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Columna: Los desafíos del sector hortícola mexicano

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Columna: Los desafíos del sector hortícola mexicano

Por John Giles, director de división  en la consultora agrícola Promar International

Hace un par de semanas Guadalajara fue la sede de la V Conferencia Anual de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida A.C (AMHPAC). En dos días y medio asistieron unos 400 productores y exportadores, así como una buena representación de cargadores. Tuve la suerte de ser consultado para hacer una presentación sobre las oportunidades en los mercados internacionales. Camino a casa – en un viaje de 18 horas – tuve tiempo para reflexionar sobre lo que había escuchado y aprendido en mi corta, pero emocionante, estadía en el oeste de México.

La industria del tomate en México ha crecido significativamente en los últimos 20 años y ahora está en el top 10 de los países productores en el mundo. En este contexto, sin embargo, sigue estando por detrás de los gigantes de la industria como China (40 millones de toneladas), EE.UU, India y Turquía (entre 10 - 20 millones de toneladas) y de los principales productores de la Unión Europea (UE) como Italia y España, con alrededor de 5 millones de toneladas por año.

La producción mexicana sigue siendo grande con alrededor de 3 millones de toneladas al año, pero el sector protegido ha experimentado un crecimiento enorme en los últimos 5 años – un  250% - y ha sido impulsado en gran medida por las exportaciones al mercado estadounidense. Exportaciones modestas a Canadá y aún más a Japón, hacen el equilibrio, pero es EE.UU el que ha sido clave en el éxito del sector mexicano hasta la fecha. Las exportaciones han aumentado en los últimos 5 años y han pasado de alrededor de 1 millón de toneladas a casi 1,50 millones de toneladas. Hasta aquí, todo bien.

La industria mexicana me parecía una llena de confianza y oportunidades. Durante el primer día de la conferencia se firmó un acuerdo de largo plazo con la Embajada de Holanda en México para compartir trabajo en D + I, en desarrollo varietal, transferencia de tecnología y misiones comerciales conjuntas. Esto me pareció innovador y diferente a lo que vemos en muchos países, donde la actitud a intercambiar información puede ser más cautelosa.

Pero, ¿son los productores mexicanos de horticultura protegida diferentes de los agricultores del resto del mundo? Cada sector, cada país tiene por supuesto sus propios problemas y desafíos -  pero en mi mente, algunas de las cosas que oímos de los agricultores alrededor del mundo son a menudo las mismas – y pueden resumirse en lo siguiente:

-          Somos los mejores

-          La competencia es subvencionada y/o desorganizada

-          No se nos paga lo suficiente por nuestro producto

-       “No es nuestra culpa” – los exportadores, importadores, retails, procesadores y los consumidores, incluso los gobiernos, no nos entienden.

-          Tenemos un micro clima único

-          El año pasado fue un mal año

-          La respuesta es producir más

-          Las personas siempre querrán nuestros productos.

Es nuestra experiencia en Promar a veces estas afirmaciones son verdaderas – y a veces, a menudo, no lo son.

También existen una serie de problemas. El más importante es el hecho que la industria mexicana se enfrenta a una acusación de dumping en el mercado estadounidense. Esto será analizado por el Departamento de Comercio. Durante la conferencia se aprobó un voto para recaudar casi US$ 1 millón para financiar la defensa legal de este caso. Impresionante – pero las apuestas son, por supuesto, altas. La controversia ha estado presente por más de 12 años, y a pesar que los mexicanos lo ven como un caso fuerte, toda historia tiene dos caras.

El tiempo dará el resultado final, pero aranceles más altos sobre las importaciones mexicanas sería un duro golpe para el sector, no menos cuando más otros proveedores centroamericanos de EE.UU entran libres de impuestos al mercado. Parece que todavía hay dudas respecto a cuestiones de seguridad alimentaria y de disciplina comercial para abastecer el mercado estadounidense de manera consistente en tendencias de precio y calidad. Mientras que los costos laborales en México son más bajos que en EE.UU, hay preocupaciones sobre los niveles de productividad. Estas cuestiones claramente todavía necesitan atención.

Todo esto apunta a una industria que ha disfrutado de un éxito tremendo en el mercado norteamericano, pero que al mismo tiempo ha ignorado las llamadas para diversificarse a otros mercados internacionales, en particular en la Unión Europea y Asia, no sólo para los tomates, pimientos, berenjenas y pepinos, sino que para la gama más amplia de la "canasta mexicana". Y aunque ha habido ruido para diversificar los productos y mercados en el pasado, esto ha sido, por cualquiera razón, ignorado.

Como resultado lo que ha ocurrido es que esta industria no tiene, de momento, ningún Plan B verdadero. Esta es siempre una posición peligrosa donde estar. Uno es necesario y lo necesitan con urgencia. Como concluí en mi propia presentación las opciones estratégicas para la industria mexicana son relativamente limitadas, pero aún se necesita de un cuidadoso análisis. Como siempre, hacer algo al respecto es más desafiante. Esta industria ha gozado de un gran éxito en los últimos 10 años, pero cuando el camino se hace difícil los más duros continúan.

El entorno inmediato para este sector parece difícil, pero muéstrenme un país o un sector que no lo vea de esa manera. Con el aumento de la demanda por frutas y verduras en el mundo a mediano y largo plazo, la relativamente baja dependencia mexicana a invernaderos, la continua inversión en infraestructura, el desarrollo de un marco nuevo y el apoyo del Gobierno para apoyar el sector agrícola y otras ventajas de las que goza México, indican que la industria seguirá creciendo.

Un acuerdo con los holandeses en desarrollo e investigación parece una jugada inteligente. Sin embargo se requiere de una mayor consolidación de la oferta y de la base de exportación, como se ha visto en otros países de América Latina, para evitar el peligro de la competencia y darle el sector mexicano más masa crítica para invertir y desarrollar los mercados internacionales. Pero sobre todo se necesita de ese “Plan B”, más que nunca.

John Giles es director de división de la firma consultora agrícola Promar International con base en Reino Unido, la cual es subsidiaria de Genus plc. También es el actual presidente de Food, Drink & Agriculture Group del Charterd Institute of Marketin en Reino Unido.

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