Columna de opinión: Los ingleses de Latinoamérica. Por Gustavo Yentzen

Columnas Destacados Más Noticias
Columna de opinión: Los ingleses de Latinoamérica. Por Gustavo Yentzen

Por Gustavo Yentzen, gerente general de Yentzen Group.

La llegada de inmigrantes a Chile plantea un nuevo y complejo escenario laboral donde el agro tiene un rol importante. ¿Cómo enfrentamos la inmigración?   

Hace unas semanas se presentó el Octavo Informe del Centro Nacional de Estudios Migratorios de la Universidad de Talca. El estudio arrojó que el 57,6% de los inmigrantes en Chile cree que es en el trabajo donde tiene mayores probabilidades de encontrarse con actitudes y acciones discriminatorias y xenófobas. El estudio también señaló que sienten que esta discriminación hacia los extranjeros (53,2%) es porque los chilenos ven la inmigración como una amenaza económica y laboral.

En marzo de este año tuve que visitar unos campos en el norte de Chile; estando en un huerto de limones vi pasar una cuadrilla de cosecheros de origen haitiano, me llamaron mucho la atención no por su físico - evidentemente diferente al cosechero promedio chileno - sino porque iban cantando; aunque mi creolés no está muy al día, no me pareció fuese una canción triste o de protesta, iban alegremente cantando.

Habiendo escuchado tanta polémica en los medios acerca de su masiva llegada al país, no me pude aguantar las ganas de preguntarle al dueño del campo como había sido su experiencia de cosecha con inmigrantes; me dijo: “En mi campo hay trabajadores de muchos países, todos ganan el mismo monto por kilo recolectado, todos iguales, sin importar su origen… ¿Sabes cuánto gana un cosechero haitiano promedio al mes? USD 1.100 y, ¿Sabes cuánto gana un cosechero chileno en promedio? USD 715” y cerró la conversación con un: “Yo no podría pensar en cosechar sin ellos”.

Han pasado algunos meses y he seguido el tema de la inmigración en Chile con atención; leo los comentarios en twitter, en televisión y en general el chileno es muy duro con el inmigrante: “Ellos no tienen la misma capacidad”, “ellos no saben trabajar”, “el chileno es mejor”.

Pienso en los comentarios del productor de limones, lo que se comenta en los medios, analizo la diferencia de ingresos entre el temporero haitiano y el chileno, y algo no cuadra… ¿Será que los chilenos hemos caído en una especie de autocomplacencia que nos hace creer que somos mejores sólo por haber nacido en esta tierra? ¿Será que después de tantos años de aislamiento geográfico nos creímos el cuento de que somos “los ingleses de Latinoamérica” … ¿y que somos todos blanquitos y de ojos azules”? ¡Oh my God! ¡Pero si Inglaterra es una mezcla de culturas! Sí, hay rubios de ojos azules, pero también están todas las otras razas y orígenes, hay indios, chinos, rusos y también latinos. El temporero haitiano gana más que el chileno, no porque sea mejor, sino gracias a su espíritu de inmigrante, a sus ganas de dejar atrás sus miserias, a su empeño por salir adelante, al hambre y a cuantas desgracias más que nosotros ni siquiera conocemos. Ojo, el mismo fenómeno lo viven los chilenos que inmigran a otros países, están dispuestos a hacer trabajos que en Chile no harían, a tomar dobles turnos, a hacer un esfuerzo adicional para salir adelante.

Nos hace bien ver que otros se esfuercen y les vaya bien… ¿Acaso no es una lección de vida?  El que estudia más, saca mejores notas; el que entrena más, llega más lejos y obviamente el que trabaja más… gana más. La diferencia radica en el espíritu con que se enfrenta el trabajo, los haitianos iban cantando alegremente... ¿Recuerdan la última vez que llegaron cantando a sus trabajos?

Debemos enfrentar la inmigración de otra manera. Países como Estados Unidos han abrazado el “espíritu del inmigrante”. De hecho a los pies de la Estatua de la Libertad hay un poema que dice: “Envíenme a su gente cansada, a sus pobres, a sus masas apretujadas y anhelantes de respirar libremente”. Es una invitación abierta y formal al inmigrante, y esto ha generado que por los últimos 150 años, gente de todos los orígenes hayan puesto sus ojos en ese país. Hoy en día muchas de las empresas más grandes del mundo son producto de la inmigración. Sin ir más allá Steve Jobs fundador de Apple es producto de esa invitación (padres sirios), como también lo son el fundador de Tesla/Paypal, Elon Musk, nacido en Sudáfrica y el co-fundador de Google el ruso Sergey Brin, solo por nombrar algunos.

Espero ver en los próximos veinte o treinta años el aporte que este “espíritu del inmigrante” traerá a Chile y quizás ahí, y sólo ahí, podremos decir que efectivamente somos “los ingleses de Latinoamérica”.

www.portalfruticola.com

Suscríbete a nuestro Newsletter