Alejandro Carvajal, gerente general de Fegurri: “Combatimos plagas y enfermedades con productos biológicos a nuestra medida”
Año tras año, las normativas internacionales en relación al comercio de frutas y hortalizas, promueven, cada vez con mayor intensidad, productos biológicos que signifiquen un bajo impacto ambiental. Demandan que éstos sean sustentables, inocuos para la salud y el medio ambiente.
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La empresa peruana agroindustrial Fegurri ha decidido mirar de frente esta tendencia y aceptar el desafío: incorporar más herramientas biológicas en el trabajo de sus campos de cara a las exigencias de los mercados.
“Es importante mencionar que, como todo tipo de manejo, el uso de inoculantes biológicos es complementario al uso de herramientas químicas. Pero queremos desarrollar herramientas biológicas cada vez más efectivas; queremos adelantarnos a las limitaciones que, si hoy están siendo asfixiantes para los productores, imagínate en el futuro; si no te adaptas vas a quedar fuera de los mercados. Y lo que nosotros queremos, como empresa, es contar con un abanico de alternativas comerciales cada vez más extenso, tener un producto, por ejemplo, una uva (también trabajamos con paltos y limones, en Perú) que pueda llegar a la mayor cantidad de mercados posibles, y así tener una mejor rentabilidad. Hemos decidido estar a la vanguardia”, dice Alejandro Carvajal, gerente general de Fegurri.
¿Cuáles fueron las primeras medidas?
Abordar el control de enfermedades seleccionando microorganismos. Tras varias pruebas llevadas a cabo en campo, hemos desarrollado ciertos tipos de hongos, de bacterias; hemos seleccionado diferentes cepas de Bacillus y Trichoderma para aplicaciones de tipo foliar y radicular, para el control de, por ejemplo, oídios y mildiu, entre otras tantas enfermedades que están presionando constantemente de forma negativa la producción de nuestros campos (en Piura). A través de la innovación, de la tecnología, hemos avanzado en un control mucho más orgánico y sustentable, de cara a las exigencias actuales de nuestros consumidores, los cuales buscan cada vez más salud.
¿En Fegurri cuentan con un laboratorio para estos fines?
Nosotros tenemos un laboratorio básico. Por eso, hace dos años, hicimos una alianza con Agro Advance Technology, una empresa dedicada a la investigación y al desarrollo de biotecnología aplicada. Nosotros ponemos el campo, los cultivos, y ellos analizan; hacemos una simbiosis. Estamos tomando muestras de nuestra rizosfera, de todos los microorganismos, para saber qué tan vivo es nuestro suelo; sacamos muestras donde las plantas son vigorosas, pero también en zonas donde hay problemas con hongos, nematodos y comparamos. El resultado de esas dos muestras nos lleva a un análisis y los resultados de esas pruebas, a una herramienta para esa zona complicada. Nosotros, como Fegurri, ya veníamos trabajando con productos biológicos de marcas conocidas desde hace ocho años, pero la verdad es que no resultaban eficaces. Y lo que necesitamos son productos eficaces; ahora diseñamos nuestros productos, a partir de nuestras propias problemáticas, es como hacerse un traje a la medida.
¿Hay empresas que están siguiendo este camino?
Hay empresas que se están animando, pero posiblemente nosotros seamos los pioneros en Perú. Lo cierto es que muchas empresas tienen miedo al cambio y prefieren seguir con lo conocido, seguir aplicando químicos y más químicos, ¿pero a qué costo? Se quedan fuera, por ejemplo, de un mercado europeo. Sino te amoldas a los tiempos, las alternativas de mercados para negociar se reducen y tienes que ir a mercados donde no sean tan exigentes con estos temas de inocuidad.
Hablaste de dar con herramientas biológicas para las zonas complicadas, ¿a qué te refieres exactamente?
A los inoculantes microbianos y sus aplicaciones. El objetivo primero es identificar a los agentes microbianos que tenemos en nuestro suelo, saber si son buenos o malos, si ayudan a combatir a los microrganismos que le hacen un daño a nuestro cultivo. Un inoculante microbiano es un producto tecnológico que contiene microorganismos vivos en su formulación, como hongos, bacterias o virus, los cuales pueden ser aplicados de forma radicular o foliar; produce un efecto positivo en los cultivos, los protege de las enfermedades, pero también brinda beneficios nutricionales, promoviendo el crecimiento vegetal, incrementa la productividad sin dañar el suelo y el medio ambiente. No todos los productos químicos pueden ser utilizados a lo largo de todo el ciclo productivo, ya que, como dije, día a día aumentan las limitaciones en su uso. Estas restricciones en el uso de ciertos fungicidas de origen químico, aumentan la relevancia de la utilización de inoculantes microbianos.
¿Qué otras tecnologías están implementando?
Me gustaría destacar dos tecnologías innovadoras en Perú. La primera tiene que ver con la detección y cuantificación de enfermedades mediante técnicas moleculares; estamos haciendo seguimiento de la población de oídio en nuestros campos mediante la técnica de qPCR que se trabaja en el laboratorio; esta tecnología nos entrega un parámetro preciso de la cantidad de hongo presente en nuestros huertos, resultados que son complementarios a las mediciones tradicionales de campo.
Por otro lado, acabamos de comenzar un trabajo de investigación y desarrollo enfocado en estudiar la vida de nuestros suelos mediante una secuenciación masiva de ADN. Esta es una técnica de última generación, posiblemente pionera en el Perú, se trata de amplicon-sequencing, y nos permite identificar y contar los microorganismos presentes en el suelo.
Con esta información, podemos tomar decisiones más acertadas sobre el manejo de nuestros huertos, conociendo qué tan vivos son nuestros suelos y determinando los efectos que tienen diferentes aplicaciones sobre la diversidad microbiana rizosférica. Los primeros resultados los tendremos en noviembre o diciembre de este año.
La idea, como dije, es bajar las moléculas químicas en nuestras aplicaciones para estar dentro de las exigencias de los diferentes mercados, en cuanto a los análisis de muestreo de residuos. Lo que buscamos principalmente con esta alianza, es utilizar más productos biológicos eficaces, hechos a la medida, que nos permitan reducir los umbrales de daño económico y apuntar a una cadena productiva más sustentable e inocua, de cara al consumidor.