Miel chilena incorpora sello de inocuidad para fortalecer el rubro apícola
En diciembre, las colmenas se encuentran en plena producción y la extracción de miel alcanza su punto más intenso, un periodo en el que también aumentan los riesgos de que un descuido afecte la calidad e inocuidad del producto.
En ese contexto, un proyecto busca fortalecer el rubro apícola chileno mediante la implementación del Sello Reducción de Riesgos Alimentarios (RRA), una certificación que apunta a resguardar la miel “desde la colmena al frasco”.
Al respecto, la investigadora e integrante del equipo que lidera esta iniciativa, Claudia Foerster, comentó: “Ahora están en plena cosecha, entonces están en plena producción, y es precisamente en las etapas de cosecha, extracción y envasado donde se concentran los mayores riesgos sanitarios, si no existen protocolos claros y supervisión técnica".
Inocuidad de la miel chilena
El proyecto, denominado “Aumento de la competitividad para los rubros hortícola y apícola de la Región de O’Higgins mediante el Sello Reducción de Riesgos Alimentarios (Sello RRA)”, es financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de O’Higgins y su Consejo Regional, y se enmarca en la Estrategia Regional de Innovación.
El gobernador regional, Pablo Silva Amaya, comentó: “Estamos apoyando una iniciativa de alto estándar científico que busca proteger la miel chilena, impulsando su consumo natural e inocuo”.
Uno de los focos del proyecto está en los riesgos químicos asociados al manejo sanitario de las colmenas. “Lo que buscamos es mejorar las buenas prácticas apícolas, sobre todo disminuyendo el uso de medicamentos no autorizados”, señaló Foerster.
Esto se debe a que en el sector se han detectado trazas de sustancias hoy prohibidas en la miel, lo que refuerza la necesidad de capacitación y de un uso responsable de los tratamientos permitidos, respetando dosis y períodos de resguardo.
A ello se suma la influencia del entorno agrícola. “Hemos encontrado algunos residuos de pesticidas cuando las colmenas están cercanas a campos de cultivo”, agregó la investigadora.

El segundo eje del sello apunta a la higiene y la manipulación, especialmente durante la cosecha. “Hemos encontrado algunos patógenos, sobre todo asociados a una mala manipulación, tanto de la miel como de las etapas de extracción”, advirtió Foerster.
Por ello, el estándar exige condiciones mínimas para las salas de extracción y envasado, como resolución sanitaria, espacios cerrados, paredes lavables y acceso a agua potable. “Queremos diferenciar estos productos, crear valor y que se puedan vender en mejores mercados”, afirmó.
El primer paso hacia mercados más exigentes
La trazabilidad es otro pilar clave, por lo que el proyecto entrega herramientas simples, como cuadernos de campo, para registrar el manejo de las colmenas, el proceso de extracción y el destino de la miel. “Muchas veces no se sabe de dónde proviene la miel”, explicó Foerster.
A esto se suma la verificación mediante análisis de laboratorio, que incluyen controles microbiológicos y un screening de residuos de antibióticos y plaguicidas. “Uno puede decir que hace todo bien, pero otra cosa es demostrarlo”, enfatizó la investigadora.
Actualmente, el Sello RRA cuenta con diez productores certificados, seis de ellos apicultores. Para quienes participan, el respaldo técnico marca una diferencia.
“Para mí y para nuestra empresa es un gran avance, porque de esa forma certificamos que hacemos las cosas bien; no basta con solo decirlo, esto te avala”, comentó Felipe Barrera, fundador de Montecarmelo Colmenares. A su juicio, la certificación entrega trazabilidad, mayor valor al producto y tranquilidad al consumidor.
El sello busca consolidarse como un primer paso hacia mercados más exigentes. Certifica el cumplimiento de la normativa nacional y entrega confianza al mercado interno, pero también abre la puerta a futuras exportaciones. “Lo vemos como el primer escalón para que, en el futuro, ellos puedan exportar”, dijo.
Desde la experiencia del productor, Barrera también llama a un rol activo del consumidor. “Es muy importante pedirlo al que está vendiendo miel: qué registros tiene o cómo procesa su miel”, recomienda.
En esa transparencia —desde la colmena al frasco— el Sello RRA busca hacer visible lo que normalmente no se ve: buenas prácticas, registros, condiciones sanitarias y evidencia científica que respalde la inocuidad de la miel chilena.
*Fotografías Universidad de O'Higgins.
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