Pronto terminará el invierno y con él, las heladas tardías. Estas pueden suponer un problema importante en algunos cultivos como los hortícolas y los frutales. En este artículo vamos a hablar de cómo hacerles frente a profundizando en los sistemas de control de heladas. De esta forma protegeremos nuestros cultivos y evitaremos posibles pérdidas.
Aunque el invierno es la época del año con más heladas, el problema llega en primavera. En invierno, los frutales están en parada vegetativa y resisten las heladas. Sólo en casos muy extremos las heladas pueden llegar a matar los árboles. En primavera muchos frutales florecen. Es en esta época cuando las heladas son perjudiciales en frutales. Las heladas matan las flores y por lo tanto disminuyen considerablemente la futura producción.
En este artículo vamos a hablar de cómo proteger nuestras plantaciones de frutales frente a las heladas. De esa forma vamos a conseguir maximizar la producción y el rendimiento económico.
Antes de empezar a hablar de métodos de protección es importante tener claro los tipos de heladas existentes. Existen tres tipos:
- Heladas de advección: se producen por la entrada de aire frío que se acumula en las capas bajas. En general, se producen en invierno por lo que no afectan a los frutales. No se pueden emplear métodos de control contra estas heladas porque afectan una amplia zona. El único método de control es el uso de invernaderos climatizados si se quiere producir durante el invierno. Este método no se suele usar en frutales, es más común en cultivos hortícolas.
- De evaporación: se producen cuando el agua que recubre las plantas se evapora con mucha rapidez. La evaporación del agua genera una disminución de temperatura de la planta y la helada. Se suelen producir en primavera por la mañana, cuando sale el Sol. Suelen ser heladas poco importantes que no producen mucho daño en el cultivo.
- Heladas de irradiación: son las producidas por un brusco enfriamiento del suelo. Se pueden presentar desde otoño hasta primavera. Este tipo de heladas no se producen en días nublados ni con niebla. Son las más dañinas en los frutales durante la floración, por ese motivo la mayoría de métodos de control están orientados a evitar este tipo de heladas.
En general los métodos de control de heladas se pueden clasificar en dos grupos:
Consiste en adaptar las plantaciones al clima. De este modo se consigue que el clima tenga la menor influencia posible sobre el cultivo. Hay diferentes factores relacionados con la plantación que se usan en el control pasivo.
- Elegir las mejores variedades: las variedades precoces son más sensibles a las heladas primaverales que las tardías. Por eso en zonas con elevado riesgo de heladas primaverales, las variedades tardías son más adecuadas. Las casas comerciales proporcionan información sobre la resistencia a las heladas de las distintas variedades. Esta nos va a ser muy útil para elegir la adecuada.
- Lugar de plantación adecuado: el aire frío se acumula en las zonas bajas de los valles, por lo que estos sectores son más susceptibles a las heladas. En estas zonas no es conveniente plantar frutales a no ser que sean resistentes a las heladas.
- Un buen manejo del cultivo: el riesgo de heladas se incrementa en suelos labrados, secos y/o con cubierta vegetal densa. Por eso regar de noche y madrugada, cuando hay más riesgo de helada, disminuye el riesgo. Igualmente, mantener el suelo limpio de vegetación pero sin labrarlo también disminuye el riesgo de heladas. Una cubierta de paja o hierbas secas ayudan a evitar la pérdida de calor de los suelos y las heladas. Finalmente, un buen abonado equilibrado contribuye a que el árbol esté sano y sea más resistente a los factores externos.
El objetivo del control activo es crear un microclima alrededor de la plantación que evite las heladas. Este microclima se puede crear con diferentes métodos. Todos ellos están orientados a revertir aquellos factores que producen las heladas. Por ejemplo, evitan la pérdida de calor de los cultivos o la acumulación de aire frío. Los principales métodos de control activo son:
- Aspersores: se basa en la aportación de grandes cantidades de agua que recubren la planta. El agua al enfriarse desprende calor que calienta el ambiente y además se mantiene a 0ºC hasta que se congela toda. De esa forma se mantiene el cultivo a baja temperatura pero sin llegar a la congelación. Este es el método más usado para el control de las heladas, además de ser también el más económico.
- Inundación: se basa en el mismo principio que la protección por aspersión. El objetivo es inundar el terreno para evitar que este se enfríe. Solo se puede realizar en cultivos tolerantes a la asfixia radicular. Es muy eficaz en cultivos bajos.
- Combustión: el aire frío se coloca en las capas más bajas, cerca del suelo. En cambio, el aire caliente se ubica encima de éste, haciendo una barrera que impide la mezcla de aire a distinta temperatura. El objetivo de este método de control de heladas es calentar el aire frío próximo al suelo quemando diferentes combustibles. Hay distintos quemadores tanto de gasóleo como de gas propano u otros combustibles. Para conseguir un buen resultado es importante distribuirlos homogéneamente en la parcela teniendo en cuenta el alcance de cada uno de ellos.
- Humo y niebla: hay máquinas expresas que permiten crear niebla artificial. Con ella se consigue un ligero aumento de la temperatura de la zona (1-2ºC), reduciendo el riesgo de heladas. Este método sólo es eficaz en caso de heladas poco importantes. En grandes heladas el aumento de temperatura que provoca no es suficiente.
- Ventiladores: este método se basa en la estratificación del aire según la temperatura. El objetivo es mezclar el aire caliente de las capas superiores con el aire frío de las inferiores. En general se usan ventiladores para conseguir este movimiento de aire. Este método es eficaz sobre todo en zonas llanas. Es importante calcular bien la potencia de los ventiladores, la cantidad necesaria y la distribución de estos para conseguir un buen resultado.
- Succión de aire: se basa en lo mismo que el método de control con ventiladores. En este caso se succiona el aire de las capas más frías y se impulsa hacia capas superiores.
La necesidad de calentar un invernadero este invierno dependerá, por supuesto, del lugar donde vivas. También, de lo que estés cultivando.
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