Promete ser de aquellos temas que acapararán la atención, en especial en el Congreso. Por ahora no tiene tribuna, ni gran presencia mediática, pero al conocer las dos caras de la moneda, la polarización dividirá las opiniones de defensores y detractores.
El punto de partida lo dio hace una semana el por entonces director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), Víctor Venegas, el mismo que el viernes último salió abruptamente del Gobierno, que descartó relacionar su alejamiento con la aprobación para la plantación de cannabis por parte de una empresa de Los Ángeles con fines terapéuticos. La por ahora ex autoridad puso en el tapete a la agricultura transgénica, a través de un proyecto de ley anunciado por el Gobierno para permitir el cultivo de productos agrícolas alterados genéticamente, práctica prohibida actualmente en el país, no así su importación.
La voz del SAG invitó a un debate “serio y con alturas” y llamó a no demonizar el arribo de este tipo de prácticas. Aseguró, incluso, que la agricultura transgénica podía llegar a convivir con la tradicional y la orgánica. Planteamientos que son blasfemia para los promotores de ésta última, que enterados de los dichos desenfundaron una artillería pesada contra la transgenia. Así lo plantea Cristián Sauvageot, de la organización Chile sin Transgénicos, quien no se guardó nada a la hora de alertar sobre las consecuencias de este tipo de productos agrícolas.
-¿Cuál es la principal tesis en torno a la agricultura transgénica?
-En el mundo ya se han comprobado múltiples daños a la salud, al medio ambiente y a la agricultura tradicional. Los cultivos transgénicos producen grave daño ambiental, creación de super-malezas, disminución de biodiversidad, deforestación, pérdida de nutrientes de suelos y erosión de estos, contaminación genética por flujo de polen, y muchos otros problemas de larga enumeración, entre los que están el aumento de la pobreza y desempleo local. El consumo de alimentos transgénicos, en ensayos de laboratorio, muestra graves desequilibrios a nivel metabólico y reproductivo, entre los que se cuentan daños al hígado, páncreas, en la síntesis de la insulina, generación de células pre-cancerosas en tracto gastrointestinal, envejecimiento acelerado bajos índices de fecundación, bajo peso al nacer y elevados índices de mortalidad infantil. Hoy, la mayoría de los países están disminuyendo, limitando y hasta prohibiendo estos cultivos por la vía de regulaciones más rigurosas y también con moratorias totales. En consecuencia, consideramos irresponsable e inaceptable que, mientras en otros países se legisla para frenar el avance de los transgénicos, en Chile se pretenda legislar a favor de ellos.
-¿Qué esperan de la discusión en el Parlamento sobre el proyecto de ley enviado por el Gobierno?
-Que exista el tiempo suficiente para que se produzca una discusión informada de la realidad mundial en este tema, abandonando las ingenuas creencias en los mitos planteados por la misma industria de los transgénicos. Rechazamos que un tema tan trascendente como este sea tramitado en forma “express”, en medio de una desinformación total y a espaldas de la ciudadanía. En segundo lugar, cuando los parlamentarios ya estén informados adecuadamente, esperamos que actúen con altura de miras y visión de estado, en verdadera representación de los electores, pequeños agricultores y consumidores en general, para rechazar el poco riguroso y poco técnico proyecto de ley planteado por el gobierno. Por último, pediremos a los parlamentarios que se aplique el Principio de Precaución del convenio de Río de Janeiro de 1992, ratificado por Chile, para establecer, por ley, una moratoria total por 5 años para los cultivos transgénicos y el etiquetado inmediato a los productos elaborados con derivados de transgénicos.
-¿Quiénes están detrás de impulsar la agricultura transgénica?
- Son las empresas transnacionales, originalmente productoras de pesticidas, principalmente Monsanto, y otras tales como Bayer, Syngenta, Dupont/Pioneer, etc. En Chile, aparte de la iniciativa del gobierno, también la impulsan los senadores Espina, Coloma, Frei y los ex senadores Flores y Allamand, quienes redactaron el proyecto de ley que pretende liberar los cultivos transgénicos en nuestro país. En muchos países ha existido corrupción política con la finalidad de ejercer presión para facilitar el ingreso de los cultivos transgénicos, lo que queda demostrado por las recientes revelaciones entregadas por WikiLeaks en Europa.
- El director nacional del SAG afirmó en estas mismas páginas que no hay ninguna evidencia científica que pueda concluir que algún producto transgénico pueda crear algún daño en la salud humana.
-Esta afirmación es falsa. Existen decenas de estudios científicos, realizados en distintos países, que dan cuenta de múltiples daños producidos en animales de laboratorio después de ingerir, a lo largo de su vida, distintos alimentos derivados de cultivos transgénicos.
Fuente: La Discusión