El papayo silvestre es una especie endémica de Chile. Es un Arbusto de 1-4 m de altura, glabro, tallo suculento monopódico o ramificado, cilíndrico, corto y grueso. Hojas terminales, simples, lobuladas, largamente pecioladas. Flores de 5-6 cm de largo, diclino-monoica o dioicas, rojizas por fuera, verdes por dentro, de 5 pétalos, las masculinas en racimos, con los pétalos unidos en la base, las femeninas solitarias con los pétalos libres desde la base. Floración entre noviembre y diciembre. Fruto una baya ovoide de 1,2-1,7 cm de largo, color café-verdoso, que contiene semillas ovoides, envueltas en mucílago.
El género Vasconcellea es endémico de las regiones tropicales y subtropicales de Sudamérica, principalmente en la cordillera de los Andes, con excepción de una especie en México, posee entonces 21 especies que se distribuyen desde México hasta Chile.
En Chile se presenta esta única especie. Especie de interés frutícola como recurso fitogenético por su parentesco con las Caricáceas tropicales de valor económico como Carica papaya L.(papaya), Vasconcellea x heilbornii cv. Babaco (babaco) entre otras. El “palo gordo” constituye la especie más austral de la familia, con adaptaciones ecofisiológicas a condiciones ambientales restringidas al litoral del norte de Chile.
Diversas especies de Caricáceas son de interés económico como especies frutales, fuente de papaína de uso industrial y medicinal, y como material genético para mejoramiento con genes de resistencia.
Crece en poblaciones aisladas, dispersas y de pocos individuos. Fuertemente amenazadas por la destrucción de su hábitat, debido principalmente a la urbanización, al sobrepastoreo y a la corta de los individuos para la alimentación del ganado doméstico.
Es posible germinar semillas de papayo silvestre, solo si se colectan frutos realmente maduros (Figura 2). Es importante tener esta precaución, ya que se pueden observar frutos en las plantas la mayor parte del año, sin embargo, estos solo estarán maduros llegando a diciembre. En la madurez, los frutos se desprenden fácilmente de la planta madre, que se queda con su pedúnculo.
La pulpa se vuelve amarillenta, blanda, algo translúcida y de olor dulce. Estas señales serán clave para obtener semillas de buena calidad. Frutos inmaduros, en cambio, no solo estarán bien adheridos a la planta, sino que además desprenden látex al ser separados.
Para no afectar la regeneración natural ni la dinámica propia de las especies, se recomienda extraer como máximo 10 a 20% de los frutos disponibles en la población al momento de la colecta, especialmente en especies amenazadas.
El uso de semillas maduras es lo único que puede asegurar la germinación del papayo silvestre. Si es así, cerca del 50% de las semillas germinarán entre el primer y segundo mes de siembra (Figura 3), aunque los resultados y la velocidad pueden variar un poco entre poblaciones, algunas iniciando su germinación incluso antes de dos semanas. Se ha evaluado la aplicación de distintos tratamientos pregerminativos para superar estos resultados, sin embargo, la respuesta es bastante variable y no muy distinta a lo obtenido con semillas sin tratamiento.
Recomendamos sembrar las semillas en envases plásticos cerrados, para asegurar una alta humedad ambiente, usando sustrato suelto, como mezcla de turba y perlita (4:1), e instalar en un lugar fresco con temperaturas cercanas a 20°C. Se aconseja sembrar pocas semillas por envase, ya que tanto las semillas como las plántulas son grandes y requieren suficiente espacio para germinar, emerger y lograr un buen desarrollo.
La plántula genera rápidamente de cuatro a cinco raíces casi del mismo largo, que le permiten avanzar en todas direcciones (Figura 4). Por lo que se aconseja tener múltiples almácigos, si se necesita germinar muchas semillas. Una vez que los cotiledones se han liberado, puede iniciarse el repique, esto ocurre cerca de una semana después de germinadas. Se requiere mucho cuidado para no dañar las raíces al trasplantar.
Se recomienda ir repicando a medida que van apareciendo las plántulas y mantener los almácigos, ya que el resto de las semillas pueden seguir germinando, incluso después de un año de haber sido sembradas.
Es importante planificar la propagación para aprovechar bien las semillas germinadas, ya que estas requieren muchos cuidados iniciales. Se aconseja regar durante el repique y cubrir con un vaso transparente de inmediato, ya que las plántulas son muy sensibles a la deshidratación.
Recomendamos mantener esta protección hasta que se hayan desarrollado al menos un par de hojas verdaderas, para ir destapando gradualmente a medida que las hojas se van engrosando.
Se recomienda usar macetas anchas y profundas (con compost y perlita), ya que el papayo silvestre desarrolla una raíz engrosada y suculenta que necesita suficiente espacio para su rápido desarrollo. Se debe tener mucho cuidado durante el manejo, ya que sus tallos son muy quebradizos.
Las plantas pueden variar en desarrollo, tamaño y arquitectura, a veces con crecimientos más arbóreos, otras, más arbustivos e incluso algunas plantas pueden tender a crecer tumbadas. En general en una temporada las plantas pueden alcanzar entre 30 y 80 cm de altura.
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