Chile: Las estrategias que marcan la diferencia de los premiados en Enagro 2010
Están en rubros muy diferentes -uno en la crianza de ovejas, otro en las uvas y las paltas-, pero han tenido caminos similares: se arriesgaron en tiempos de crisis y apostaron por la innovación y la tecnología. El emprendimiento y optar por vías independientes, han marcado la vida de ambos ganadores, quienes consideran que Chile tiene un futuro muy auspicioso en otras áreas.
Mario Marín: Chile puede ser una potencia ovina
Los genes son los genes. Y los Marín -la familia detrás de la mayor productora de ovinos del país- llevan el emprendimiento en la sangre. Cuatro generaciones atrás, Manuel Marín recorría en carreta la Patagonia vendiendo de un cuanto hay. Su hijo, José, probó suerte en el campo, fue taxista, hasta que puso una de las primeras lavanderías de Punta Arenas. Eso le permitió educar a sus tres hijos: José y Mario son ingenieros, y Jaime, arquitecto.
Sin embargo, también optaron por el camino independiente.Formaron una empresa de ingeniería para prestar servicios a Enap. Corría 1976. Para 1980 les había ido muy bien, pero se avizoraba el declive del petróleo. Compraron entonces en un remate una hacienda de 5.800 hectáreas. Fue el comienzo de Agromarín, empresa que hoy tiene 160 mil hectáreas en Magallanes, 130 mil ovejas y que exporta 500 toneladas de lana fina al año.Para lograrlo introdujeron mejoras genéticas. Optaron por la raza merino, que permite hilados finos, y por la que se llega a pagar 100 veces más, explica el gerente general de Agromarín, Mario Marín.
El último "salto" lo dieron en 2007: invirtieron US$12 millones en una moderna faenadora que les permitió acceder a mercados exigentes como Europa.
¿Qué planes vienen? Que Chile sea una potencia ovina, dice Mario Marín, quien ejemplifica: "Nueva Zelandia tiene 4 millones de habitantes y 30 millones de ovejas en zonas con menor potencial que nuestro país". Y no hay que pensar sólo en el extremo sur; la zona central tiene un enorme potencial. De hecho, ellos la tienen bajo la lupa...
Jorge Schmidt, de Mendoza al Valle del Aconcagua
Con su negocio se entretiene y además gana plata. Así, y en este orden, resume Jorge Schmidt el éxito que ha tenido en Chile apostando por el agro. Empezó desde abajo. Mendocino, llegó en 1978 a Chile. Estuvo cesante, se empleó en el campo y paralelamente compró un tractor viejo, lo arregló y comenzó a dar servicios de maquinaria agrícola.
Un segundo paso fue arrendar tierras para plantar: "Había que arriesgarse si uno no quería comer lauchas toda la vida", cuenta. Partió con uva de mesa, poco antes del caso de las uvas envenenadas. "Fue una partida dura", recuerda.
Luego vino la compra de tierras: partió con las que nadie quería en esos tiempos, las laderas de los cerros. Acertó. Hoy tiene 7.000 hectáreas en el Valle del Aconcagua, 1.500 de las cuales están productivas, con uva de mesa, paltas y cítricos. Exporta a 50 países y da empleo permanente, no sólo por la temporada, a mil personas.
¿Y el dólar? Ha afectado, reconoce, pero lo han sorteado gracias a la productividad. También le preocupa, agrega, el alto costo de la energía, que se ha duplicado en pocos años, y la falta de políticas de riego.
"No se han hecho las inversiones necesarias en embalses...si esto no cambia, Perú nos puede poner la pata encima", advierte.
A pesar de esto, el futuro se ve auspicioso. A diciembre de 2009 facturaron US$31 millones, cifra que para 2014 llegaría a los US$50 millones, gracias a inversiones por US$20 millones que tienen en marcha. Ahora reconocen sus logros.
Fuente: Economía y Negocios