El cambio climático está reconfigurando la agricultura chilena

El cambio climático está reconfigurando la agricultura chilena

Desde hace años la frase "el cambio climático llegó para quedarse" dejó de ser una advertencia y pasó a ser una realidad. Lo estamos evidenciando con el aumento global de la temperatura, que ya roza los 1,5 °C.

Con ese escenario, la agricultura —uno de los pilares productivos de Chile— vive un proceso de transformación profunda, pues los productores deben enfrentar sequías persistentes, olas de calor, heladas tardías y una creciente presión de plagas que están modificando qué, cómo y dónde se cultivan las principales frutas del país.

El cambio climático 

Durante los últimos 15 años, Chile se ha visto afectado por una sequía sin precedentes. Algunas regiones registran déficits de precipitaciones superiores al 50%, lo que ha obligado a los agricultores a enfrentar mayores costos de riego y una disponibilidad hídrica cada vez más limitada.

Este escenario ha acelerado la incorporación de tecnologías que antes parecían opcionales: sensores de humedad, sistemas de riego por goteo de precisión, monitoreo climático en tiempo real y otras soluciones digitales.

El aumento sostenido de las temperaturas también está alterando los ciclos de desarrollo de frutales y cultivos tradicionales. La floración se adelanta, la maduración se acelera y la calidad de frutos sensibles —como berries, uva de mesa y manzanas— se ve comprometida.

Paralelamente, zonas históricamente frías comienzan a mostrar condiciones aptas para nuevos cultivos, impulsando una migración agrícola hacia regiones más australes como Los Ríos y Los Lagos.


El cambio climático está reconfigurando la agricultura chilena


El meteorólogo y fundador de Chileweather, Gianfranco Marcone comentó que “siempre hay una afectación en los cultivos por los golpes de calor; incluso en invierno hemos visto olas de calor invernales que alteran los ciclos naturales de las plantas”.

A ello se suman eventos extremos cada vez más frecuentes: heladas primaverales que dañan la floración, olas de calor que provocan quemaduras en frutos y lluvias intensas que arrasan cosechas, lo que se traduce en un aumento de costos y una mayor volatilidad en los precios de los alimentos.

“La estacionalidad se ha desordenado”, repiten productores y especialistas.

Plagas al alza en Chile y el mundo

El calentamiento global también ha impulsado la expansión de plagas y enfermedades. Al respecto, Marcone dijo que “hemos visto un incremento de insectos. El Chinche Africano, que llegó en 2016, ya generó estragos en la Región Metropolitana”.

La combinación de altas temperaturas y humedad crea condiciones favorables para nuevas especies que antes no tenían presencia en el país, aumentando los riesgos sanitarios para diversos cultivos.

A nivel internacional, el panorama no es distinto. “El verano en España tuvo un promedio 2,1°C superior al periodo 1990-2020”, señaló Ignasi Iglesias, director técnico y de desarrollo de Agromillora Group.

“La temperatura global ha subido 1,5 grados y está afectando significativamente a todas las zonas de clima mediterráneo”, destacó.


El cambio climático está reconfigurando la agricultura chilena

Ignasi Iglesias, director técnico y de desarrollo de Agromillora Group.


La reconfiguración agrícola 

Frente a este escenario, el sector agrícola está apostando por la innovación. Portainjertos más resistentes al estrés hídrico, prácticas regenerativas que fortalecen la salud del suelo y tecnologías de análisis predictivo se posicionan como herramientas clave para la adaptación.

La mejora genética también está aportando nuevas soluciones. Iglesias señaló que existen variedades de manzanos capaces de soportar temperaturas superiores a los 40 °C, como Tutti, Stellar y Story, diseñadas específicamente para enfrentar el cambio climático.

Sin embargo, la transición no será fácil. Esta requiere inversiones, investigación, modernización regulatoria y políticas públicas de largo plazo.

“Las políticas públicas deben enfocarse en apoyar a los agricultores en adaptación, mitigación y cultura agrícola. Es clave enseñar el escenario climático en el que estamos y cómo avanzar hacia una agricultura más sostenible”, enfatizó Marcone.

En Europa, por ejemplo, los huertos de manzanos están adoptando sistemas de alta densidad con eje central y estructuras de mallas que protegen de granizos, radiación y golpes de calor. Iglesias afirmó que estos modelos serán cada vez más comunes: “Los campos deberán estar cerrados y las copas de los frutales más bajas para evitar la exposición directa al sol”.

El cambio climático está redefiniendo profundamente el mapa agrícola chileno. Aunque los desafíos son enormes, también surgen oportunidades: diversificación de cultivos, incorporación de nuevas tecnologías, expansión hacia zonas australes y la posibilidad de que Chile se convierta en un referente regional en sostenibilidad y agricultura resiliente.


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