fortalecer las instituciones de investigación.  

Desde la mirada de la sustentabilidad, explicó que “queremos ser carbono neutral y creemos que nuestros huertos están capturando más carbono del que emitimos. Por lo tanto, es importante conocer esto y queremos ser responsables con el medio ambiente”. 

Finalmente, Cristián Parra envío un mensaje directo y claro al sector: “cuidemos la industria; es un rubro espectacular que ha crecido muy rápido, pero hay que cuidarlo y protegerlo. No matemos la gallina a los huevos de oro, que no nos pase lo mismo que los cerezos”.

Concluyó diciendo que todos los negocios tienen una curva de crecimiento y una de decrecimiento. "No lleguemos a la curva de la caída. Seamos inteligentes, para que este cultivo dure mucho tiempo”. 

*Fotografías gentileza Cristián Parra.


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