Cuando se habla de soluciones para la agricultura, se habla de tecnología, de técnicas de cultivos, etcetera, pero estos no son soluciones. Los electrocultivos sí.
Los problemas de los agricultores son las plagas, los fertilizantes químicos o bio, los bajos precios que paga la cadena alimentaria, exigiendo, cada vez más, las reformas agrarias que cada día están más lejos del agricultor, las subvenciones que surgen como interesantes, pero que se acaban o nunca llegan.
¿Para qué quiere el agricultor tecnología, si ya sus bolsillos están vacíos y su rentabilidad por los suelos?
Son sistemas que utilizan el éter, el magnetismo terrestre y la electricidad atmosférica, para mejorar la eficiencia y productividad agrícola.
Su uso aumenta la absorción de nutrientes y el crecimiento de las plantas, consigue cosechas más abundantes y de mejor calidad, de forma ecológica y en armonía con el ecosistema.
- Aumento significativo de la producción (aumento de productividad del 50%).
- Evita la aparición de patógenos y plagas.
- Ahorro de agua hasta en un 75%.
- Mayor resistencia a condiciones adversas.
- Eliminación del uso de agroquímicos.
- Disminución de fertilizantes hasta un 80%.
Mencionábamos que últimamente se habla mucho de sostenibilidad, cuidar la tierra, ser ecológico. Lo que no se dice es que son solo paliativos, no soluciones reales. Por eso, desde aquí animamos a quienes sientan que se puede hacer algo diferente, a cambiar ya.
- Fortalece los cultivos contra el estrés biótico y abiótico.
- Acelera la fotosíntesis y potencia la clorofila.
- Fortalece los cultivos contra heladas, viento, nieve.
- Endurece las membranas evitando la transpiración.
- Reduce la labranza.
- Aumenta la fertilidad del suelo.
Desde diversos ámbitos se nos habla, desde hace casi 100 años, de la tecnificación del campo, de la agricultura industrializada, que permitiría en un futuro (inexistente) acabar con el hambre en el mundo, entre otras tantas proezas futuristas.
Hoy, la realidad dista una enormidad de lo que se pretendía, cuando se han volcado más de 9 millones de toneladas de agrotóxicos a la tierra, haciéndola casi improductiva, se produjo el éxodo del campo a la ciudad para acceder a la nueva modernidad, ventajas y beneficios, que sin embargo, el escenario es al menos paupérrimo, con ciudades cárceles donde habitan millones de seres humanos en cajas de zapatos con agujeros, respirando un aire contaminado, como contaminado también está lo que comemos, el agua que bebemos.
¿Hasta dónde podemos hablar de una nueva ruralidad? ¿Nos estaremos refiriendo meramente a una estrategia para seguir practicando una “vieja” actividad que solo se adecua y relaciona con el ámbito urbano? ¿Bajo qué parámetros de comportamientos sociales contemporáneos se vinculan estos territorios? ¿Estamos ante una eminente ampliación y consolidación de los ámbitos urbanos que se oponen a los rurales, los cuales supuestamente tienden a desaparecer? ¿Hay algo que el campo le haya dado o le esté dando a la ciudad que lo hace imprescindible?
La transformación de la agricultura industrializada, cambió el concepto de la alimentación, que antes se consideraba un derecho humano como la vivienda, la salud, y pasó a considerarse simplemente una mercancía de compra y venta, que aumenta la brecha entre quienes pueden consumir productos más o menos ecológicos, a los que solamente llenan su estómago con productos modificados y contaminados.
Abordar la crisis alimentaria requerirá una combinación de medidas a corto y largo plazo, como la transformación a la agricultura ecológica, reducción del desperdicio de alimentos, mejora del acceso a los alimentos y la nutrición, y abordar las causas profundas del hambre y la pobreza.
La necesaria transformación debe realizarse desde pequeños espacios, ya que la alimentación es un derecho humano fundamental y no una simple mercancía de compra y venta.
La industrialización solo ha generado mayor desigualdad y ha proporcionado riqueza a los mismos protagonistas, pero no ha solventado ni de lejos el hambre en el mundo, y esto es inadmisible.
No es la cantidad, sino la distribución deficitaria lo que acusa el hambre en el mundo y eso debería sacudir nuestras conciencias, y no el postureo en redes y las mil distracciones que se nos imponen por todas partes.
Un factor importante que no puede ignorarse, es lo que se denomina «La crisis alimentaria mundial» provocada, entre otros, por los siguientes factores:
Pésima distribución de los alimentos. Las trabas para acceder a un trozo de tierra, y con ello la alimentación, son las causas de que aún hoy exista el hambre en el mundo y solo se considera al alimento una mercancía de compra y venta, en vez de considerarse un derecho humano, como la vivienda, la salud, etcétera.
Uso indiscriminado de recursos. El uso indiscriminado de recursos está afectando a la producción agrícola mediante cambios en la degradación del suelo y los recursos hídricos. Y esto solo lo causan las grandes corporaciones, no los pequeños y medianos agricultores.
Pérdida de tierras productivas. Se están perdiendo tierras productivas debido al uso de agroquímicos, arado, rastrillaje, etcétera, provocando la desertificación, lo que reduce la tierra disponible para la producción de alimentos.
Degradación del suelo. La degradación del suelo, debida a factores como el uso excesivo de fertilizantes sintéticos y pesticidas, y a prácticas de gestión agrícola deficientes, está reduciendo la productividad de las tierras agrícolas.
Residuos alimentarios. Se desperdician cantidades significativas de alimentos durante la producción, la transformación, el transporte y el consumo, lo que agrava aún más la crisis alimentaria, además de generar contaminación.
Seguridad alimentaria. La insuficiente visión de las soluciones reales de la agricultura, ha limitado la capacidad de aumentar la producción de alimentos por parte de pequeños y medianos agricultores, y conduce al aumento de la falta de seguridad alimentaria.
Camino irreversible. Es el que tenemos con casi 100 años de prácticas erróneas en la producción agrícola y, con urgencia, nos debe mover a un cambio que no solo sustituya el actual modelo, sino que transforme el sistema de vida que pueda garantizar la subsistencia a las futuras generaciones.
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