Guía básica: Cómo cultivar el agave, una opción para zonas semiáridas

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Guía básica: Cómo cultivar el agave, una opción para zonas semiáridas

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El agave es una gran planta reconocida en todo el mundo, especialmente en el continente americano. De ella se extrae una de las bebidas más famosas del mundo.

Una pequeña información sobre el agave

Desierto, desierto y puro desierto.

Estamos acostumbrados a ver plantas del género agave repartidas por el sediento y arenoso desierto en muchas películas. Sin embargo, no hemos sabido identificarlas o ver que dentro de ellas hay un gran potencial para creación de licores o fibras para ropa y utensilios.

El agave es toda una institución en países de América, concentrado sobre todo en las zonas desérticas y del sur de Estados Unidos y México.

Esta planta, empezó a ramificarse en la que hoy se clasifican como 300 tipos de especies hace más de 12 millones de años. Sí, 12 millones de años.

Hoy en día, se la conoce vulgarmente con muchos nombres: agave, pita, mezcal, cabuya, maguey, etc.

Como buena planta adaptada al desierto, posee mecanismos de retención de humedad y espinas para reducir el ataque de herbívoros. En su mayoría, están formadas por espinas bastante leñosas, aunque hay especies de agave que carecen de estos mecanismos de defensa.

Al igual que otras plantas parecidas en forma y especie, como el aloe vera, suelen producir pequeños hijuelos que podemos trasplantar y obtener nuevas plantas.

El agave es capaz de producir entre 1 y 2 hijuelos por año, por lo que la reproducción está asegurada. Es importante que dejemos crecer a los hijos al menos hasta que alcancen 15 centímetros de altura. A partir de aquí, podremos separarlos de la madre y plantarlos en otro sitio.

Cómo cultivar el agave 

Características climatológicas

El agave, como planta, está acostumbrado a entornos hostiles y difíciles, propio de terrenos desérticos.

Sin embargo, su mayor expresión de crecimiento lo hace en terrenos semiáridos, con temperaturas que no desciendan de los 20 ºC y con una adecuada altitud, a partir de los 1200 metros.

Es importante una adecuada exposición al sol, al menos la mitad del año.

Acceso a agua, humedad y abono

Aunque están acostumbradas a climas desérticos, hay que incorporar una pequeña cantidad de agua cada 5 días en los meses de mayor calor y prácticamente nada o 1 riego cada 2 semanas en invierno, si es muy seco.

Si vamos a preparar el cultivo en macetas, podemos mezclar mitad sustrato y mitad arena para conseguir un adecuado suelo sobre el que se siente el agave. Con la arena fomentaremos una rápida eliminación de la humedad sobrante.

Ésta, cuando quede en el plato, deberemos eliminarla para reducir encharcamiento y pudrir la planta.

Aunque en tema de abonado podemos prescindir de cualquier aportación externa, cierto es que aportar en primavera algo de nitrógeno, un poco de fósforo y potasio ayuda a su crecimiento y mantiene en buen estado de salud a la planta.

A la hora de buscar un fertilizante, podemos buscar una relación NPK 2-1-3. Por ejemplo, un NPK 5-3-7 o aproximado con algo de micronutrientes. Las dosis vendrán reflejadas en la etiqueta.

Tasa de crecimiento

El agave es una planta de crecimiento lento. Tanto que, en condiciones normales, suele tardar entre 8 y 10 años en alcanzar la madurez. Sin embargo, este crecimiento y desarrollo lo podemos acelerar si la planta tiene mayor acceso a agua y a nutrientes, condiciones que se las podemos permitir si realizamos su cuidado en un jardín.

Como curiosidad, el agave emite una única floración durante su vida, para después morir tras desarrollar su fruto. Sin embargo, emite tallos basales de las que se formarán nuevas plantas.

Poda del agave

Con fines agronómicos no se poda, ya que la planta es capaz de regular su producción de tallos y va secando los basales, que más tarde se desprenden con facilidad.

Sin embargo, si se quiere utilizar alguna hoja (con fines terapéuticos u otra cosa), se corta alejado un palmo de la base (para reducir la propagación de posibles enfermedades) y lentamente se irá secando solo.

Propagación y multiplicación

Como hemos comentado anteriormente, la forma que tiene de multiplicarse el agave es producir hijuelos o retoños, que podremos aprovechar facilmente para crear nuevas plantas.

El volumen de producción es  a 1 o 2 por campaña, los cuales dejaremos crecer un poco. Después, con cuidado de no perjudicar a sus raíces, los separamos y podremos volver a plantar donde queramos. Incluido en macetas.

Tipos de agave

La lista de especies del género Agave es amplísima. Por supuesto, como es típico en las zonas de México y sur de Estados Unidos, a cada uno de ellos se le atribuye un nombre común, relacionado con la zona donde crece o sus propiedades.

Agave americana

Una especie muy común y conocida es Agave americana. Sus hojas son alargadas, por lo que su cultivo está más estandarizado para espacios exteriores.

Esta especie es la más característica dentro del género, y por tanto la más difundida. Suele crecer de forma rápida y alcanzar la madurez en poco tiempo.

Dentro de esta especie, también encontramos subespecies, como Agave americana var. marginataque destaca por los bordes característicos de color amarillo.

Agave Victoriae reginae

Este tipo de especie dentro del género posee una llamativa forma que la hace especial para tener en casa, sobre todo si vivimos en zonas cálidas con inviernos suaves. Su tamaño y su peculiar forma redondeada hacen que pueda cultivarse especialmente en contenedores o macetas.

Su peculiar nombre se debe a la Reina Victoria de Inglaterra. Su producción de hojas, no muy alargadas pero muy apretadas, la ha hecho crecer como planta ornamental, especialmente para cultivo en macetas.

Tal es su uso que en los lugares primitivos donde ha crecido, Agave Victoriae reginae se encuentra en peligro de extinción, los cuales llegan a pagar precios bastante altos por una planta pequeña.

Agave salmiana o Maguey

Este tipo de agave, muy parecido en tamaño a Agave americana, también se desarrolla ampliamente en varias zonas de México.

Es conocido como Maguey porque en el lenguaje caribeño, su significado es parecido al de sábila o Aloe, planta con la que comparte muchas características físicas.

Del Maguey podemos encontrar 136 especies relacionadas, sólo en México, y otras muchas subespecies.

De esta planta también se extraen fibras (ropa, cuerdas, aislantes, etc.) y su zumo es conocido por la comunidad porque de él se genera una bebida alcohólica conocida como pulque.

El Agave salmiana o maguey también puede ser cultivado en macetas, pero tendremos que ir trasplantándolas de poco en poco debido al tamaño que adquiere.

Agave stricta

Es una especie bastante peculiar llena de curiosidades, y que por su forma no se asocia a primera vista con esta familia de plantas.

Se la conoce comúnmente como rabo de león, y es nativa de una zona de México conocida como Oaxaca.

En su madurez no es exageradamente grande, en comparación con otras especies del género Agave, pues alcanza como máximo 50 centímetros de altura. Crece espontáneamente sobre rocas o en ambientes hostiles.

También puede cultivarse en macetas, pero luego crecerá, siendo necesario trasplantarla.

¿Qué bebida se produce con el agave?

Uno de los más famosos es Agave tequilana Agave azul. Aunque muchas otras especies de este género son utilizadas para producir azúcares y fibras, es el azul el que se utiliza como materia prima para elaborar el fabuloso tequila.

El agave azul predomina en las zonas de Jalisco y San Luis Potosí, donde hay una importante red de producción de tequila.

Y como hemos dicho antes, alcanzar ese estado suele llevar un periodo nada corto de 8 años.

Sin embargo, también tiene otros usos a parte del licor tan conocido, y es para fabricación de fibras y telas.

A partir de las fibras de las hojas y mediante una extracción tradicional, se pueden fabricar cuerdas, bolsas, alfombras, sogas (para el sector naval) y todo tipo de productos relacionados. Como ocurre también con el tequila, este sector va en auge por la calidad del producto final.

También se pueden utilizar estas fibras como un excelente aislante para colocar en las paredes de edificios. Igualmente, el resto de la planta no aprovechable para estas fibras (hablaríamos de casi un 95% de la planta), se puede utilizar para obtención de recursos energéticos (biogás), alcoholes y otros subproductos.

En muchos sectores, estas fibras sustituyen a las sintéticas, debido a que su proceso de fabricación genera menos huella de carbono y es 100% ecológico.

El agave azul o agave tequilana es típico de la zona Oeste de México, especialmente de Jalisco, donde a día de hoy se están plantando cientos y cientos de hectáreas para satisfacer la demanda de tequila.

Miel de agave, un gran potencial como sustituto del azúcar

Sin embargo, esta famosa planta también produce fibras textiles y azúcares.

De entre ellos, una fabricación muy conocida y a la que se le atribuyen grandes propiedades es la miel de agave.

La savia de esta planta suele almacenar grandes cantidades de fructosa (y entre ellos, los fructosanos) junto con otros compuestos con propiedades beneficiosas.

Tanto el sirope de agave como la miel de agave y otros derivados son grandes sustitutivos del azúcar y tienen mejores posibilidades nutricionales. Sin comparamos el azúcar común (alta cantidad en glucosa), la savia de esta planta es prácticamente en un 90% fructosa y con un bajo valor glucémico.

Por tanto, es muy interesante como edulcorante pensado para diabéticos.

Plagas y enfermedades del agave

El agave comparte plagas y enfermedades relacionadas con el Aloe Vera.

A continuación algunas de ellas:

Cochinilla algodonosa

Suele aparecer cuando la planta se encuentra debilitada, ya sea por un exceso de agua, frío o falta de luz. Son claramente indentificables en la planta por su aspecto blancuzco y algodonoso. La eliminación no es sencilla pues es una plaga bastante resistente.

Utilizar alcohol (2 cc/L) o agua oxigenada (2 cc/L) junto con jabón (2 cc/L) y aplicado directamente sobre la cochinilla consigue eliminarla y no causa un daño a la planta y a mascotas o niños. Igualmente, también debemos preocuparnos por limpiar la planta con un trapo para eliminar restos de cochinillas muertas.

Pulgones

Los pulgones son la plaga por excelencia de cualquier cultivo, esté en aire libre o protegido. Suelen situarse en el haz (cara superior) de las hojas de agave y en la zona interior, pegada al tallo central. Suelen ser de aspecto grisáceo y se acumulan en gran número, debilitando la planta. Lo notarás en seguida porque las hojas ya no apuntan hacia arriba si no que caen desplomadas hacia abajo.

El mismo tratamiento anterior también sirve, porque reseca al insecto y causa su muerte.

Ácaros

Son pequeñitas arañas microscópicas que causan puntos cloróticos en el agave. Notarás (si aún no has visto la tela de araña formándose), como la planta pierde su color natural, decae y se vuelve amarilla. Suele ser común en ambientes muy secos, ya que los ácaros odian la humedad.

Por tanto, un tratamiento como el anterior, con agua oxigenada (2 cc/L) y tratando en los siguientes 5 minutos (para que no se pierda sus propiedades) conseguirá alejar o disminuir la población de araña. Realizaremos tratamientos cada 3-5 días hasta acabar finalmente con la plaga.

Fuente: www.agromatica.es

Foto portada: news.urban360.mx

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