La investigadora Argentina, Carla Chiandussi, conoció la experiencia chilena en Drosophila suzukii. La agrónoma e investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina, quien trabaja en la Estación Experimental La Consulta, de Mendoza viajo a Chile para conocer las líneas de investigación desarrolladas por el equipo del investigador Luis Devotto de INIA Quilamapu, para el control de la plaga Drosophila suzukii (mosca de alas manchadas).

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La relevancia del trabajo realizado por parte del investigador y entomólogo de INIA Quilamapu, quien hace siete años estudia el comportamiento y alternativas de control de la mosca de alas manchadas, es que este insecto ha generado graves daños en huertos de berries y cerezos en Chile.

La investigadora argentina comentó “hace dos años estoy con contacto con el doctor Luis Devotto, por su trabajo en Drosophila suzukii surgió la posibilidad de una salida al exterior para profundizar mi formación”.

Durante tres semanas, Chiandussi se sumó al equipo para realizar actividades de campo y de laboratorio. Al respecto indicó “tuve la oportunidad de participar en evaluación de la calidad de la fruta afectada por Drosophila. Además, participé de ensayos de residualidad, donde evaluamos la residualidad de diferentes insecticidas en el efecto de muerte o no de hembras adultas”.

Carla Chiandussi, agrónoma e investigadora del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Argentina.

Respecto de la experiencia adquirida, la investigadora argentina indicó que “las metodologías utilizadas en ensayos de campo, aportan un montón desde el punto de vista práctico y de registro para futuras recomendaciones al productor”.

La investigadora trasandina comentó que por primera vez se registró un ejemplar de Drosophila suzukii el año 2014, en Buenos Aires y añadió “en la provincia de Mendoza, la población de este insecto y los daños generados son bajos hasta ahora. Se presenta como una plaga más a finales del verano y principios del otoño”.

En cuanto a los frutales hospederos y lugar de multiplicación de la mosca de alas manchadas, la profesional mencionó que son similares a los de Chile, y que básicamente están constituidos por huertos de cerezas, frutillas y frambuesas, resultando afectadas un 5 % de ellas.

Plaga en Chile

En el caso de Chile, se advirtió la presencia de Drosophila Suzukii en el año 2017, momento en el que investigadores y productores han trabajado para detener el daño generado a los frutales.

Respecto a la experiencia del investigador Devotto, en el control de este insecto, indicó, “la intensidad del ataque de esta plaga depende de la combinación del clima, manejo del huerto y oferta de fruta”.

Añadió “la mosca se torna más peligrosa en los huertos más pequeños y en las casas con frutales”, ya sea por falta de herramientas de control efectivas para estos segmentos o por falta de estímulos para controlarla".

Un punto relevante que destaca Devotto, tiene relación con el alto potencial reproductivo de la plaga, “toda vez que la fruta que cae al suelo, ya sea por sobre madurez y/o por falta de cosecha, reúne las condiciones ideales para que el insecto se reproduzca y dé origen a verdaderas nubes de nuevas moscas”.

Ejemplificó que un solo kilo de arándanos que llega al suelo, puede originar 1.100 larvas de Drosophila suzukii, y que en tan solo dos semanas pueden ser los padres de decenas de miles de nuevos individuos que reiniciarán una y otra vez el ciclo de vida.

Devotto aclaró que esta plaga llegó a Chile para quedarse y que es necesario aprender a vivir con ella, intentando limitar el daño que genera, para continuar con el proceso de comercialización y exportación de berries y cerezas.