Consejero de FEDEFRUTA y representante de una zona que aporta el 28% de los paltos del país, dice que no se contó con agua suficiente para la cuaja, lo que presagia la merma.

“El cultivo principal en la provincia de Quillota es el palto. Tenemos casi un 65% de la superficie bajo riego de frutales y de eso un 70% corresponde a paltos. Para la floración y cuaja, esta especie necesita agua y nos vimos bastante estrechos en su disponibilidad, sobre todo en octubre, que es un mes importante para la cuaja y por lo cual, prevemos que la producción será bajísima en la Provincia”. Con estas palabras, Santiago Matta, presidente de la Asociación de Agricultores de Quillota, explica el impacto de lo que ha sido para los productores de paltos, la escasez hídrica que existe en una zona correspondiente a la Quinta Región, y que representa el 28% de la producción de paltos a nivel nacional.

El dirigente agrega que a diferencia del año pasado, los deshielos se produjeron antes de lo habitual, lo que ha hecho que desde septiembre a la fecha, enfrenten una situación grave en cuanto a disponibilidad para riego. “Normalmente empezamos a regular las compuertas después del 18 de septiembre, pero esta temporada ya en agosto nos quedamos sin agua. No se produjeron más deshielos, por lo tanto, desde fines de septiembre, y también en octubre y noviembre estuvimos prácticamente sin agua. Sólo repartiendo entre 3 a 4 metros cúbicos por segundo (m3/s) para 22.000 hectáreas, lo cual es nada”, advierte Matta.

De igual modo, y para hacer frente a esta situación, el presidente de los Agricultores de Quillota recuerda que en octubre y gracias al apoyo del Gobierno, se logró un acuerdo de regulación firmado por 3 de las 4 secciones que existen en el Río Aconcagua, que permitiría disponer de más agua para la III sección, la cual está padeciendo esta situación. Al respecto,

Explicó que “en el Aconcagua hay 4 secciones, pero funcionan las 3 primeras. Se produjo un acuerdo de autorregulación y que establecía que las secciones aguas arribas nos entregarían durante 36 horas el 100% de sus caudales. Comenzamos con tal acuerdo y las primeras 4 semanas se cumplió, pero los últimos tres fines de semana no lo han cumplido o lo han cumplido parcialmente, por lo tanto, eso ha significado tener hoy en día un caudal disponible para la III sección de 0,8 m3/s para las 22.000 hectáreas”.

De acuerdo a Matta, el acuerdo de autorregulación, a pesar de que es de carácter voluntario no fue cumplido, y remarca que “la I y II sección en rigor no han sufrido los efectos de sequia, en cambio, nosotros sí. Ellos disponen de 30 m3/s y nosotros 0,8 m3/s”, diferencia que para el dirigente, refleja “una falta de solidaridad tremenda entre agricultores, ya que nosotros estamos escasos en agua y no lo estamos pidiendo por pedirlo, sino porque realmente lo necesitamos”.

Otros caminos

Santiago Matta asegura que como representante de los agricultores de Quillota lleva más de una década trabajando en la búsqueda de una solución integral al déficit hídrico que padece esta zona. Señala que ha participado en el proyecto Aconcagua, iniciativa que considera la construcción de un embalse de cabecera en el Río Aconcagua (Puntilla del Viento) y cuyo costo de inversión, unos US$ 400 millones, habría postergado su desarrollo. Sin embargo, ve posible acometer otras obras para dar un respiro a esta situación, tales como: la construcción de una batería de pozos que utilicen el agua subterránea y la operación del embalse Los Aromos.

“Los pozos están siendo construidos y se van a empezar a operar, pero el embalse no se utiliza, siendo que permitiría dar continuidad al suministro, aunque requiere rebombear el agua porque está debajo de la cuota de todos los canales”. La habilitación de pozos más Los Aromos demandan una inversión de US$ 40 millones, monto que no es mayor en relación al problema que se vive y a la solución que propiciaría, pero que requiere de voluntad política de acuerdo a Santiago Matta, y que no ha existido, según lamenta.

Pérdidas

Matta calcula el perjuicio económico que han enfrentado los productores de la provincia de Quillota entre US$ 200 millones a US$ 300 millones. Explica que “lo que se produjo es que, cuando no se riegan los árboles, hay que rebajarlos un metro, lo cual es una pérdida importante por hasta tres a cuatro años. En tanto, cuando se logra algo de riego, los paltos bajan los calibres. La distribución de calibres en la provincia ha bajado 1.5, significando finalmente una disminución de los retornos. Las pérdidas por estos factores las estimamos entre US$ 200 millones a US$ 300 millones”, dice el representante de los productores de Quillota.

Para concluir, el representante gremial explicó que “hoy en día necesitamos la solidaridad de las secciones río arriba, lamentablemente no se ha dado. De seguir así, el gobierno tendrá que tomar las medidas que le correspondan, esto es, la intervención del río Aconcagua”.

Fuente: Comunicaciones Fedefruta