Biovegen bate récord de público en su jornada sobre bioinformática, biofertilizantes y proteínas alternativas

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Biovegen bate récord de público en su jornada sobre bioinformática, biofertilizantes y proteínas alternativas

Biovegen, la plataforma dedicada a conectar los avances de la investigación biotecnológica con las necesidades de las empresas, batió este año récord de público en su Jornada Biotech. Teniendo como nexo de unión la nueva revolución verde que ya se avecina, la cita dedicada este año a analizar los avances de la bioinformática, el desarrollo de biofertilizantes  y proteínas de origen vegetal alternativas a las animales logró abarrotar el Fruit Fórum del certamen de Fruit Attraction –el recinto para conferencias más amplio- y congregó a más de 280 profesionales de empresas agroalimentarias e investigadores de los principales centros del país.

El encuentro fue inaugurado por la directora de esta gran feria hortofrutícola, María José Sánchez, quien reconoció el trabajo desarrollado por esta plataforma tanto en la organización de su espacio Biotech Attraction    -que ha celebrado su tercera edición- como en la celebración de charlas de empresa durante los tres días del certamen (entre el 3 y el 5 de octubre, en Ifema) así como con la propia jornada que en ese momento arrancaba. Le sucedió en la bienvenida a los asistentes José Pellicer, presidente de Biovegen, quien agradeció la espectacular respuesta dada a la convocatoria y las facilidades ofrecidas para la organización de todo ello. La clausura corrió a cargo de la propia directora del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (INIA-CSIC, el mayor consorcio público de centros de I+D del país), Esther Esteban, quien reivindicó la importancia de acciones de comunicación como ésta: “Venimos de beneficiarnos del vertiginoso desarrollo de las vacunas contra el Covid-19, que no hubieran sido posibles sin las décadas de avances previos en las técnicas de ARN mensajero. Pero en la agroalimentación, parece que se exija duplicar el esfuerzo de verificación, de ahí la oportunidad de jornadas como ésta, que tanta confianza y conexión generan”.

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Desde la Estación Experimental de Aula DEI del CSIC, Bruno Contreras analizó cómo los nuevos sistemas de computación de datos genéticos, las técnicas de edición genómica y la Inteligencia Artificial (IA) están contribuyendo a acelerar los procesos de mejora de plantas, el cultivo in vitro (en condiciones de asepsia, sin gérmenes, controlando los factores de crecimiento), las técnicas de fitopatología (para identificar y luchar contra enfermedades y plagas) y la microbiología (funcionamiento de los vegetales). Concretamente, Contreras detalló los tres principales instrumentos que la bioinformática ofrece: 1.- A la hora de explotar el pangenoma (esto es, la colección completa de los datos genéticos de los organismos pertenecientes al mismo clado) para usarlo como “referencia para el análisis del genoma de una planta y su mejora con CRISPR-Cas 9” (edición genética); 2.- Para la “selección genómica y la combinación de haplotipos (que son las agrupaciones de variantes genéticas que tienden a heredarse juntas) que, a su vez, permite un mejor conocimiento de la biología de la planta” y 3.- La IA que “posibilita un análisis inmediato y sin error de la propia genómica del organismo, de las imágenes y del fenotipo” (que son las características observables como su morfología, desarrollo, propiedades…). Acto seguido, Miguel Morard, director de la Unidad de Bioinformática de ValGenetics evidenció cómo el recurso a todas esas herramientas permite a esta empresa ofrecer servicios para caracterizar las variedades de sus clientes (de manera inequívoca, diferenciándolas de las demás, para facilitar el control de la calidad, para procesos de mejora por marcadores moleculares…); para identificar taxonómicamente microorganismos e  identificar los sistemas de biocontrol contra plagas o enfermedades; para la biofertilización o la bioestimulación y para el dianóstico avanzado en fitopatología de las plantas.

Desde el Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas (CBGP, de la U. Politécnica de Madrid), Ana Pérez González actualizó el estado de las investigaciones para la obtención de cereales más sostenibles, con menos requerimientos de nitrógeno. La investigadora recordó cómo -a partir del proceso Haber-Bosch (1909), basado en la reacción de nitrógeno e hidrógeno gaseosos para producir amoníaco- se consolidó la revolución verde que hizo posible cuadruplicar la población humana incrementando el suelo agrario sólo un 30%. Pero este proceso de síntesis, en términos globales, ha requerido consumir hasta el 5% de la producción de gas natural, ha supuesto entre el 6 y el 12% de la emisión de gases de efecto invernadero, es origen de la contaminación por nitratos de las aguas y es responsable también de la eutrofización (contaminación por nitrógeno y fósforo disminuyendo la concentración de oxígeno en el agua) de muchos ecosistemas terrestres y marinos. De ahí, que el CBGP trabaje en el “reto” de “transferir a los cereales los genes que fijan el nitrógeno” o explorar “la vía de activar las nitrogenasas en las plantas” (las enzimas que permiten reducir el nitrógeno molecular de forma natural). De manera complementaria, Antonio Leyva, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), informó de las posibilidades de una simple planta, la Lemna -conocida como ‘lenteja de agua’ y abundante en determinadas partes de España- como fuente de proteína vegetal, como freno a los citados procesos de eutrofización en general y para capturar arsénico del suelo en particular, por ejemplo, en plantaciones de arroz.  La inundación con la que se cultiva este cereal evita el crecimiento de maleza que pueda atraer plagas pero el alimento queda muy expuesto al arsenito, una forma química del arsénico altamente tóxica. “En algunas zonas de Asia, donde es la base de la comida, la contaminación por arsénico es un asunto de salud de primer orden”, destacó Leyva.

Y más allá de la investigación, como casos de éxito de transferencia tecnológica, Isabel Bronchalo, CEO de la empresa Agrenvec, expuso el modelo de una emergente industria –la dedicada a producir proteína análoga a la animal a partir de plantas, animal-free pues- que a largo plazo contribuirá a reducir el número de granjas de ganadería intensiva, las más contaminantes. Por su lado, Federico Grau, CEO de Madeinplant, planteó cómo, a partir de una tecnología propia patentada, son capaces de reorientar los procesos productivos hacia otros más verdes produciendo en plantas biomoléculas de interés para sectores como la salud, la agroalimentación, la industria o la investigación.

En este terreno, Eva Bataller expuso el modelo creado en la Universidad de Valencia –que es, según el prestigioso Shanghai ranking, el centro líder en España en agroalimentación- para llevar a éxito el emprendimiento ligado a  startups agrotech y foodtech surgidas de su Parc Científic. “Resolvemos problemas reales de las empresas intensivas en I+D+i que aquí nacen y las interrelacionamos con lo que llamamos empresas tractoras”, explicó para acabar por detallar los servicios de mentorización empresarial y científica que prestan, acceso a instalaciones conjuntas, formación o contacto con potenciales clientes. La propia Madeinplant es uno de los casos de éxitos surgidos de esta incubadora de empresas, que ahora trabaja con otras 14 empresas en fase de aceleración.

Para más información, llamar a Rafael Quilis al 661208696

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