Bases fisiológicas de la poda en cerezos
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1. Bases fisiológicas de la poda en cerezos
El productor o encargado del huerto debe conocer las bases fisiológicas de la poda, con el fin de realizar correctamente esta labor en sus huertos de cerezos y evitar cometer errores desde el establecimiento del cultivo hasta la fase reproductiva de los árboles.
Foto: gardening.which.co.uk
En el sur de Chile, la falta de conocimientos al respecto a hecho que se hayan cometido fallas en la formación de las plantas y por consiguiente se ha afectado la producción, la calidad de la fruta y en casos particulares el envejecimiento prematuro de los árboles; especialmente en aquellos injertados sobre portainjertos enanizantes o de menor vigor.
La fisiología y la poda
Cabe destacar, que las diferentes secciones de un árbol de cerezo están estrechamente interrelacionadas y que producen comportamientos fisiológicos y también expresiones morfológicas de las plantas. Por ejemplo en los cerezos se producen correlaciones o interrelaciones dado que algunos tejidos de ciertos órganos presentan la capacidad de atraer nutrientes para ser empleados en el crecimiento y que en algunas etapas; provocan inhibición en el desarrollo de otros.
Lo anterior, se debe a la acción de los reguladores del crecimiento (endógenos) producidos por los propios árboles, ya sea a nivel radicular como aéreo (copa). En relación a lo anterior, se piensa que las citoquininas (sustancias derivadas de las purinas y elaboradas en los ápices de las raíces) pueden trasladarse hasta el tronco, ramas y estimular los ápices de los brotes, los cuales posteriormente dan inicio a la elaboración de auxinas, las que a su vez mediante un efecto de polarización translocarían nutrientes y permitirían su crecimiento debido a la estimulación del proceso de división celular.
Cabe indicar, que existen interacciones entre la actividad vegetativa de las plantas y las diferentes etapas de su ciclo reproductivo; existiendo por ejemplo una evidente correlación entre el estado fenológico de la cuaja y la diferenciación a flor de las yemas del árbol (inducción floral).
Inducción floral
El cambio fisiológico que ocurre en una yema y que condiciona su evolución a yema de flor se llama inducción floral. La posterior diferenciación morfológica que sigue a este cambio y que lleva a la aparición de los primordios florales se conoce como “diferenciación floral”.
El conocimiento de dichos procesos, es básico para el productor con el fin de influir en la cuantía de yemas florales presentes que determinarán la intensidad de floración; lo que repercutirá finalmente sobre el número de cerezas obtenidas para alcanzar una mejor producción; objetivo fundamental de todo huerto frutal.
En las especies de hoja caduca como el cerezo dulce, presenta gran importancia el fenómeno que determina la destinación a flor de los ápices de las yemas (inducción floral) como fue indicado en el capítulo anterior. En esta especie la inducción floral ocurre en una fecha posterior a la cosecha de los frutos; durante diciembre a febrero.
Por ello, el estímulo que permite el cambio de una yema vegetativa a reproductiva se produce durante el verano, y su fecha de ocurrencia depende de la combinación variedad/portainjerto, estado del árbol y de las condiciones climáticas.
2. Bases fisiológicas de la poda en cerezos
Las yemas reproductivas
Los primeros cambios hacia una yema reproductiva se visualizan aproximadamente unas cuatro semanas después de la antesis, con ensanchamiento y achatamiento del meristema. Posteriormente, luego de haber transcurrido unas siete semanas, se hacen evidentes los primordios florales en cada bráctea; finalmente a la caída de hojas, es posible observar las partes florales, en estado aún inmaduro.
La época de diferenciación se produce entre enero-septiembre aproximadamente. Los factores que controlan la diferenciación de las yemas son hormonales y nutricionales. La inducción floral requeriría una adecuada disponibilidad de carbohidratos, particularmente de una relación elevada entre estos compuestos y sustancias nitrogenadas.
La inducción
Sin embargo, esta inducción es dependiente de la acción de reguladores del crecimiento (hormonas endógenas). Cabe destacar que los síntomas de tipo”morfológicos” de las yemas son antecedidos por una etapa de preparación (inducción), que predetermina su tipología (vegetativa o reproductiva). La etapa anteriormente señalada comprende dos estadios:
(1). Inducción reversible: en esta etapa el destino de las yemas es aún reversible o modificable.
(2). Inducción irreversible: a partir de esta etapa las yemas están ya definitivamente orientadas, sea ello en sentido vegetativo o reproductivo.
Por lo anterior; la relación de yemas a madera (vegetativas) y yemas a fruto (reproductivas) de un árbol de cerezo puede ser alterado con manejos agronómicos solamente mientras las yemas se encuentran aún en el estadio reversible de la fase inductiva.
3. Bases fisiológicas de la poda en cerezos
Posición de las ramificaciones del árbol
Con el típico comportamiento acrótono del cerezo, el ramo o brote del árbol presenta un crecimiento vigoroso y vertical. Sin embargo, esta tendencia natural de la especie puede ser modificada a través de técnicas como el plegamiento e inclinado de los brotes. Cabe destacar, que mientras mayor sea el inclinado del ramo más se modifica la acrotonía.
Fisiológicamente, las variaciones en la posición de los ramos o brotes ocasionan cambios en la traslocación de compuestos (asimilados) que tienden a favorecer la entrada en producción del huerto. Tanto la técnica del plegamiento como aquella de inclinación producen una reducción del vigor y fomentan la formación de yemas a flor de los brotes sometidos a estos tratamientos.
Estas técnicas, permiten por lo tanto modificar el hábito de crecimiento y acelerar la entrada en producción de las plantas. En la práctica, en sistemas de conducción clásicos como eje central y sus modificaciones, ha permitido adelantar la producción de fruta en 2-3 años; como se analizará en capítulos posteriores.
Fuente: www.inia.cl