La policía española ha descubierto e intervenido más de 250 pozos, perforaciones y estanques ilegales explotados por fruticultores para regar cultivos de frutas tropicales, como el mango y el aguacate. 

Tras una investigación de cuatro años, veintiséis personas han sido detenidas por esta práctica ilegal que está perjudicando aún más al sur de España, que lleva ya dos años azotado por la sequía.

Según reportó Reuters, los agricultores españoles calculan que la producción de aguacate caerá un 25% este año debido a las altas temperaturas y la falta de agua. España es el mayor productor de fruta tropical de Europa. 

Aunque no hay detalles sobre si los sospechosos detenidos son cultivadores comerciales o a pequeña escala, se les investiga por "apropiación indebida de aguas públicas y presunto uso fraudulento de agua para riego de cultivos subtropicales", aseguró la policía local.

La división de delitos contra el medio ambiente de la Guardia Civil estimó los daños causados a las infraestructuras públicas de agua en casi 11 millones de dólares.

La falta de lluvias ha puesto la gestión del agua en el punto de mira en España, sobre todo en torno al humedal de Donana, un santuario de la vida salvaje también en Andalucía que se encuentra en peligro por el cambio climático y el riego ilegal en las explotaciones freseras cercanas.

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Recientemente, España registró el mes de abril más seco y cálido en su historia, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). 

El nivel medio de agua en los embalses de Cataluña y Andalucía -las zonas más afectadas- se sitúa en torno al 25%.

En Cataluña, al noreste de España, los agricultores protagonizaron el martes una protesta con sus tractores en varias ciudades, exigiendo ayuda gubernamental para hacer frente al impacto de la sequía.

El sindicato agrario Unio de Pagesos está presionando a las autoridades para que proporcionen subvenciones, así como incentivos fiscales y laborales, y mejoras urgentes de la red para garantizar un suministro mínimo de agua a los agricultores.

El agricultor Josep Andreu Cortina, de 35 años, dijo a Reuters que esperaba que sólo alrededor del 2% de su producción fuera apta para la venta este año debido a la escasez de agua.

Las autoridades "no están tomando medidas para ayudar al sector a hacer frente a la sequía", dijo durante una protesta en la ciudad de Lleida, a unos 150 km de Barcelona.