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Extractos y preparados vegetales y minerales para plagas y enfermedades en Agricultura. Incluye manual

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Extractos y preparados vegetales y minerales para plagas y enfermedades en Agricultura. Incluye manual

El contenido de este artículo fue elaborador por el www.ecoagricultor.com, y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com

Son productos a base de sustancias producidas por las plantas. Pueden reforzar la fortaleza de la planta o repeler o suprimir al patógeno. Su eficacia depende de muchos factores, no todos ellos controlados totalmente; es por ello que los resultados pueden ser variables, en función del estado del cultivo, las condiciones de extracción, la calidad de la planta de la cual se extrae la sustancia, etc. Muchas pueden favorecer los mecanismos de defensa de las plantas, reforzando la pared celular, o con sustancias inhibidoras de los patógenos, sobre todo en condiciones de estrés (falta de agua o nutrientes, ataques fuertes de insectos, etc.).

Podemos preparar los extractos mediante:

· Purines fermentados o en fermentación: colocando las partes de las plantas en un saco permeable, dentro de un recipiente con agua de lluvia. Se cubre, dejando circular el aire, removiéndose diariamente. Está listo en una o dos semanas, cuando deja de fermentar (oscuro,
sin espuma). Se aplican diluidos. Si sólo se dejan 4 días al sol, el purín estará en fermentación.

· Infusión: vertiendo agua hirviendo sobre las plantas frescas o secas, dejándolas reposar 24 h.

·Decocción: se ponen las plantas a remojo durante 24 h, después se las hace hervir 20 minutos,
se tapa y se deja enfriar.

· Maceración: se meten las plantas en agua, sin dejarlas fermentar, como máximo 3 días, filtrando después.

· Extractos: generalmente de flores; se cortan antes de marchitarse, se humedecen y se trituran; la papilla se pasa por un tamiz fino (bolsa de tela) para extraer el líquido.

· Esencias: la extracción de aceites esenciales es más laborioso, necesitándose un alambique. Se recogen las partes que se desean extraer y se ponen a hervir en agua, recogiendo con una campana todo el vapor, que al pasar por el alambique se irá condensando. Mediante decantación podemos separar el aceite esencial del agua.

Estas sustancias vegetales se pueden mezclar con un poco de tierra arcillosa u otros mojantes o adherentes en el momento de su aplicación, para aumentar su adherencia. No deben utilizarse con tiempo lluvioso o a pleno sol, pues su efecto se ve disminuido. La excepción son las preparaciones a base de cola de caballo, que deben pulverizarse con tiempo soleado.

Como ya hemos dicho, pueden ser repelentes como el ajo y la cebolla, que exhalan sustancias que no gustan a las plagas, mejorantes como la cola de caballo o las ortigas que confiere fortaleza a la planta frente al ataque de hongos o insectos, o venenosas como el tanaceto, el ajenjo, la cuasia, el neem, etc.

Las solanáceas poseen gran número de especies con alcaloides venenosos (solanina, demisina, nicotina, …), como la belladona (Atropa belladona), el estramonio (Datura stramonium), el árbol de las trompetas (Datura arborea), floripondia (Datura suaveolens), la patata (Solanum tuberosum), una patata silvestre (Solanum demissum), el tomate (Lycopersicon sculentum) o el propio tabaco (Nicotiana tabacum).

Las crucíferas también tienen representantes tóxicos. Los glucosinolatos son compuestos tóxicos para algunos insectos, a la vez que actúan como atrayente de otros. El sinigrin es otro producto del mismo estilo presente en la col y otras crucíferas. Ataca a pulgones, lepidópteros, etc.

Las compuestas, escrofulariáceas y otras muchas familias poseen especies que podemos utilizar con fines agronómicos. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes:

El Pelitre o extracto de Piretro (base de las piretrinas naturales), es extraído del Chrysanthemum cinerariaefolium; también están presentes en algunos alcaloides de la familia de las solanáceas o crucíferas. Es insecticida de amplio espectro. Se puede encontrar un preparado comercial junto al potenciador PBO.

La Rotenona es extraída de Derris elliptica, Loncho carpus spp., Terphrosia spp. y de otras especies. Es un insecticida de amplio espectro. Es muy tóxica para ictiofauna, por lo que se ha empleado para pescar emponzoñando las aguas (práctica prohibida en la actualidad en España)

El neem o nim (Azadirachta indica, familia de las Meliáceas), es una planta procedente del sur de Asia que posee varios principios activos, el principal de los cuales es la azadiractina. Estas sustancias actúan como insecticida natural (regulador del crecimiento o IGR sobre huevos y, sobre todo, larvas), repelente olfativo y anticomedora (fagorepelente). Tiene una elevada capacidad de penetración y traslocación en la planta.

La extracción se realiza fundamentalmente de las semillas, moliéndolas para extraer el aceite y poniéndolas a macerar toda la noche, filtrando a la mañana siguiente la suspensión. Se utiliza sobre 50-100 g de semilla por litro de agua. Para proteger los productos almacenados, se mezcla una capa de producto y una de hojas, a modo de “sandwich”, pudiéndose añadir a las hojas aceite de nim.

Otros ejemplos de distinta acción son:
– La cola de caballo o equiseto (Equisetum arvense), muy rica en sílice. Prefiere los suelos húmedos y areno-arcillosos. En primavera aparece primero un tallo marrón, no ramificado, que lleva las esporas. Después de la dispersión de las esporas, este brote muere y entonces aparecen los tallos verdes, ramificados, de 20 a 35 cm. de altura. Estos son los tallos que podemos utilizar en forma de decocción o purín contra las enfermedades criptogámicas y para reforzar las plantas. En tiempo soleado.

– La ortiga (Urtica dioica y Urtica urens), conocida desde antiguo por sus propiedades medicinales, rica en vitaminas A, C y minerales (especialmente en hierro) y nutrientes como el nitrógeno. Las posibilidades de empleo son múltiples. Se utiliza la planta entera (sin la raíz) antes de la formación de las semillas, de junio a agosto. La adición al montón de compost de grandes cantidades de ortiga fresca o seca, o de polvo de ortiga, favorece la descomposición y, especialmente, la transformación de las sustancias ricas en nitrógeno. En forma de purín, en el agua de riego (1 l purín/10 l de agua) o con la maceración en agua fría parece que ayuda contra los patógenos.
Los que tienen efecto insecticida de amplio espectro (rotenona, piretrina), suelen ser de plazo de seguridad bastante corto (se biodegradan entre 1 y 3 semanas, bajo la luz solar y el aire), no dejando ningún residuo peligroso; su toxicidad es muy baja para mamíferos. Tienen un efecto de choque en momentos de fuerte ataque, actuando contra el sistema nervioso del insecto y como repelente, pero no es conveniente utilizarlas con mucha asiduidad y localizar el tratamiento, ya que pueden ser perjudiciales para algunos insectos depredadores, o ser peligrosos para el ser humano (son biocidas).

Los extractos de algas son un caso particular de estos preparados. Los podemos utilizar como mejorantes de los nutrientes, en casos de carencias, con lo cual estamos fortaleciendo la planta y por ello defendiéndola contra los patógenos. Estas algas, al contrario de las algas calcáreas, son relativamente ricas en materias orgánicas, elementos minerales (sobre todo potasa) y en oligoelementos.

DERIVADOS MINERALES.
– El silicato de sodio: El silicato de sosa es un producto líquido, rico en sílice (endurece la planta) y de reacción alcalina. Se puede utilizar a título preventivo, sobre todo en verano, contra las enfermedades criptogámicas en fruticultura y viticultura. A unas dosis del 0,5-2%.

– El polvo de roca: tienen unos contenidos elevados en oligoelementos; son de composición variable según su origen. En suelos calizos se utilizarán rocas ricas en sílice y pobres en calcio; en suelos ácidos se utilizarán rocas calizas. Además de utilizarse como nutrientes, por el endurecimiento que puede producir en la planta, también es eficaz contra insectos y criptogámicas (en pulverización).

– Las arcillas: que endurecen la planta, protegiéndola, como la cola de caballo. Por otro lado, al igual que los extractos de algas, pintando las raíces o el hoyo de plantación, sirven para proteger las raíces y ayudarlas a enraizar. Podemos obtenerlas de tierras ricas en arcilla (bentonita, caolín). Por su gran capacidad de retención del agua, se utilizan junto con algunos productos de tratamiento y como desecantes.

– El azufre y derivados: utilizado como control en hongos ectoparásitos (tipo oidios y moteado) y contra ácaros. En este último caso puede causar resurgencias, ya que afecta a las poblaciones de fitoseidos (depredadores de ácaros) y otros depredadores, como los antocóridos o los coccinélidos. También se puede usar para conservar más tiempo la fruta en los árboles (cítricos), con el riesgo de un ataque de ácaros posterior. Cuando la temperatura es inferior a 10ºC, su eficacia es casi nula. Aplicado a temperaturas mayores de 30ºC, el azufre puede provocar quemaduras. La utilización del azufre asociado a sustancias vegetales o animales ha dado buen resultado.
Para ciertas variedades de frutas se puede provocar el “rosseting” (manchas o quemaduras de la piel del fruto, que deprecian su valor comercial). Existen diversas formulaciones, como espolvoreo o mojable. Es incompatible con los aceites.

– El cobre y sus derivados: como las sales de sulfato de cobre, oxicloruro de cobre, oxiquinolato de cobre (oxinato), caldo bordelés (sulfato de cobre+cal) o borgoñón (sulfato de cobre+carbonato sódico), carbonato de cobre, etc. Se emplea contra hongos endoparásitos, del tipo botritis, mildiu, fitóftora, etcétera, que atacan los vasos y otras partes internas del vegetal.

El cobre se utiliza desde hace mucho tiempo para luchar contra las enfermedades criptogámicas de la viña. Ciertas escuelas de agricultura autorizan el cobre en débiles concentraciones, pero sin asociarlo a otros productos químicos. Se utiliza contra el mildiu y el moteado (sobre todo en tiempo frío y antes de la floración). En concentraciones demasiado elevadas, el cobre provoca el “rosseting” en los frutos de pepita y puede inhibir el desarrollo de ciertos organismos del suelo, al acumularse como metal que es. Este es el motivo por el cual lo prohíbe la escuela biodinámica.

– Los polisulfuros de calcio o bario: con un efecto cáustico sobre determinadas plagas de frutales y cultivos leñosos (cóccidos sobre todo). Se suele emplear en tratamiento invernal.

– Sulfato de hierro: empleado como fertilizante, también lo vemos aquí como repelente de babosas, caracoles y algunos animales del mismo estilo.

– Permanganato potásico: Se trata de una sal de potasio rica en manganeso. Tiene una acción estimulante sobre la vegetación a causa del oxígeno que contiene, y una acción inhibidora y desinfectante sobre el desarrollo de los hongos. El permanganato de potasio es igualmente eficaz en el tratamiento de semillas. La eficacia de este producto no ha sido todavía ensayada de forma sistemática. Ha sido prohibida en el actual reglamento europeo de agricultura ecológica.

– Jabón negro o de sosa: mezcla de aceites, grasas y sosa, utilizado contra pulgones, mosca blanca y otros insectos chupadores que excretan melaza, al igual que contra negrilla y otros hongos saprófitos de esa melaza. El efecto que tiene se debe a la limpieza que efectúa y a su poder corrosivo y que solubiliza determinadas sustancias orgánicas; una vez libre de la melaza protectora, el patógeno queda expuesto a las inclemencias que se encargan del resto.

Descarga Manual: Biopreparados para la agricultura FAO

Fuente: www.ecoagricultor.com

www.portalfruticola.com

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