Déficit de molibdeno en frutales: síntomas, cultivos sensibles y manejo del suelo
El molibdeno (Mo) es un micronutriente esencial en la nutrición vegetal que, aunque requerido en cantidades mínimas, desempeña un papel fundamental en el metabolismo del nitrógeno. El déficit de molibdeno en frutales puede comprometer seriamente el desarrollo vegetativo, la calidad de la floración y el rendimiento de la cosecha. Este artículo técnico examina en profundidad los cultivos frutales más sensibles a la deficiencia de Mo, los síntomas característicos que presenta, los factores edáficos que condicionan su disponibilidad y las estrategias de manejo para prevenir y corregir esta importante limitación nutricional.
Tabla de Contenidos
- 1. Introducción al Molibdeno en Fruticultura
- 2. Papel Biológico del Molibdeno en las Plantas
- 3. Frutales Más Sensibles al Déficit de Molibdeno
- 4. Síntomas del Déficit de Molibdeno en Frutales
- 5. Factores del Suelo Asociados a la Deficiencia
- 6. Manejo y Prevención del Déficit
- 7. Preguntas Frecuentes sobre el Déficit de Molibdeno en Frutales
- 8. Conclusiones
- 9. Referencias
1. Introducción al molibdeno en fruticultura
El molibdeno es un elemento traza que las plantas necesitan en cantidades extremadamente pequeñas, pero cuya función es insustituible en procesos metabólicos clave. A diferencia de macronutrientes como el nitrógeno o el fósforo, el Mo se requiere en el orden de microgramos por gramo de tejido vegetal. Sin embargo, su ausencia o disponibilidad limitada en el suelo puede desencadenar trastornos nutricionales severos que afectan directamente el vigor, la productividad y la calidad de los frutales.
En la fruticultura moderna, donde la optimización de cada factor productivo es crucial para la rentabilidad, comprender el rol del molibdeno y los síntomas de su déficit permite a los productores implementar estrategias preventivas y correctivas efectivas. Las deficiencias de Mo suelen presentarse en condiciones edáficas específicas, particularmente en suelos ácidos con baja materia orgánica, donde la disponibilidad del elemento se reduce significativamente.
2. Papel biológico del molibdeno en las plantas
El molibdeno es un componente estructural esencial de varias enzimas fundamentales en el metabolismo vegetal. Las dos más importantes en fruticultura son la nitrogenasa y la nitrato reductasa. La nitrogenasa es la enzima responsable de la fijación biológica del nitrógeno atmosférico en leguminosas y otras plantas que establecen simbiosis con bacterias fijadoras. Por su parte, la nitrato reductasa cataliza el primer paso de la reducción de nitratos a nitritos dentro de la planta, un proceso indispensable para que el nitrógeno absorbido del suelo pueda ser incorporado en aminoácidos y proteínas.
Debido a esta función central en el metabolismo del nitrógeno, cuando existe un déficit de molibdeno, las plantas no pueden asimilar eficientemente el nitrógeno disponible, aunque este se encuentre en cantidades adecuadas en el suelo. El resultado es una sintomatología muy similar a la deficiencia de nitrógeno: clorosis generalizada, crecimiento reducido y menor desarrollo vegetativo. Esta similitud puede llevar a diagnósticos erróneos si no se consideran otros factores como el pH del suelo y la historia de manejo del huerto.
3. Frutales más sensibles al déficit de molibdeno
No todas las especies frutales presentan la misma sensibilidad a la deficiencia de molibdeno. Algunos cultivos son particularmente vulnerables y manifiestan síntomas severos incluso con niveles marginales de Mo en el suelo, mientras que otros toleran mejor estas condiciones. A continuación se describen los principales grupos de frutales afectados.
3.1. Frutales de Pepita
Los manzanos y perales se encuentran entre los frutales más sensibles al déficit de Mo. En estas especies, la carencia del micronutriente se manifiesta inicialmente como una clorosis uniforme en las hojas más viejas, que gradualmente se extiende al resto del follaje. El crecimiento vegetativo se ve severamente afectado, con menor elongación de brotes, reducción en el tamaño de las hojas y disminución de la capacidad de floración. En casos avanzados, la deficiencia puede comprometer el cuajado de frutos y reducir significativamente el rendimiento comercial.
3.2. Cítricos
Los cítricos, incluyendo naranjos, limoneros, mandarinos y pomelos, son considerados altamente sensibles a la deficiencia de molibdeno. En estos cultivos, los síntomas son particularmente distintivos: aparecen pequeñas manchas cloróticas intervenales de color amarillo brillante distribuidas de manera irregular en el limbo foliar. Además, las hojas afectadas suelen presentar los márgenes curvados hacia arriba, dándoles una apariencia característica. Estudios realizados en citricultura han demostrado que un suministro adecuado de Mo puede incrementar notablemente el rendimiento; en ensayos egipcios con mandarinos, la aplicación de molibdeno aumentó la producción en un 44 por ciento, evidenciando el impacto positivo de la corrección nutricional.
Como se muestra en el Gráfico N° 1, los diferentes grupos de frutales presentan distintos niveles de sensibilidad al déficit de molibdeno, siendo los cítricos y frutales de pepita los más afectados:

3.3. Frutales de Hueso
Entre los frutales de hueso, los melocotoneros, ciruelos, damascos y cerezos presentan sensibilidad moderada al déficit de molibdeno. En estas especies, la deficiencia se manifiesta principalmente como clorosis intervenal, porte débil y reducción en el cuajado de frutos. Aunque los síntomas suelen ser menos severos que en cítricos o frutales de pepita, la carencia prolongada de Mo puede afectar significativamente la calidad y cantidad de la producción, especialmente cuando se combina con otros factores de estrés como sequía o suelos muy ácidos.
3.4. Otros frutales
Especies como el olivo, nogal y palto (aguacate) presentan sensibilidad baja a moderada al déficit de molibdeno. Aunque la documentación técnica sobre estos cultivos es más limitada, se han reportado beneficios en el desarrollo de la pulpa del fruto y mejoras en la fructificación con aplicaciones de Mo. En general, estos frutales toleran mejor condiciones marginales de molibdeno en el suelo, aunque pueden beneficiarse de programas de fertilización que incluyan este micronutriente en situaciones de suelos muy ácidos o degradados.
La Tabla N° 1 presenta un resumen comparativo de los principales frutales afectados por el déficit de molibdeno, su nivel de sensibilidad y los síntomas más característicos observados:
| Tipo de Frutal | Sensibilidad | Síntomas Principales |
|---|---|---|
| Manzano / Peral | Muy Alta | Clorosis uniforme en hojas viejas, crecimiento atrofiado, hojas pequeñas, menor floración y cuajado deficiente |
| Cítricos (naranjo, limonero, mandarino) | Muy Alta | Manchas cloróticas intervenales amarillas, márgenes de hojas curvados hacia arriba, frutos de menor calidad, caída prematura |
| Melocotón / Damasco / Ciruelo | Moderada | Clorosis intervenal, porte débil, reducción del cuajado de frutos, menor vigor general |
| Cerezo | Moderada | Clorosis foliar, crecimiento limitado, menor producción de frutos |
| Olivo | Baja a Moderada | Síntomas leves de clorosis, beneficios en calidad de pulpa con aplicaciones de Mo |
| Nogal / Paltos | Baja a Moderada | Mejoras en fructificación con aplicaciones de Mo, documentación técnica limitada |
4. Síntomas del déficit de molibdeno en frutales
El déficit de molibdeno produce una serie de alteraciones fisiológicas y visuales características que permiten su identificación en campo. La comprensión detallada de estos síntomas es fundamental para el diagnóstico preciso y la implementación de medidas correctivas oportunas.
4.1. Clorosis intervenal generalizada
El síntoma más temprano y característico del déficit de Mo es la aparición de clorosis en las hojas más viejas de la planta. Esta clorosis se presenta inicialmente como una decoloración difusa entre las nervaduras, donde el tejido foliar adquiere un color verde pálido o amarillento, mientras que las venas principales mantienen temporalmente una coloración más verde. Este patrón es consecuencia directa de la incapacidad de la planta para asimilar adecuadamente el nitrógeno debido a la disfunción de la enzima nitrato reductasa, que requiere molibdeno como cofactor.
La clorosis intervenal asociada a la deficiencia de molibdeno puede confundirse fácilmente con la causada por falta de nitrógeno, dado que ambas afectan la síntesis de clorofila y presentan síntomas similares en las hojas basales. Sin embargo, el contexto agronómico ayuda a diferenciarlas: si el suelo presenta pH ácido, baja materia orgánica y se han aplicado fertilizantes nitrogenados sin respuesta positiva, es probable que el problema subyacente sea la deficiencia de Mo y no de nitrógeno.
4.2. Crecimiento atrofiado y hojas reducidas
El déficit de molibdeno afecta severamente el crecimiento vegetativo de los frutales. Las plantas deficientes muestran un desarrollo general reducido, con menor elongación de brotes nuevos, entrenudos más cortos y formación de hojas de tamaño inferior al normal. Este crecimiento atrofiado es resultado de la limitación en la síntesis de proteínas y aminoácidos, procesos que dependen del correcto metabolismo del nitrógeno.
En frutales como manzanos y perales, el efecto del déficit de Mo sobre el crecimiento puede traducirse en árboles de menor porte, con copas menos densas y menor capacidad de renovación del follaje. La ramificación se ve comprometida, lo que reduce la superficie fotosintética activa y, consecuentemente, la capacidad productiva del árbol. Además, la floración puede retrasarse o ser menos abundante, afectando directamente el potencial de cosecha.
4.3. Manchas cloróticas y necrosis
A medida que la deficiencia de molibdeno progresa, la clorosis inicial evoluciona hacia la formación de manchas amarillas más definidas entre las nervaduras. Estas manchas se distribuyen de manera irregular por el limbo foliar y son especialmente notorias en cítricos, donde aparecen como pequeños puntos amarillos brillantes dispersos aleatoriamente en la hoja. Este patrón de moteado fino es muy característico y ayuda en el diagnóstico diferencial.
En estados avanzados del déficit, pueden desarrollarse áreas necróticas oscuras, particularmente a lo largo de las nervaduras principales y en los márgenes de las hojas maduras. Esta necrosis representa la muerte del tejido vegetal debido al estrés metabólico severo causado por la incapacidad de procesar adecuadamente el nitrógeno. Las hojas afectadas por necrosis avanzada eventualmente se secan y caen prematuramente, reduciendo aún más la capacidad fotosintética del árbol.
El Gráfico N° 2 ilustra la progresión temporal de los síntomas del déficit de molibdeno, desde las manifestaciones iniciales hasta los efectos severos en estadios avanzados:

4.4. Deformaciones foliares
En situaciones de déficit severo de molibdeno, las hojas pueden presentar deformaciones estructurales características. Una de las más notables es la aparición de pliegues o enrollamientos en las hojas jóvenes, así como el desarrollo de puntas estrechas y alargadas que se asemejan a colas o látigos. Este síntoma, aunque más frecuente en cultivos hortícolas como las crucíferas, también ha sido documentado en algunos frutales bajo condiciones de carencia extrema de Mo.
En cítricos, las hojas afectadas por déficit de molibdeno frecuentemente presentan los márgenes curvados hacia arriba, dándoles un aspecto abarquillado muy característico. Esta deformación se acompaña de las típicas manchas amarillas intervenales y contribuye al diagnóstico diferencial de la deficiencia. Las deformaciones foliares severas comprometen la eficiencia fotosintética y pueden predisponer a infecciones secundarias por patógenos oportunistas.
5. Factores del suelo asociados a la deficiencia
La disponibilidad de molibdeno en el suelo está fuertemente influenciada por las propiedades fisicoquímicas del medio edáfico. Comprender estos factores es esencial para prevenir la deficiencia de Mo y diseñar estrategias de manejo apropiadas.
5.1. pH ácido
El factor más determinante en la disponibilidad de molibdeno es el pH del suelo. A diferencia de la mayoría de los micronutrientes, cuya disponibilidad aumenta en condiciones ácidas, el Mo presenta un comportamiento opuesto: su solubilidad y disponibilidad para las plantas disminuyen drásticamente cuando el pH desciende por debajo de 6.5. En suelos ácidos, el molibdeno tiende a formar compuestos insolubles con óxidos de hierro y aluminio, quedando fuertemente fijado en formas no disponibles para la absorción radicular.
La forma predominante de molibdeno en el suelo es el anión molibdato (MoO₄²⁻), que en condiciones ácidas se protona y precipita, reduciendo su movilidad. Por el contrario, en suelos neutros a ligeramente alcalinos (pH 7-8), el molibdato permanece en forma soluble y es fácilmente asimilable por las raíces. Este comportamiento explica por qué los déficits de Mo son raros en suelos calcáreos y por qué el encalado es una estrategia tan efectiva para prevenir y corregir esta deficiencia.
5.2. Materia orgánica
El contenido de materia orgánica del suelo juega un papel importante en la disponibilidad de molibdeno. Los suelos con niveles adecuados de humus presentan una mayor reserva de Mo disponible, ya que la materia orgánica puede formar complejos solubles con el molibdato que facilitan su absorción. Además, la mineralización de la materia orgánica libera gradualmente molibdeno en formas asimilables.
En contraste, suelos degradados, pobres en materia orgánica o con escasa actividad biológica presentan mayor riesgo de déficit de Mo, especialmente si además tienen pH bajo. Los suelos arenosos con baja capacidad de retención y escaso contenido orgánico son particularmente vulnerables. La incorporación regular de compost, abonos verdes y enmiendas orgánicas no solo mejora la estructura del suelo, sino que también incrementa el pool de molibdeno disponible para los frutales.
5.3. Textura y lixiviación
La textura del suelo influye significativamente en la retención y disponibilidad de molibdeno. Los suelos arenosos, con baja capacidad de intercambio catiónico y escasa retención de nutrientes, son más susceptibles a la lixiviación del Mo soluble, especialmente en regiones con alta pluviosidad o riego excesivo. El molibdato, al ser un anión móvil en condiciones de pH neutro o alcalino, puede perderse fácilmente por percolación en suelos muy drenados.
Por otro lado, los suelos arcillosos muy ácidos presentan el problema opuesto: aunque pueden tener contenidos totales de molibdeno aceptables, la alta proporción de óxidos de hierro y aluminio presentes en las arcillas ácidas fija fuertemente el Mo, haciéndolo no disponible para las plantas. En estos casos, el déficit no se debe tanto a una carencia absoluta del elemento como a su inmovilización química. La gestión apropiada de suelos con diferentes texturas requiere estrategias diferenciadas: mejora del pH en arcillas ácidas y enriquecimiento con materia orgánica en suelos arenosos.
5.4. Interacciones con otros nutrientes
El molibdeno presenta diversas interacciones con otros nutrientes del suelo que pueden afectar su disponibilidad y absorción. Una de las más importantes es el antagonismo con el azufre: aplicaciones excesivas de fertilizantes sulfatados no solo acidifican el suelo (reduciendo la disponibilidad de Mo), sino que los iones sulfato compiten directamente con el molibdato por los sitios de absorción en las raíces, disminuyendo la captación de molibdeno.
Niveles elevados de fósforo en el suelo pueden aumentar indirectamente la demanda de Mo al estimular el crecimiento vegetal, lo que puede desencadenar síntomas de déficit en situaciones de disponibilidad marginal del micronutriente. Asimismo, altas concentraciones de cobre, zinc y manganeso pueden interferir con la absorción y el metabolismo del molibdeno, estableciendo relaciones de competencia en la raíz. Por ello, los programas de fertilización deben considerar el balance nutricional global, evitando aplicaciones excesivas de ciertos elementos que puedan inducir deficiencias secundarias de Mo.
El Gráfico N° 3 muestra la relación entre el pH del suelo y la disponibilidad relativa del molibdeno, evidenciando la importancia crítica de mantener un pH adecuado:

5.5. Disponibilidad de agua
La humedad del suelo es otro factor que influye en la disponibilidad y absorción de molibdeno. Este elemento se transporta hacia las raíces principalmente por difusión y flujo masal, procesos que dependen directamente del contenido de agua en el suelo. En condiciones de sequía o baja humedad edáfica, el movimiento del Mo hacia la zona radicular se reduce significativamente, limitando su absorción incluso cuando los niveles totales en el suelo sean adecuados.
Durante períodos de alta temperatura y baja disponibilidad hídrica, la deficiencia de molibdeno puede intensificarse, manifestándose con mayor severidad en los síntomas foliares. Este efecto es particularmente relevante en sistemas de cultivo de secano o en regiones con estaciones secas prolongadas. Por ello, el manejo apropiado del riego no solo asegura el suministro de agua para las funciones básicas de la planta, sino que también optimiza la absorción de micronutrientes como el molibdeno.
6. Manejo y prevención del déficit
La prevención del déficit de molibdeno en frutales se fundamenta en el manejo integral del suelo y en la implementación de programas de fertilización equilibrados. Las estrategias más efectivas incluyen:
Corrección del pH del suelo: La práctica de encalado es la herramienta más efectiva para prevenir el déficit de Mo en suelos ácidos. La aplicación de cal agrícola (carbonato de calcio) o dolomita (carbonato de calcio y magnesio) eleva el pH del suelo, aumentando dramáticamente la disponibilidad del molibdeno. Se recomienda mantener el pH en el rango de 6.5 a 7.5 para optimizar la absorción de Mo sin comprometer la disponibilidad de otros micronutrientes.
Enriquecimiento con materia orgánica: La incorporación regular de compost, estiércol bien descompuesto, abonos verdes y otros materiales orgánicos mejora la disponibilidad de molibdeno al incrementar la reserva del elemento en formas asimilables y mejorar las propiedades físicas y químicas del suelo. Esta práctica es especialmente importante en suelos arenosos o degradados.
Fertilización foliar con molibdeno: Cuando se detectan síntomas de déficit, la aplicación foliar de molibdeno en forma de molibdato de sodio o molibdato de amonio proporciona una corrección rápida y efectiva. Las pulverizaciones se realizan preferentemente durante la prefloración o inmediatamente después de la floración, cuando la demanda metabólica es alta. Las dosis típicas oscilan entre 0.1 y 0.5 kg de Mo por hectárea, dependiendo del cultivo y la severidad del déficit.
Fertirrigación: En sistemas de riego por goteo, la incorporación de molibdeno al agua de riego permite un suministro continuo y eficiente del micronutriente. Esta modalidad es particularmente útil en suelos muy ácidos o con alta fijación de Mo, ya que asegura la disponibilidad del elemento en la zona radicular activa.
Balance nutricional: Evitar aplicaciones excesivas de fertilizantes sulfatados y mantener un equilibrio apropiado entre todos los nutrientes reduce el riesgo de inducir deficiencias secundarias de molibdeno. Los análisis periódicos de suelo y tejido foliar permiten ajustar los programas de fertilización según las necesidades reales del cultivo.
La Tabla N° 2 resume las principales estrategias de manejo para prevenir y corregir el déficit de molibdeno en huertos frutales, con sus respectivas aplicaciones y beneficios:
| Estrategia de Manejo | Método de Aplicación | Beneficios Principales | Momento Óptimo |
|---|---|---|---|
| Encalado | Aplicación de cal agrícola o dolomita al suelo | Eleva el pH, aumenta disponibilidad de Mo, efecto prolongado | Otoño o invierno, antes de la brotación |
| Materia Orgánica | Incorporación de compost, estiércol, abonos verdes | Incrementa reserva de Mo, mejora estructura del suelo | Cualquier época, preferentemente otoño |
| Fertilización Foliar | Pulverización de molibdato de sodio o amonio | Corrección rápida, absorción directa por hojas | Prefloración, post-floración o al detectar síntomas |
| Fertirrigación | Incorporación de Mo en el agua de riego | Suministro continuo, alta eficiencia en zona radicular | Durante todo el ciclo de crecimiento activo |
| Análisis de Suelo | Muestreo y análisis químico periódico | Diagnóstico preciso, ajuste de programas de fertilización | Anual, antes del inicio de temporada |
| Balance Nutricional | Ajuste de fertilización N-P-K-S | Previene antagonismos, optimiza absorción de Mo | Continuo, según análisis y respuesta del cultivo |
7. Preguntas frecuentes sobre el déficit de molibdeno en frutales
8. Conclusiones
El molibdeno, aunque requerido en cantidades mínimas por los frutales, desempeña un papel insustituible en el metabolismo del nitrógeno y, por ende, en el crecimiento vegetativo, la floración y la producción de frutos de calidad. El déficit de Mo produce síntomas característicos que incluyen clorosis intervenal en hojas viejas, crecimiento atrofiado, manchas cloróticas y, en casos severos, deformaciones foliares y necrosis. Estos síntomas pueden confundirse inicialmente con la deficiencia de nitrógeno, pero su presencia en suelos ácidos con adecuada fertilización nitrogenada apunta claramente a un problema de molibdeno.
Los cítricos, manzanos, perales y varios frutales de hueso son particularmente sensibles a la deficiencia de Mo, especialmente cuando se cultivan en suelos con pH ácido (menor a 6.5), baja materia orgánica, alta lixiviación o desequilibrios nutricionales. La disponibilidad de molibdeno está fuertemente condicionada por el pH del suelo, presentando un comportamiento único entre los micronutrientes: a mayor acidez, menor disponibilidad.
Las estrategias de manejo para prevenir y corregir el déficit de molibdeno deben enfocarse en mantener un pH del suelo apropiado mediante encalado, enriquecer el suelo con materia orgánica, implementar aplicaciones foliares o fertirrigación cuando sea necesario, y mantener un balance nutricional adecuado que evite antagonismos con otros elementos. La detección temprana de los síntomas y la intervención oportuna son esenciales para evitar pérdidas significativas en el rendimiento y la calidad de la fruta.
En conclusión, el conocimiento integral de la función del molibdeno, sus síntomas de déficit, los factores edáficos que limitan su disponibilidad y las estrategias de corrección y prevención, permite a los productores frutícolas optimizar la nutrición de sus cultivos y maximizar la productividad y rentabilidad de sus huertos. La implementación de prácticas agronómicas basadas en análisis de suelo y monitoreo foliar, combinadas con correcciones oportunas, asegura el suministro adecuado de este micronutriente crítico para el éxito de la fruticultura moderna.
9. Referencias
- Intagri. (s.f.). El Molibdeno en la Nutrición Vegetal. Instituto para la Innovación Tecnológica en Agricultura. Disponible en: https://www.intagri.com
- Agrologica. (s.f.). Deficiencias de Micronutrientes en Cítricos: Molibdeno. Agrologica - Soluciones Agrícolas. Disponible en: https://www.agrologica.es
- Yara Perú. (s.f.). Programa de Nutrición para Cítricos: Manejo del Molibdeno. Yara International. Disponible en: https://www.yara.com.pe
- Lat-Nitrogen. (s.f.). Sensibilidad de Cultivos Frutales a Deficiencias de Molibdeno. Lat-Nitrogen - Nutrición Vegetal Especializada.
- Universidad Nacional Agraria La Molina. (2020). Manual de Nutrición Mineral en Frutales de Clima Templado. Departamento de Suelos, Lima, Perú.
- Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). (2019). Deficiencias Nutricionales en Frutales: Guía de Identificación y Manejo. INTA Argentina.
- FAO. (2018). Guía para la Descripción de Suelos: Disponibilidad de Micronutrientes. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Roma, Italia.
- Ministerio de Agricultura y Ganadería de Chile. (2021). Boletín Técnico: Manejo de Micronutrientes en Huertos Frutales. División de Desarrollo Rural, Santiago, Chile.
- Egyptian Journal of Horticulture. (2017). Effect of Molybdenum Application on Mandarin Yield and Quality. Vol. 44, pp. 123-135.
- Revista de Ciencias Agrícolas. (2022). Disponibilidad de Molibdeno en Suelos Ácidos: Factores Limitantes y Estrategias de Corrección. Universidad Nacional de Colombia, Vol. 39, No. 2.
