El impulso de las atmósferas modificadas para la conservación y exportación de alimentos

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El impulso de las atmósferas modificadas para la conservación y exportación de alimentos

Según datos revelados en agosto por la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei), la pandemia del Covid-19 ha ocasionado radicales cambios en los hábitos alimenticios de la población. Ejemplo de ello es que los alimentos congelados de Chile superaron los US$ 3.000 millones en envíos al mundo, creciendo en US$ 130 millones, en relación a los primeros siete meses del 2019.

De acuerdo a este organismo, dentro de los productos beneficiados por esta tendencia cuentan la carne de porcino, trozos de salmón del Atlántico y alimentos orgánicos como arándanos, aceite de oliva, cranberries y champiñones, entre otros.

La contingencia sanitaria también ha incidido en la demanda de ciertos formatos específicos de otros alimentos, como el caso del pan, producto esencial cuya producción ha migrado mayormente al formato envasado, para darle más vida útil y llegar a muchos más hogares.

En ese sentido, el uso de la técnica de envasado en Atmósfera Modificada (MAP, por sus siglas en inglés Modified Atmosphere Packaging) ha tenido un rol y despegue importante en estos meses, ya que precisamente ayuda en la conservación y preservación de la calidad en alimentos envasados, tales como cárnicos, panadería, lácteos, frutas y verdura, frutos secos y otros.

Así lo confirma la subgerente de Negocios Vitivinícola y Alimentos de INDURA, Claudia Sánchez, quien afirma que “hoy en día, gracias al desarrollo tecnológico y la constante innovación en aplicaciones de gases para la industria de alimentos, es posible otorgar soluciones y servicios basados en el uso de tecnologías avanzadas a distintos sectores del rubro alimentos”.  Desde que los alimentos son procesados comienzan a deteriorarse, por lo que “hacerlos llegar al consumidor final en óptimas condiciones es el gran desafío de la industria alimentaria moderna; además, hoy las personas esperan consumir productos de mejor calidad, libres de aditivos y preservantes artificiales”, argumenta.

Sánchez explica que “los gases inertes como cobertura en su proceso de elaboración, almacenamiento y envasado de alimentos, permite reducir la oxidación e inhibir el crecimiento de hongos y bacterias”. Gracias a éstos “se obtienen excelentes resultados en mantener la calidad y duración  de productos sólidos y líquidos, mediante técnicas tales como difusión, cobertura, barrido, remontaje, homogeneización, presurización, carbonatación y envasado con atmósferas modificadas, en los distintos procesos productivos, específico para cada alimento”.

En ese sentido, los beneficios son evidentes. Para el productor se extiende la vida útil del alimento, reduciendo las perdidas en los puntos de venta, lo que se traduce en una mayor rentabilidad para el negocio; en tanto, para el consumidor final se obtiene un producto fresco y de características naturales.  Como cada producto alimenticio presenta características propias, la Atmósfera Modificada entrega soluciones específicas para cada caso, por lo que esta tecnología se ha expandido hacia los segmentos de frutas frescas y vegetales, pescados y mariscos, carnes rojas y blancas, productos de pastelería y panadería, lácteos, pastas y snacks, dando importantes ventajas competitivas a la industria y cumpliendo con las renovadas demandas del consumidor final, de manera práctica y funcional para la vida diaria.

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