La sede en Alemania de Oxfam, bajo el informe “Frutas dulces, verdad amarga”, entrevistó a 222 trabajadores provenientes de operaciones bananeras ecuatorianas y piñas costarricenses. Si bien muchos están certificados por Rainforest Alliance, Oxfam sostiene que las certificaciones no resuelven los problemas y que parte de la responsabilidad también recae en los precios que pagan los supermercados alemanes a sus proveedores.

"Frutas dulces, verdad amarga" (“Sweet Fruit, Bitter Truth”) es el nombre de la investigación realizada por la ONG Oxfam en Alemania, la cual revela malos tratos laborales tales como pagos insuficientes, exposición a pesticidas peligrosos y condiciones de vida precarias, basado en entrevistas realizadas a 42 trabajadores costarricenses de Agrícola Agromonte, Finca Once, Dole Costa Rica, y a 180 ecuatorianos afiliados a las empresas Palmar, Rainforest Alliance, Matias Plantage/Tropical Fruit Export S.A., Reybanpac y WWF/Edeka.

La voz de alerta se produjo luego de que los precios de la piña cayeran en un 45% entre 2002 y 2004, generando cuestionamientos sobre lo que podría significar esta situación para los trabajadores del rubro.

Oscar Arias, presidente de Finca Once, dijo que él y sus ejecutivos estaban “choqueados y horrorizados” con la investigación del informe. Niega que sus trabajadores hayan recibido salarios fuera de la ley y enfatizó que se entregó pago por horas extras cuando correspondía.

Oxfam agregó, además, que no se les permitió entrar a los terrenos para hablar con representantes de los sindicatos, lo cual fue admitido por Arias, quien justificó que la decisión fue por temas de seguridad en el lugar.

Además, el gerente general de Tropical Fruit Export S.A. Oswaldo Menéndez dijo que no había registro de que representantes de Oxfam hayan visitado los campos Matias. “Matias es un campo que respeta las leyes ecuatorianas, la afirmación de que "los salarios no son suficientes para alimentar a una familia" es subjetiva, dijo Menéndez y agregó que, "el tema del salario es muy regulado en Ecuador, por lo que los alegatos están completamente infundados”.

La ONG agregó, además que existe un "clima generalizado de miedo" dentro de las plantaciones de banano en Ecuador ante cualquier posibilidad de reunirse como sindicatos, aludiendo a disparos o la existencia de listas negras con miembros de estas agrupaciones. Ante ello, Menéndez sostuvo que la compañía no está en contra de la unión de sus trabajadores, pero que no tiene conocimiento de que se ha formado alguna hasta el momento.

Oxfam también señaló que la mayoría de las tierras eran certificadas por Rainforest Alliance, pero que su propósito no era comprobar el cumplimiento de las certificaciones, sino evaluar las condiciones en las tierras donde se producen bananas y piñas para el mercado alemán.

En respuesta, Rainforest Alliance y el Sustainable Agriculture Network (SAN) sostuvieron que “muchas de los alegatos planteados por el informe de Oxfam-DE iría en contra de los criterios indicados en la última versión del estándar SAN (Adoptado en septiembre de 2015). Por lo tanto, si las investigaciones encargadas por el SAN encuentran evidencia que apoye al informe de Oxfam, esto conduciría a la negación de la certificación de la finca o las fincas en cuestión. Las investigaciones que hemos hecho no han encontrado evidencia, por lo que no podemos corroborar las denuncias de Oxfam”.

En respuesta a Rainforest Alliance, Oxfam señaló que está de acuerdo con que muchos de los problemas en los campos son “sistemáticos” por naturaleza y que no pueden ser resueltos por la entrega de certificaciones.

Para resolver esto, Oxfam sostuvo que era necesario que los supermercados alemanes paguen a sus proveedores montos que permitan cubrir los costos de producción, incluyendo salarios dignos.

Photo: Oxfam

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