Bacillus thuringiensis, una alternativa ecológica para el control de orugas y polillas

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Bacillus thuringiensis, una alternativa ecológica para el control de orugas y polillas

El contenido de este artículo de nuestra sección de Agrotecnia fue elaborado con información de www.agromatica.es  y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com

El control de insectos con Bacillus thuringiensis

En la agricultura hay muchas formas de equilibrar la balanza biológica existente entre los seres vivos móviles y las plantas. Esto se basa en el uso de organismos que, de forma totalmente ecológica, sean capaces de reducir la gran densidad actual de insectos y patógenos de nuestras plantas. Por eso, hoy te presentamos a Bacillus thuringiensis.

Las bacterias juegan un papel fundamental en la vida, y por supuesto, incluido en las plantas. Hay un montón de enfermedades de las plantas originadas por bacterias y no por hongos, como generalmente pensamos. En este caso, Bacillus thuringiensis tiene un papel protector, ya que es capaz de parasitar y eliminar algunas plagas potenciales, como la de los lepidópteros, concretamente, las orugas.

¿Qué es Bacillus thuringiensis?

No tiene nombre común, así que tenemos que acostumbrarnos a llamarla así, aunque tenga un nombre un tanto complejo. Es una bacteria Gram positiva (por la envoltura celular, que las distingue en tinción de las Gram negativas) que podemos encontrarla en la gran carga microbiológica que tiene nuestro suelo (y si lo cuidamos, más aún).

Como no podemos encontrar Bacillus thuringiensis suficiente como para tener un control total de todas las orugas y polillas que asolan nuestros cultivos, hay productos en el mercado de fitosanitarios que contienen, de forma concentrada, esta bacteria. Una vez añadimos agua al caldo que aplicaremos a nuestras plantas, las bacterias se activan y hacen su trabajo.

¿Cómo actúa y por qué es insecticida?

Cuando Bacillus thuringiensis esporula, forma cristales de δ-endotoxinas proteínicas, de acción insectida. Son conocidos vulgarmente como cristales de proteína y tiene acción insecticida contra:

  • Larvas de lepidópteros (lepidópteros).
  • Moscas y mosquitos (dípteros).
  • Escarabajos (coleópteros).
  • Chinches (hemípteros).
  • Nematodos (gusanos).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que su efectividad ha bajado muchísimo (lo veremos en el siguiente punto). Actualmente, y dependiendo de las cepas dentro de Bacillus thuringiensis que se utilice, tiene control sobre orugas defoliadoras y frugívoras.

B. thuringiensis var. aizawai

Esta cepa es capaz de controlar las siguientes especies:

  • Gusanos gris (Agrotis ipsilon).
  • Plusia (Autographa gamma).
  • Medidor del tomate (Chrysodeixis chalcites).
  • Oruga espinosa del algodón (Earias insulana).
  • Polilla de la judía (Etiella zinckenella), polilla del racimo (Eupoecilia ambiguella, Lobesia botrana), polilla del olivo (Prays oleae) y polilla del puerro (Acrolepiosis assectella).
  • Oruga del tomate (Helicoverpa armigera).
  • Rosquilla de la col (Plutella xylostella) y rosquilla negra (Spodoptera littoralis).
  • Gardama (Spodoptera exigua).

B. thuringiensis var. israelensis

Esta cepa es capaz de controlar las siguientes especies de los siguientes géneros:

  • Aedes.
  • Anopheles.
  • Culex.
  • Culiseta.
  • Orthocladius.
  • Tipula.
  • Moscas negras del género Simulium.

B. thuringiensis var. kurstaki

Esta cepa es capaz de controlar las siguientes especies:

  • Orugueta del almendro (Aglaope infausta).
  • Gusano gris (Autographa gamma).
  • Minador del tomate (Chrysodeixis chalcites).
  • Gusano de la soja (Chrysodeixis includens).
  • Taladro del maíz (Ostrinia nubilalis).
  • Mariposa blanca de la col (Pieris brassicae).
  • Polilla de los cítricos (Prays citri), polilla del olivo (Prays oleae), polilla del racimo (Lobesia botrana), polilla del melocotonero (Anarsia lineatella) y polilla de la col (Plutella xylostella).
  • Piral de la vid (Sparganothis pilleriana).

Algunos productos del mercado:

BACILLUS THURINGIENSIS Kurstaki 32%. WP. (32 Millones U.I./g)

Es un polvo mojable a distintas concentraciones según cultivo y plaga a tratar, que contiene la cepa kurstaki y es efectivo sobretodo contra larvas defoliadoras.

El tratamiento suele tener una dosis de entre 250 y 500 gramos/ha, considerando un caldo por dicha superficie de entre 800 y 1.000 L

BACILLUS THURINGIENSIS Kurstaki 18%. WG

Estaría formado por el mismo producto anterior, pero con menor concentración en Bacillus, (18 Millones U.I./g), por lo que la dosificación será menor y estará pensado para cultivos de menor tamaño tales como hortícolas. Es efectivo y de residuo 0 a dosis de 30-50 gramos/hl, y está especialmente indicado para gusanos grises, oruga verde del tomate, mamestra, pieris, polillas, rosquillas, etc.

No todo el monte es Bacillus thuringiensis

Tal y como lo hemos comentado, parece que tenemos un arma totalmente efectiva y ecológica para controlar y eliminar las orugas masticadoras de hojas. Sin embargo, no es del todo cierto. Aunque se sabe que Bacillus thuringiensis tiene un gran potencial contra larvas de lepidópteros, el mayor problema al que nos enfrentamos es la generación de resistencia.

Si se expone a la toxina que esta bacteria produce año tras año y cultivo tras cultivo, la presión selectiva hace que las plagas generen resistencia y se haga ineficaz el tratamiento. Es lo que ha ido sucediendo en la agricultura actual, donde cada vez se ha tenido que aumentar las concentraciones de las materias activas. En este caso, cuando se supera la barrera de dicha toxina de Bacillus thuringiensis, no hay marcha atrás.

La ingeniería genética a través de esta bacteria

Claro, en el mundo de la biotecnología, donde se incluyen bacterias, Bacillus thuringiensis ha sido y es  un potencial para el desarrollo de las plantas. Por ejemplo, si se extrae de dicha bacteria los cristales de proteína tóxicos para las orugas y, de alguna manera, se inocula en una plantación a través de su semilla, las larvas de lepidópteros y demás géneros, en el momento en el que muerdan la hoja o el tallo, se intoxicaran y morirán. Bueno, o al menos no desearán volver a hincarle “el diente” de nuevo.

Existen muchas ventajas, como la gran capacidad de inoculación de dicha proteína en el cultivo, por lo que la acción insecticida se multiplicaba. Cómo la toxina está en el interior de la planta, sólo morirán aquellas larvas que se alimenten de los tallos y tengan capacidad para intoxicarse.

Sin embargo, la gran desventaja es que se trabaja con genética (productos transgénicos), que no a todo el mundo le agrada, y la capacidad de superar la resistencia por parte de dichos organismos. Una semilla genéticamente modificada que ha llevado un gran esfuerzo en tiempo y dinero de conseguir, puede aguantar algunos años (no se puede predecir con exactitud) hasta que la barrera selectiva sea superada.

Fuente: www.agromatica.es

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