70 años de Copefrut: “Nuestro objetivo es incorporar nuevas variedades en todas nuestras especies”

Cumplir 70 años, conlleva experiencia, aciertos y fracasos, por lo cual no todas las empresas pueden decir que han cumplido siete décadas de historia en la industria frutícola. Portalfruticola.com entrevistó al gerente general de Copefrut, Andrés Fuenzalida, para conocer el camino recorrido por la compañía, los obstáculos en el camino y los planes a futuro.
Los inicios de Copefrut hace 70 años atrás
A lo largo de estas décadas, Copefrut ha crecido sostenidamente. Las operaciones comerciales comenzaron formalmente en 1962, con su primera exportación de manzanas en 1969. En 1992, dejó de ser una cooperativa para convertirse en Copefrut S.A., profesionalizando su gestión, incorporando nuevas tecnologías y ampliando su presencia global, sin perder nunca el vínculo cercano y colaborativo con los productores.
Actualmente, tiene 210 productores que suman más de 5.000 hectáreas frutícolas y la temporada pasada exportaron 82.842 toneladas de fruta de sus cuatro especies: manzanas, kiwis, ciruelas y cerezas, llegando a más de 170 clientes alrededor del mundo.
La empresa sigue creciendo y consolidándose en los mercados internacionales, con equipos sólidos, una clara orientación hacia la innovación, y manteniendo siempre su compromiso con la calidad y la confianza hacia sus productores y consumidores.
¿Cuál ha sido la clave del éxito de Copefrut?
Nuestra capacidad para adaptarnos a los cambios y ser resilientes. La unión con nuestros productores, el enfoque en la calidad, buscar constantemente la innovación y saber ajustarnos a los desafíos del mercado han sido fundamentales. Además, nuestro compromiso con las personas, tanto colaboradores como clientes, ha sido fundamental para construir relaciones duraderas y sostenibles.
¿Cuál ha sido el momento más complejo que tuvo que enfrentar la empresa?
La industria frutícola chilena ha atravesado varios momentos críticos que han puesto a prueba su resiliencia. Uno de los más recordados es la crisis de las uvas supuestamente envenenadas en 1989, que llevó a la suspensión inmediata de las importaciones de fruta chilena y generó pérdidas económicas significativas para el sector.
Otro periodo desafiante fue cuando el tipo de cambio del dólar estuvo particularmente bajo, afectando la competitividad de nuestras exportaciones. Más recientemente, la prolongada sequía producto del cambio climático, la pandemia y la posterior crisis logística global han representado desafíos sin precedentes en términos de producción agrícola, operación y distribución.
En lo personal, uno de los momentos más difíciles que me ha tocado liderar fue la decisión de implementar una serie de reestructuraciones internas. Estas medidas implicaron la desvinculación de un número considerable de colaboradores y el cierre de dos plantas de proceso. Fue un proceso especialmente duro. Sin embargo, fueron medidas necesarias, y hoy puedo decir que esa etapa ya quedó atrás, permitiéndonos mejorar significativamente la eficiencia operativa y consolidar una empresa mucho más sostenible para enfrentar los desafíos actuales y futuros.
En términos de hitos, ¿qué los ha diferenciado?
Desde mi perspectiva, nuestro principal hito ha sido la capacidad de adaptarnos a los cambios manteniendo siempre un vínculo estrecho y de confianza con nuestros productores. La construcción de relaciones sólidas, transparentes y duraderas con ellos nos ha permitido diferenciarnos.
Además, el desarrollo de una red comercial sólida a nivel internacional, sin descuidar la calidad ni perder nuestra identidad, también ha sido clave. En definitiva, creo que nuestro principal logro ha sido mantener nuestra esencia y cercanía, mientras seguimos evolucionando profesionalmente y enfrentando juntos los desafíos.
¿Cómo ha observado la evolución de la industria frutícola chilena?
La evolución de la industria frutícola chilena ha sido significativa. Desde ser un actor regional, Chile se ha consolidado como uno de los principales exportadores de frutas frescas del hemisferio sur, con fuerte presencia en mercados como Estados Unidos, Europa y Asia. Este crecimiento ha sido posible gracias a nuestras condiciones climáticas favorables, el desarrollo de infraestructura logística, la implementación de nuevas tecnologías en producción y postcosecha, una sólida red de tratados de libre comercio y el trabajo persistente y sistemático para abrir y sostener mercados.
Además, ha sido fundamental el trabajo gremial desarrollado por organizaciones como Frutas de Chile (ex Asoex) y Fedefruta, que han jugado un papel clave en posicionar nuestra fruta y en abordar los desafíos del sector.
¿Cómo estamos posicionados frente a la competencia?
Chile sigue manteniendo una posición relevante, pero enfrenta desafíos significativos. En varias especies emblemáticas como uvas, arándanos y manzanas, nuestra posición de liderazgo se ha ido reduciendo en los últimos años. Esto no solo se explica por factores externos, como costos laborales o logísticos, sino también por aspectos internos.
Tenemos varios desafíos: acelerar la renovación varietal, incorporar más y mejor tecnología y adaptarnos más rápido a las nuevas tendencias de consumo. Son retos que nos deben mover a todos, y sobre los que podemos actuar colectivamente.
A su juicio, ¿cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector?
Hoy son el impacto del cambio climático, especialmente la escasez hídrica; la falta de mano de obra durante periodos críticos como la cosecha; y una competencia internacional cada vez más agresiva. A esto se suman las crecientes exigencias de los mercados por sostenibilidad, trazabilidad y certificaciones, junto a costos logísticos y operacionales muy altos.
También es clave enfrentar desafíos internos de Chile, como acelerar la renovación varietal e incorporar nuevas tecnologías y prácticas productivas tanto en huertos como en plantas de proceso.
Hacia dónde o qué debería apuntar Chile con una mirada de largo plazo del negocio.
Chile debería avanzar decididamente hacia un modelo frutícola más innovador y sostenible, orientado principalmente a generar valor agregado. Esto significa privilegiar la calidad, diferenciación y adaptación a lo que hoy exige el consumidor global, más allá de seguir aumentando simplemente el volumen exportado.
También es importante crear una visión estratégica compartida entre productores y exportadores. Mucho se habla de desarrollar nuevos mercados. Y aunque suena obvio, en la práctica lograrlo es siempre complejo, porque muchas veces supone asumir retornos más bajos durante un período inicial.
Actualmente, las cláusulas comparativas -que han sido útiles para asegurar a los productores retornos competitivos inmediatos- generan un costo adicional para aquellos exportadores que deciden innovar o explorar nuevos destinos, porque deben compensar económicamente al productor cuando su retorno está por debajo del mercado. Esto genera un incentivo a seguir al resto de la industria, evitando asumir riesgos.
A su vez, conseguir una diferenciación real por calidad y sostenibilidad requiere necesariamente del trabajo colaborativo. El liderazgo futuro de la industria dependerá de que seamos capaces de asociarnos estratégicamente entre todos los actores del sector. Lo que pueda hacer cada empresa por separado nunca será suficiente para sostener la posición competitiva de Chile en el largo plazo; necesitamos acuerdos transversales, compromiso real y voluntad de cooperación para fortalecer al sector en su conjunto.
¿Tienen planes de incorporar nuevas variedades al portafolio de Copefrut?
Hace unos diez años comprendimos la importancia estratégica que tiene la innovación varietal para nuestro negocio y nuestros productores. A partir de entonces decidimos dar un paso adelante: creamos una subgerencia especializada en innovación varietal, definimos una estrategia clara y establecimos test blocks en todas nuestras especies para evaluar y seleccionar las mejores variedades adaptadas a nuestras condiciones.
Es un proceso que requiere tiempo y paciencia, pero hoy ya estamos viendo los primeros resultados concretos. Nuestro objetivo es incorporar nuevas variedades en todas nuestras especies, mejorando así la calidad, rentabilidad y diferenciación de nuestra fruta en los mercados internacionales.
Respecto a los productos procesados, ¿están trabajando en integrar un nuevo producto al portafolio?
Nuestra estrategia sigue enfocada en fruta fresca, donde creemos que aún hay un amplio margen para crecer, innovar y agregar valor. En el pasado hemos evaluado oportunidades en productos procesados, pero hasta ahora no hemos encontrado alternativas suficientemente atractivas en términos de rentabilidad, diferenciación o alineamiento con nuestras capacidades actuales.
Sin embargo, no cerramos esta puerta: si aparece una oportunidad que complemente estratégicamente nuestra oferta actual y genere un valor significativo para nuestros clientes y productores, la analizaremos con atención.
*Fotografías gentileza Copefrut.
Noticia relacionada:
Copefrut potenciará el mercado de India con nueva oficina