Argentina: En Mendoza, los fruticultores se achican, envejecen y están en riesgo

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Argentina: En Mendoza, los fruticultores se achican, envejecen y están en riesgo

En los 18 años que pasaron entre los últimos censos frutícolas, la realidad del campo se ha hecho más dura. Al proceso de caída de la superficie cultivada y concentración en unidades productivas más grandes se agrega la casi nula protección con tela antigranizo, la escasa generación de empleo y la precarización. En esta nota te damos una radiografía del sector primario de la provincia y las claves para entender por qué hay que actuar.

Por primera vez desde 1992, Mendoza tiene datos estadísticos sobre qué está pasando en la producción agrícola. El Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de Mendoza dio a conocer los resultados del Censo Frutícola 2010, y el balance arroja datos reveladores sobre la situación socioeconómica de la producción primaria de la provincia.

En toda Mendoza hay, al cierre del 2010, 11.533 propiedades dedicadas a la producción agrícola. Sobre la base de los datos brindados, la superficie total frutícola de la provincia alcanza las 75.568,2 hectáreas (ha) sobre un total de 280.306,7ha registradas (en producción e incultas).

Si bien estos números marcan una caída en relación al último dato disponible (1992), cuando en Mendoza la superficie cultivada era de 80.016.2ha y había 14.658 unidades productivas, el  tamaño promedio de cada finca con frutales aumentó de 5,45ha a 6,55ha. Esto marca un crecimiento del 20,18%, lo que muestra el proceso de concentración que vive el sector frutícola de Mendoza.

Asimismo, los departamentos que más han aumentado su superficie son General Alvear y San Rafael, mientras que en el resto de las regiones  ha descendido.

Este total de hectáreas cultivadas (75.568,2) no incluye, claro está, a la superficie cultivada con vid (47.088,3), que responde a otra lógica de negocio muy distinta a lo que vive el sector frutícola de Mendoza.

Caracterización
Ahora bien, esta concentración y caída que vive el sector frutícola en Mendoza es consecuencia de varios indicadores socioeconómicas que explican lo sucedido hasta ahora y están encendiendo la señal de alerta sobre cuál puede ser la situación a futuro. Y esto se da, siguiendo los datos del Censo Frutícola 2010, si se tiene en cuenta lo siguiente:

La mayoría son propietarios: del total de fincas cultivadas con frutales, el 86% es propiedad directa del productor. Esto quiere decir que casi nueve de cada diez fincas que están en producción en Mendoza son trabajadas por sus propios dueños. Hay una mínima proporción de sociedades formales o de hecho que completan el resto. Del total de propietarios, el 62,2% la compró y sólo 37,8% la heredó u obtuvo la propiedad mediante una sucesión.

Envejecimiento: un dato alarmante es la edad promedio en Mendoza de los productores frutícolas. Si bien el 86% de los fruticultores en la provincia es dueño de la tierra que trabaja, la edad promedio de los productores es de 57 años. Por zonas, en el Este mendocino la edad promedio es de 59,4 años, la más alta de la provincia, mientras que en Valle de Uco se registra la más baja, con 55,6 años.
El correlato de este envejecimiento poblacional de los productores es que el 87,4% de los propietarios es segunda generación al frente de la finca y tiene en promedio unos 25 años de experiencia en la actividad.

Poca descendencia y expulsión del hogar rural: contrariamente a lo que se piensa, los hogares rurales dedicados a la producción agrícola no se sustentan en familias numerosas ni generan trabajo. El 80% de los hogares propietarios de una finca con producción frutícola tiene menos de tres hijos. De esa cantidad de hijos, sólo el 28% vive con sus padres y solamente el 39% de los descendientes de una familia que cultiva frutales sigue con la actividad.

Bajo nivel educativo: en pleno 2011, el 59% de los productores frutícolas no terminó la secundaria y sólo el 16% del total tiene completa una educación universitaria o terciaria, según datos del censo.

Arraigo a la zona y dependencia económica: otra característica para destacar es que del total de los productores frutícolas de Mendoza, el 36% vive en la misma propiedad donde produce y el 44% en el mismo departamento donde tiene su finca. Que el 80% (ocho de cada diez) de los productores vivan allí donde producen, marca la fuerte dependencia (social, poblacional y económica) que tienen los departamentos más alejados de la producción frutícola. Y este dato no es menor si se tiene en cuenta que el 53,7% de los ingresos de las familias de los productores agrícolas depende de lo que obtienen haciendo trabajar su finca. Sólo 10,2% de los productores complementa su ingreso familiar con un trabajo en relación de dependencia. El resto se cubre con changas o con subsidios estatales, advierte el Censo.

Muy escasa generación de empleo: justamente por su escala reducida y su bajo nivel de rentabilidad, las unidades productivas frutícolas no son generadoras de empleo y subsisten por el intenso trabajo familiar. Un dato revelador es que el 70% de las propiedades censadas no tiene más de un trabajador permanente y sólo 24% alcanza a contratar no más de cinco empleados. Así, en total, el 94% de las fincas no tiene más de cinco empleados contratados de forma permanente.

Sin protección contra daño climático: del total de hectáreas en producción con frutales que tiene Mendoza, 75.568,2ha, sólo 2.992,3ha tienen protección con tela antigranizo. Esto significa que sólo el 3,95% de la producción está a salvo de un eventual daño por granizo. El resto no, y eso que en Mendoza la incidencia de la piedra es alta.

Sin crecimiento, limitaciones y con expectativas moderadas: del censo se desprende también que a lo largo de los años sólo el 2,8% de las propiedades logró crecer en superficie. El resto se mantuvo igual o fue vendiéndose por parte para lograr sobrevivir. Entre las limitantes relevadas para crecer, los propios productores consultados señalan al clima (hay que recordar que sólo el 3,95% tiene tela antigranizo) como la causa principal (33%), a lo que le siguen la falta de rentabilidad (25%) y la escasez de financiamiento (15%). Debe ser por esto que sólo el 22,8% de los productores censados espera estar mejor con vistas a los próximos cinco años, mientras que  casi el 80% restante estima que estará igual o peor.

Fuente: Mdzol.com

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