La nueva feria en Latinoamérica: su lucha y sus desafíos
Las exigencias del nuevo consumidor y la penetración de los grandes supermercados imponen grandes tareas para este importante canal de comercialización de frutas y verduras. En Chile y México están respondiendo con una organización nacional y en Argentina demandan por mayor atención de las autoridades.
Como “Feria-Empresa”. Así quieren los nuevos feriantes que se considere su actividad: como un emprendimiento fuera del marco del asistencialismo. En Chile y México sus trabajadores se han agrupado en organizaciones nacionales mientras que en Argentina, demandan mayor atención de parte de las autoridades.
Son dos formas en que que este canal de comercialización en América Latina, ha respondido ante los mismos desafíos: la penetración de las grandes cadenas de supermercados que ofrecen multiciplicad de productos en un mismo lugar y las nuevas tendencias y exigencias de los consumidores.
En Chile, desde hace 10 años que estos comerciantes comenzaron a rearmarse ante dos amenazas concretas: la irrupción de los supermercados y la idea que las ferias eran cosa del pasado.
“Como organilleros o afiladores de cuchillo” –antiguos oficios en extinción– comenzó a ser considerada su actividad hace una década, asegura Héctor Tejeda, Presidente de la Asociación Nacional de Organizaciones de Ferias Libres (ASOF).
Cuenta que esto ocurrió al mismo tiempo en que comenzaron a llegar las grandes cadenas de supermercados a la comuna de La Florida –al sureste de Santiago–, como una segunda etapa luego de penetrar en los sectores de altos ingresos. Por eso en enero de 1998 los dirigentes locales se reunieron para “re-pensar” la feria.
¿Qué acordaron? Reflotar la idea de una organización nacional que había quedado sin efecto desde 1976 y a una conclusión que los tiene en la vorágine de un proceso que no termina: la mejor forma de defender la feria es desarrollándola.
¿Y cómo es esta nueva feria? Según el dirigente, una feria moderna debe ser visualizada como una sola unidad económica, en la que existe responsabilidad colectiva y donde el dirigente, está al servicio del conjunto de comerciantes.
Explica que tradicionalmente los municipios han utilizado la feria para ofrecer soluciones sociales. Afirma Héctor Tejeda, que el 70 por ciento de los feriantes viene del mundo laboral, buscando un complemento a su sueldo o una salida a su cesantía.
Por ello, resulta difícil salirse del criterio asistencialista y ver a la feria como un emprendimiento. “Esa cultura es atentatoria al desarrollo de las ferias. Si no logramos cambiar la mentalidad de tal manera que pasemos del asistencialismo al emprendimiento, el futuro que tenemos por delante es negro”, sentencia Tejeda.
El gran enemigo
Hoy ASOF agrupa al 75 por ciento de este tipo de mercados en Chile y la feria continúa representando el 70 por ciento del consumo de frutas y verduras del país. Los dirigentes trabajan por convencer a sus bases que los municipios son aliados, no el enemigo que fiscaliza. “El verdadero adversario comercial es el supermercado”, asegura Héctor Tejada.
Según dice, la idea que los pequeños comercios son poco modernos y deben desaparecer se ha hecho realidad por ejemplo en el caso de las farmacias de barrio, que fueron eliminadas por la irrupción de las grandes cadenas del rubro. Hoy, agrega, hay una nueva amenaza con el surgimiento de supermercados de menor formato, de 200 metros cuadrados, que están penetrando en las poblaciones y afectando el comercio de barrio. Por estas razones, afirman que el trabajo de organización debe continuar.
Sobre este tema, Inés Masallach, Directora de Marketing de Imalinx, empresa mexicana de mercadotecnia de alimentos y bebidas para los mercados de Latinoamérica y el Caribe, señala que en México cada año ha ido reduciéndose la diferencia entre el mercado tradicional y los supermercados. “La tendencia marca que aún cuando hay sectores de la población que siempre comprarán fruta y verdura del día, el número de visitas que hace el consumidor promedio a comprar víveres ha bajado más del 50 por ciento en los últimos 5 años”.
Añade que “a medida que las mujeres comienzan a ser más activas en la fuerza laboral y los jóvenes comienzan a vivir solos desde más temprano, la conveniencia y practicidad de encontrar todo en un sólo lugar pone en riesgo la permanencia de estos establecimientos”.
Por su parte, el presidente de la Organización de Mercados Públicos Municipales Mexicanos, Movimiento Nacional del Contribuyente Social 17 de Marzo AC, Alberto Vargas, afirma que actualmente, se encuentran “en pie de lucha contra los monopolios”.
Sostiene que los grandes comercios “están enfocados en absorber el comercio popular y por ende, acabar con el comercio en pequeño”. Por eso, la organización trabaja por lograr una regulación para “evitar los monopolios o prácticas monopólicas que nos dejan indefensos para competir con ellos”.
Mariano Winograd, presidente de la organización “5 al Día-Argentina”, señala que el canal feriante distribuye hoy un 10 a 15 por ciento del consumo frutihortícola en las grandes ciudades de ese país. “Hace 50 años representaba el 50 por ciento, dentro de 20 años ¿quién sabe?, puede ser más reducido que hoy o mucho mayor ... depende de las decisiones que tomemos”, subraya.
Agrega que en ese país “las ferias de frutas y verduras, persisten a pesar de no contar con una política consistente y estable, que las auspicie y promueva. La feria se sostiene a partir de una capacidad propia de competencia y satisfacción de utilidad, pero careciendo de un verdadero proyecto político para su consolidación y consistencia”.
El nuevo consumidor
Pero no sólo hay que defenderse de la amenaza supermercadista, hay otros desafíos: el consumidor ha cambiado. Mariano Winograd, dice que la tarea actual es responder a los “nuevos paradigmas de la calidad”. “Como enseñaba el maestro Gerard Laborde del CTIFL (Centre Technique Interprofessionnel des Fruits et Légumes de Francia), el consumidor del siglo XXI prioriza simultáneamente lo bello, lo sano, lo justo, lo ecuánime, lo limpio, lo inocuo, lo inteligente”, sostiene.
Agrega que “aunque la góndola estuviera bien iluminada, el ambiente refrigerado y el personal con uniforme, habría consumidores que se preguntarían por el origen geográfico, la responsabilidad social y hasta el gusto de los productos que se están ofreciendo”.
En México han recogido el guante. Inés Masallach, cuenta que en los mercados establecidos o en los ‘tianguis’ o ferias libres mexicanas “aún cuando no ha habido gran evolución a través del tiempo, su manera de abordar a los clientes sí ha cambiado”.
Hoy, esos comerciantes “son mucho más conocedores de las temporadas y orígenes de las frutas que un jefe de departamento de frutas convencional”. Y en el caso de las ferias populares aplican incluso “micromarketing”. “Pueden vender una fruta a un precio alto y por consiguiente mejor calidad en un barrio de alto ingreso y al día siguiente, trasladarse a una zona de mediano o bajo recurso y vender calidad menor o precios más bajos, lo cual los ayuda a segmentar incluso su producto”, sostiene la experta.
Lo que necesita la nueva feria
En 2003 los dirigentes chilenos de ASOF se sentaron junto a parlamentarios y autoridades de Gobierno a idear una nueva ley para regular la actividad.
Este nuevo cuerpo legal tiene cinco pilares fundamentales: crear un ordenamiento jurídico, cambiar el permiso precario para trabajar en la vía pública por una concesión, por lo tanto con la posibilidad de venderse e incluso heredarse; regirse por una directiva y asamblea únicas que conformen los feriantes; responsabilidad colectiva ante el municipio que podrá sancionar a la feria completa, y acceso a la capacitación vía franquicia tributaria.
Sin embargo, estas buenas ideas para la directiva de ASOF, según explica Héctor Tejada, generó divisiones al interior de la organización, ya que no fueron bien recibidas por los dirigentes más tradicionales.
Por ello, optaron por dejar dormir la ley en el congreso, a la espera de consensuar los ánimos. Por mientras se han dedicado a avanzar paso por paso en la modernización.
El año 2008 consiguieron la aprobación por parte de la entonces Presidenta Michelle Bachelet para crear un instrumento específico de fomento a la feria libre a través de Sercotec (Servicio de Cooperación Técnica). “Es un fondo de mil millones de pesos que nos ha permitido modernizar 38 ferias el 2009 y este año haremos lo propio con otras 45”.
Estas acciones han consistido en modernizar la infraestructura: puestos, carpas, balanzas y por supuesto, capacitación para los comerciantes, en temas como manipulación de alimentos, merchandising y organización. Todas acciones con exitosos resultados, asevera el dirigente.
También trabajan por capacitarse y modernizarse en México y Argentina, pero el camino es duro. Para los chilenos la modernización es un proceso, y como tal, nunca termina.
Fuente: Portal Frutícola
Portal Frutícola