Greening afecta a casi 100 millones de naranjos del cinturón citrícola en Brasil

El relevamiento anual de la incidencia de greening, elaborado por Fundecitrus, muestra que en 2025 la enfermedad alcanzó al 47,63% de los naranjos del cinturón citrícola de São Paulo y del Triángulo/Sudoeste de Minas Gerais.
El índice representa un aumento del 7,4% en relación con 2024, cuando la incidencia fue del 44,35%. Sin embargo, por segundo año consecutivo se observó una desaceleración en el ritmo de avance de la enfermedad.
El crecimiento del 7,4% de 2024 a 2025 es bastante menor al de los años anteriores: 16,5% de 2023 a 2024 y 55,9% de 2022 a 2023, destacaron desde la entidad.
Renato Bassanezi, investigador de Fundecitrus, comentó que la reducción en el ritmo puede ser resultado de diversas medidas adoptadas por los citricultores, como un mayor cuidado en la elección de las áreas para nuevos cultivos, privilegiando regiones con menor riesgo de contaminación.
A esto se suma la práctica de eliminar los árboles enfermos de hasta cinco años, seguida del replante inmediato. Además, en 2024 se registró una caída significativa en la población del vector de la bacteria (psílido), gracias a un mejor control.
Incidencia del greening
Fundecitrus detalló que la mayor incidencia de greening sigue observándose en huertos de más de 10 años (58,43% de los árboles de este grupo están contaminados), seguidos por los de seis a 10 años (57,79%), de tres a cinco años (39,18%) y de cero a dos años (2,72%). Por otro lado, esta se redujo 54,1% en el grupo de cero a dos años y 17,1% en el grupo de tres a cinco años.
Para el director ejecutivo de Fundecitrus, Juliano Ayres, el productor se ha vuelto más consciente y viene perfeccionando el manejo de la enfermedad; con ello, los efectos de la mejora en el control ya se pueden sentir en el campo.
“El citricultor ya sabe que mantener las plantas jóvenes sanas marca toda la diferencia para la viabilidad del negocio y para tener frutas de mejor calidad (...). En regiones de bajísima incidencia, por ejemplo, el citricultor entendió que no tiene el menor sentido mantener plantas jóvenes enfermas”, añadió.

Fotografía Fundecitrus
Se estima que casi 100 millones de árboles, de un total de 209 millones en el cinturón citrícola, están contaminados.
De acuerdo con el estudio, la progresión de la enfermedad está vinculada a la combinación de diversos factores: altas poblaciones de psílido, la elevada presencia de plantas enfermas en los huertos —que siguen sirviendo como foco de diseminación de la bacteria— y un clima con temperaturas más amenas en el segundo semestre de 2024, más favorable para la multiplicación de la bacteria.
A pesar de que la población de psílidos disminuyó un 41% en 2024, como resultado de medidas más rigurosas (rotación de insecticidas, aplicación de caolín y mejora en las pulverizaciones), los niveles actuales del insecto siguen siendo de cuatro a nueve veces mayores que los observados antes de 2020.
Entre las 12 regiones que componen el cinturón citrícola, seis presentan una incidencia de greening superior al 60%, dos están en la franja entre 40 y 50%, tres varían entre 20 y 30%, y solo dos registran índices inferiores al 5%.
Preocupación
La severidad media de la enfermedad (porcentaje de la copa de las plantas con síntomas) aumentó por cuarto año consecutivo, pasando de 18,7% en 2024 a 22,7% en 2025.
Las áreas con los mayores índices de incidencia de greening también presentan los niveles más altos de severidad de la enfermedad, lo que afecta a más árboles y, en consecuencia, causa un mayor impacto en la producción y en la caída prematura de frutos.
El promedio de caída de naranjas atribuida al greening subió de 3,1% en la cosecha 2021/22 a 9,1% en la de 2024/25, correspondiendo actualmente al 50,8% del total de frutas que cayeron antes de la cosecha.
Ayres refuerza que el greening sigue representando el principal obstáculo para la citricultura, exigiendo esfuerzo constante y dedicación de los productores. “Las medidas de manejo implementadas han ayudado a frenar la evolución de la enfermedad. Los datos muestran que el paquete de control, cuando se aplica de forma completa, realmente funciona, siempre recordando que con esta enfermedad no existe término medio. No hay otra salida más que controlar con rigor extremo”, alerta.
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