La tierra de maceta puede reutilizarse hasta 5 años

Investigador noruego demuestra que la tierra de maceta puede reutilizarse hasta cinco años con buenos resultados si se fertiliza adecuadamente
La tierra de maceta comprada en tiendas de jardinería se puede reutilizar durante varios años, siempre que se le añadan nuevos nutrientes.
- Tierra de maceta puede reutilizarse hasta 5 años.
- Solo se necesita añadir fertilizantes.
- Usar estiércol de gallina seco o fertilizante líquido.
- Rotar cultivos en las macetas ayuda a evitar enfermedades.
- Evitar uso de turba: no es sostenible.
- Investigadores prueban sustratos sin turba.
- Las esquejes jóvenes sí necesitan tierra nueva.
Reutilizar la tierra de maceta es bueno para las plantas y para el planeta
Reutilizar la tierra de maceta es completamente viable durante varios años, siempre que se le apliquen nutrientes de forma adecuada. Así lo afirma el investigador y jardinero aficionado Trond Knapp Haraldsen, profesor del instituto NIBIO en Noruega. Su experiencia demuestra que con un manejo correcto, la tierra puede mantenerse fértil hasta cinco temporadas sin perder capacidad productiva.
Lo esencial es renovar los nutrientes
La tierra que se compra en viveros y tiendas especializadas suele estar previamente fertilizada, pero esos nutrientes se agotan tras una temporada de uso. Sin embargo, la estructura física de la tierra permanece estable, lo que permite su reutilización.
Antes de cada nueva temporada, Haraldsen recomienda vaciar la tierra de la maceta en un recipiente grande, removerla bien y mezclarla con fertilizante. Para quienes no tienen jardín, una caja plástica de almacenamiento también sirve.
¿Qué fertilizantes usar en la tierra de maceta?
El estiércol seco de gallina es la opción favorita del investigador, ya que es un abono orgánico no químico, parte del ciclo natural de nutrientes. Una pequeña cantidad, del tamaño de un puñado, es suficiente para una maceta de 10 litros durante todo el verano. También se puede optar por fertilizantes líquidos, aplicándolos semanalmente con el agua de riego. Para tomates, se recomienda una dosis diaria ligera, ya que estas plantas requieren más nutrientes.
Otros métodos como pellets de liberación lenta o varillas fertilizantes también funcionan bien, según las necesidades y el tipo de planta.
Rotar cultivos para evitar problemas
Haraldsen recomienda alternar los cultivos en las macetas año tras año: flores un año, papas al siguiente, luego zanahorias. Esta rotación ayuda a reducir el riesgo de acumulación de patógenos en el suelo y mejora la salud de las plantas.
Aunque algunas macetas pueden desarrollar musgo, esto no representa un problema serio para las plantas.
Evitar el uso de turba
La turba, componente habitual de las tierras comerciales, proviene de la extracción de turberas, ecosistemas esenciales que almacenan carbono y albergan biodiversidad. Su extracción libera gases de efecto invernadero. Por este motivo, el gobierno noruego ya ha anunciado su prohibición.
Haraldsen y su equipo están trabajando en el desarrollo de mezclas de tierra sin turba, utilizando residuos de jardines, restos de cereales y fibras vegetales. El reto principal es ajustar la acidez (pH) del sustrato para que las plantas puedan desarrollarse correctamente.
Mezclas alternativas y compost en la tierra de maceta
Una fórmula sencilla y eficaz que recomienda el investigador es:
2/3 de tierra de turba reutilizada + 1/3 de compost (de jardín o estiércol de vaca). Esta combinación funciona especialmente bien con flores y evita la compra continua de sustratos.
¿Y las plantas pequeñas?
Haraldsen hace una excepción con los esquejes o brotes jóvenes: para estas plantas pequeñas, usa siempre tierra nueva. Según su experiencia, el suelo reutilizado no favorece el enraizamiento rápido y puede limitar el crecimiento inicial.
Reutilizar tierra de maceta reduce drásticamente la extracción de turba, un recurso natural no renovable clave para mitigar el cambio climático. Además:
- Disminuye la generación de residuos en jardines y hogares.
- Reduce la huella de carbono al evitar la compra y transporte de sustratos nuevos.
- Fomenta prácticas agrícolas regenerativas y circulares.
- Promueve el uso de fertilizantes orgánicos frente a los químicos industriales.
Implementar esta técnica a gran escala, desde hogares hasta agricultura urbana, puede transformar nuestros hábitos de cultivo en soluciones climáticas reales y prácticas.