En el mejor de los casos, las papayas pueden crear experiencias gastronómicas fenomenales, pero en el peor de los casos, el fruto puede ser bastante astringente y dejar un regusto desagradable.

Investigadores de la Universidad de Griffith en el estado de Queensland, Australia, han estado trabajando durante muchos años para desarrollar variedades que dejen una impresión duradera y, lo que es más importante, positiva en los consumidores.

Si bien los científicos no están utilizando técnicas de modificación genética transgénica, sí están utilizando la ciencia molecular para desbloquear secuencias genéticas que codifican "el secreto de la dulzura" en la fruta tropical.

La investigación de la profesora Rebecca Ford, el Dr. Chat Kanchanaudomkan y su equipo busca encontrar variedades que puedan ser tan dulces que compitan directamente con los melones y los mangos.

Este es un objetivo bastante ambicioso en Australia, donde, según la investigación de Nielsen, los mangos registraron las ventas en dólares más rápidas de cualquier producto de productos frescos el año pasado, muy por delante del segundo más rápido, los arándanos.

"Estamos desentrañando el camino de la dulzura mediante el mejoramiento tradicional y la selección avanzada de genes moleculares, y este conocimiento podría luego aplicarse a otros cultivos", afirmó el profesor Ford.

"También estamos produciendo papaya que deja muy atrás las variedades insípidas o de sabor astringente existentes.

"El mango va a tener competencia".