Proyecto busca frenar mosca que amenaza a la fruta chilena
La Universidad de O’Higgins, en Chile, está trabajando en crear un sistema integral de manejo autónomo de plagas por parte del productor, con el fin de controlar la Drosophila suzukii, más conocida como la mosca de alas manchadas.
El insecto está oficialmente desde 2017 amenazando los huertos frutícolas chilenos. Sus hábitos de alimentación podrían ser una amenaza para las cerezas, los arándanos, las frambuesas y otros berries, afirmaron desde la universidad.
Con ese fin, la universidad ha estado realizando jornadas de difusión y capacitación, además de transferencia de herramientas de manejo integrado de plagas.
“La información obtenida en el proyecto es única y original, dado el desconocimiento existente sobre el comportamiento de la plaga en el país, y en especial en la zona central, por su reciente llegada”, indicó Paula Irles, investigadora del Instituto de Ciencias Agronómicas y Veterinarias de la Universidad de O’Higgins.
“La idea es mitigar el impacto en base al conocimiento de lo que pasó en otros lugares, para lo cual hemos trabajado con el SAG; con el Centro de Estudios Avanzados de Fruticultura, el Centro de Evaluación Rosario; y con el investigador holandés Herman Helsen, entomólogo frutal de Wageningen Plant Research,”, explicó Irles.
“Lo que se vio en países donde hubo estragos es que ahora la saben manejar sin mayores problemas. Por eso buscamos informar, capacitar y preparar a la región para enfrentarla cuando la plaga esté establecida y con una densidad que pueda preocupar”, agregó.
Las jornadas de capacitación son teórico prácticas, ya que se le enseña al productor el conocimiento disponible sobre la plaga, pero a la vez se lo capacita para detectar las moscas en sus predios y actuar para contenerlas.
“Nos interesa que el productor pueda identificar la plaga con un kit que tiene una lupa y una trampa, para que ellos mismos hagan el auto diagnóstico, ya que el SAG declaró que es una plaga que se va a establecer, que no se va a erradicar, y cuyo control no será obligatorio, o sea que el productor tiene que hacerse cargo de su manejo”, agregó Irles.
Impacto
La mosca, que apareció hace dos años, se fue acercando a la zona central y en febrero pasado fue detectada en la Región de O’Higgins; zona donde la cereza tiene gran importancia.
Según datos informados por el SAG, la mosca se ha detectado en trampas de adultos en las comunas de Chimbarongo, Placilla, San Fernando y Rengo, según datos del SAG, señaló Irles.
“A diferencia de otras moscas, como la del vinagre, que se alimentan de la fruta sobre-madura, caída o en estado de fermentación, la Drosophila daña el fruto que empieza a madurar en el árbol, desde que cambia de color. Lo perfora, coloca sus huevos y luego las larvas se alimentan del fruto, lo que provoca daños productivos muy altos”, explicó.
Esta mosca es nativa de Asia y en el 2008 se expandió a California y Europa.
Las pérdidas productivas provocadas sin ningún tipo de manejo pueden llegar al 80% e incluso el 100%.
De hecho, en Holanda se reportaron pérdidas de un 100% para la cosecha de cerezas de variedades tardías en 2014. Lo anterior debido a que la plaga no fue identificada a tiempo.
En el sur de España esa cifra, también para cerezas, ha llegado al 50%.