Vendido al exterior, el excedente de 35.000 toneladas puede reportar US$ 22 millones.

Los productores de manzana prevén que la cosecha que comenzará en enero del año que viene será "histórica" en volumen y, aunque la noticia suena alentadora, la predicción trae aparejada una "gran preocupación" por conseguir mercados donde colocar un inevitable excedente.

Es que se trata de un rubro sin tradición exportadora que se dedica casi exclusivamente a abastecer el consumo doméstico pero enfrentará el enorme desafío de multiplicar al menos por ocho el volumen de ventas al exterior registrado el año pasado, si aspira a sacar provecho de la abundancia de manzanas.

Sin contratiempos climáticos, los granjeros esperan que la cosecha alcance las 75.000 toneladas cuando "en el mejor de los casos", el consumo anual de los uruguayos es de unas 40.000 toneladas de manzana, informó a El Empresario el presidente de la Confederación Granjera del Uruguay, Remo di Leonardi. De esta manera, el excedente del producto sería de unas 35.000 toneladas, lo cual "es mucho y si no logramos exportarlo se vuelca al mercado interno a precios de ruina por debajo de los costos de producción o se termina tirando", alertó el titular de la gremial.

Vendido ese stock al exterior a US$ 630 la tonelada, en cambio, generaría ingresos por unos US$ 22 millones. Pero salir a buscar destinos fuera de fronteras no resulta tarea sencilla cuando la demanda mundial no termina de recuperarse. En 2009, Uruguay exportó sólo 2.606 toneladas de manzana por US$ 1,64 millones de dólares a Brasil y países europeos como Italia, Holanda e Inglaterra, mientras que la cosecha total fue de unas 50.000 toneladas. Ante este panorama, Di Leonardi estimó que el sector debería exportar "al menos 20.000 toneladas" para no enfrentar una depresión de los precios.

Los empresarios del rubro coinciden en que la suerte de las manzanas uruguayas dependerá de encontrar algún nicho de mercado desatendido por otros países, ya que Uruguay no tiene clientes para esos volúmenes porque sólo se acuerda de recorrer el camino de la exportación cuando hay excedente. Con el dólar bajo, el consumo doméstico resulta más rentable que la venta en el exterior y los productores usualmente esperan por la respuesta del mercado interno aunque a veces el techo de éste les juega una mala pasada.

La falta de continuidad

En tanto, desde el gobierno se entiende que al sector le falta una "cultura exportadora" que oficiaría como un factor crucial para hacer crecer el negocio. El presidente de la Junta Nacional de la Granja (Junagra), Ricardo Aldabe, afirmó que es "razonable" la preocupación de los productores y, aunque reconoció que "resulta difícil" conseguir mercados, anunció que el gobierno hará esfuerzos en ese sentido. "Vamos a colaborar para buscar canales pero se deben sostener en el tiempo: exportar un año sí y otro no, no tiene sentido", advirtió.

En otros productos frutales, la gremial granjera anuncia que la cosecha de peras se mantendrá estable en unas 17.000 toneladas y habría que pensar en exportar unas 6.000 toneladas aunque hay mercados a donde apuntar como Brasil e Italia.

En tanto, con buenos niveles de consumo local de durazno, se espera que sólo haya que sacar del país 4.000 toneladas con una cosecha también en crecimiento estimada en unas 24.000 toneladas.

Fuente: El País