Chile: Cómo convertir a los pequeños en empresarios agrícolas

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Chile: Cómo convertir a los pequeños en empresarios agrícolas

Las alianzas productivas y el trabajo conjunto con las empresas elaboradoras de alimentos aparecen como la fórmula más exitosa para incorporar masivamente a la agricultura de primera linea y a los mercados externos . Con este modelo, que une a INDAP y la empresa privada, se espera tener 10 mil productores en este programa en los próximos 4 años.

Luis Roa, 45 años, es un agricultor reconvertido. Por un buen tiempo estuvo cultivando rubros tradicionales como trigo, maíz y remolacha, pero las rentabilidades esquivas y en baja para los que tienen pequeñas superficies lo empujaron a cambiar, tal como cuando egresó del liceo industrial con su especialidad de mecánica en maquinarias y herramientas bajo el brazo, y no encontró trabajo. Ahí decidió que lo suyo era cultivar la tierra. Ahora hace tres años que produce frambuesas -cuatro hectáreas- y la cara le ha cambiado.

José Ferrada, 39, también está dedicado a los berries, pero ha dado un paso más. Luego de un tímido comienzo con una hectárea, ya tiene 10 con frambuesas, ahora expande su producción a los arándanos, está certificado como orgánico y habla de un estilo de vida que busca respetar el medio ambiente y producir alimentos sanos.

A Roa y Ferrada no sólo los une el que de pequeños agricultores saltaron a convertirse en emprendedores con campos perfectamente tecnificados, y que están situados en la comuna de Coihueco, VIII Región. Ambos forman parte de una nueva manera de relacionarse como productores especializados y abastecedores de las empresas procesadoras y exportadoras de alimentos, lo que les reporta seguridad y mejores ingresos. Son parte activa de las llamadas alianzas productivas, la fórmula que mejor ha servido en los últimos años para introducir en forma masiva a los pequeños en la órbita de los mercados internacionales y entre los productos top a nivel interno.

Estas alianzas son la última opción encontrada para enfrentar una de las tareas más difíciles y todavía pendientes en el camino de ser potencia agroalimentaria: subir a los pequeños productores al carro de las exportaciones con producciones de primera línea, que hasta ahora alcanza no más allá del 5% de la agricultura familiar campesina. Fue la apuesta que hizo la anterior administración y que llevó adelante Indap con los programas de encadenamientos y alianzas productivas, en las que las empresas invierten en los productores que están apoyados por Indap, y transforman sus explotaciones para que entreguen productos según los requerimientos de calidad que impone la exportación.

Ahora, las nuevas autoridades apuestan por impulsar aún más estos programas para completar, en cuatro años, 10 mil productores trabajando en cadena y asociativamente. Este sistema de encadenamiento productivo permite una mejor transferencia tecnológica para los agricultores, por su vinculación directa con el poder comprador y sus mercados de destino. El modelo se inicia con un convenio que se realiza entre Indap, la agroindustria y sus proveedores de la agricultura familiar campesina. El convenio dura tres años y en él se establecen objetivos específicos a cumplir mediante asistencia técnica que otorga el equipo especializado de la agroindustria, capacitaciones en aspectos productivos y gestión empresarial y articulación con otros instrumentos de Indap, como inversiones y créditos.

El ejemplo en Coihueco

Luis Roa y José Ferrada están en alianza productiva con la empresa Alifrut, sociedad que es una de las mejor evaluadas entre las que operan las alianzas productivas. Es una de las más grandes en el área de productos congelados, principalmente en el rubro de los berries -frambuesas, moras, arándanos, frutillas-, además de espárragos y kiwis. También lidera el sector de las hortalizas congeladas, con las marcas "Minuto verde", "Food service" y "La cabaña", con las que comercializa, maíz, arvejas, zanahoria, brócoli, poroto verde, habas y papas, entre otras.

Alifrut, actualmente, lleva adelante tres alianzas productivas en convenio con Indap: la más grande en la Región del Biobío con 70 productores, a la que pertenecen Roa y Ferrada; otra en el Maule, con 40; y la última en Los Ríos, con 20. El constante crecimiento en el tiempo llevó esta temporada a producir, contando los tres convenios, 1.700 toneladas de frambuesas.

"Para nosotros, el tema de las alianzas productivas es muy importante, específicamente en berries, porque es una buena forma de trabajar técnicamente con pequeños productores, que están bajo el alero de Indap. Vía trabajo en conjunto los asesoramos para lograr así las producciones en la cantidad y calidad requeridas. Para el productor y el Indap también es un buen camino, porque logran focalizar recursos en programas rentables y el agricultor asegura la venta de sus productos a empresas serias. También el sector logra una rentabilidad adicional porque, al menos en nuestro caso, la compañía pone un volumen de recursos muy superior al aportado por Indap, logrando con ello, por ejemplo, una renovación de las plantaciones con nuevas variedades. Los resultados son exitosos porque los productores han aumentado su rendimiento y calidad y nosotros nos beneficiamos de esto", señala Gonzalo Bachelet, gerente general de Alifrut.

La base del modelo está en los mismos productores, aseguran en la empresa, que le ha dado tal importancia al tema que nombró un encargado nacional.

"No actuamos como entes separados. Procuramos definir nuestra gestión en base a los requerimientos de ambas partes; se asume que el éxito del programa está en que sea mutuamente conveniente, de otra forma no tiene sentido. Hemos llegado a ciento por ciento de encadenamiento, lo que indica que el camino ha sido acertado", señala Rubén Méndez, encargado nacional de alianzas productivas de Alifrut.

En los comienzos del programa, trabajar con fondos del Indap, con todos los procedimientos que eso significa, fue un desafío importante. La manera de enfrentarlo fue generando equipos técnicos exclusivos, formados por profesionales que tuvieran no sólo las competencias técnicas requeridas, sino que conocieran la operativa del Indap para aprovechar mejor otros instrumentos de apoyo como el PDI -desarrollo de inversiones- o proyectos de riego.

El impacto positivo del trabajo se refleja directamente en el campo: se aprecia en un aumento en los rendimientos que ahora alcanza a 10 toneladas por hectárea, comparado con un promedio nacional de 6; han tenido gran penetración las plantaciones con material genético renovado, la buena calidad de la fruta obtenida, el cumplimiento de la Resolución 3.410 de SAG (de registro), y el creciente volumen de frambuesa orgánica.

"Eso nos permitió, además, generar algunas líneas de desarrollo importantes en el grupo, como la producción orgánica. La mitad de los productores de Biobío, por ejemplo, son orgánicos. Algunos de ellos ya lo eran antes de iniciado el convenio, pero nos hemos preocupado de desarrollarlos, asistirlos en el proceso de certificación, que es muy complejo. Actualmente, el convenio produce más de 400 toneladas de frambuesa orgánica al año y está creciendo permanentemente", añade Méndez.

Empujón estatal

Las nuevas autoridades quieren apostar fuerte a estas alianzas entre pequeños productores y las empresas elaboradoras y exportadoras de alimentos.

"Pretendemos que éste sea uno de los pilares de desarrollo para los pequeños agricultores. Vamos a darle un impulso a la integración o encadenamiento productivo con la agroindustria, de modo que tengan el incentivo de producir, ya no sólo para la subsistencia o para mercados de bajo rendimiento económico, sino que con tecnología de punta para las mismas empresas, mediante apoyo de Indap, provocando una cadena de beneficio mutuo y con importantes expectativas de desarrollo productivo", señala Ricardo Ariztía director nacional de Indap.

La idea es que para insertar exitosamente a los pequeños en las cadenas agroindustriales, se requiere fortalecer los vínculos entre las empresas y sus proveedores.

"Más que número de productores, lo más importante es que el modelo pueda cumplir las expectativas tanto de los pequeños agricultores como de las empresas. Queremos una agricultura integrada a la cadena de manera sustentable. De todos modos, la meta es llegar a 4.000 productores en 2011 e ir incorporando dos mil cada año, para llegar a diez mil productores articulados en 2014. Esto es una prioridad para Indap y para Ministerio de Agricultura", agrega Ariztía.

Para eso anuncia recursos disponibles y en aumento. Para este año el presupuesto es de 800 millones de pesos, pero en 2011 la idea es triplicar la cifra hasta llegar a casi tres mil millones de pesos.

"Eso permitirá estar en todas las regiones, incorporar más de 2.700 productores y focalizar más inversiones y créditos en los pequeños productores. Pero más que cifras, nuestro objetivo es que la pequeña agricultura se integre con la agroindustria. ¿De qué manera? Por ejemplo, el programa de Servicios de Asesoría Técnica debe estar vinculado con la industria, ya que ésta es la que cuenta con la mejor tecnología y los mejores expertos en diversos rubros. Esto permitirá que aquellos productores que reciben ese servicio, a su vez, puedan movilizarse hacia un modelo de articulación con la industria y así sucesivamente. La idea es generar tiraje en la chimenea", señala Ariztía.

Frente a la pregunta de cómo se va a operar, por rubro o por demanda, el director de Indap señala que lo más importante es motivar a las empresas de diversos rubros, en las regiones del país, para desarrollar iniciativas en que se dé un espacio a la pequeña agricultura.

"Estamos seguros que se pueden lograr interesantes beneficios mutuos, por menores costos de producción, mayores ingresos por la supresión de intermediarios que no generan valor, disminución del mercado informal, mejoramiento de la calidad de los productos, armonía y convivencia por mejor calidad de vida del sector agrícola. Creemos que existe una cantidad de beneficios mutuos tanto para  la agroindustria exportadora como para el entorno general de la actividad", advierte.

La forma de operar será de acuerdo con la capacidad que tengan las empresas de incorporar a los pequeños productores y los beneficios que puedan establecerse. Se analizará qué rubros son los más apropiados para incorporar a los pequeños en la producción de un determinado cultivo o negocio.

"Hay que dejar en claro que no todos los negocios agropecuarios pueden ser abordados en este momento por los pequeños agricultores, ya sea por requerir grandes inversiones, por capital de trabajo o porque el margen de rentabilidad no es lo suficiente para el tamaño del predio que posee. Existen rubros que son más factibles de incorporar en el corto plazo, como los berries, la miel, los ovinos y la leche, pero hay otros que requieren inversiones iniciales más cuantiosas, con apoyo técnico especializado y con una apuesta a largo plazo. En la medida que exista compromiso de la agroindustria y que ofrezca condiciones favorables a los pequeños productores, Indap dará su apoyo a tales iniciativas", recalca Ariztía.

Junto con esta aclaración, en Indap plantean que se supervisará de cerca que la asistencia técnica esté acorde con los incentivos que reciben los agricultores y empresas, y que las inversiones estén focalizadas y bien utilizadas.

"El impacto de esta política es que los agricultores   vendan su producción con los estándares de calidad e inocuidad que exigen los mercados. Que ellos logren comercializar sus productos a un precio que sea más rentable, mejorará su entorno, se sentirán pequeños empresarios agrícolas y podrán invertir más en su rubro. Es decir, en palabras simples, que sean empresarios agrícolas", subraya Ariztía.

Ricardo Ariztía Director de Indap

Existen rubros que son más apropiados y eficientes para incorporarlos, ya sea por la alta participación de la pequeña agricultura o el tipo de cadena de comercialización en que pueden entregar volúmenes que satisfagan a las agroindustrias. Es el caso de los berries, ovinos, caprinos, miel y leche.

Gonzalo Bachelet Gerente general de Alifrut

El sistema de alianzas productivas es mucho mejor para que el productor se integre a la cadena exportadora. El camino del pequeño productor exportando directo es impracticable, sólo funciona en casos excepcionales. Su tamaño no permite ni justifica el esfuerzo de exportar directo.

Guillermo gonzález Gerente de Chilealimentos

Potenciar las alianzas productivas ha sido y seguirá siendo una prioridad para Chilealimentos con miras a producir los alimentos sanos y seguros que el mundo está demandando. Es la forma como colaboran los agentes de la cadena para abordar los mercados globales.

La letra chica

¿Cómo se protege a los productores de la posición dominante y de la letra chica?

"El Gobierno, a través del Ministerio de Agricultura, promoverá y supervisará la transparencia y el buen funcionamiento de los mercados agropecuarios, y en esto el ministro ha sido bien claro. Esto implica desarrollar los mecanismos de muestras y contramuestras, normar parámetros de calidad en algunos rubros, por mencionar algunos aspectos. Nos preocuparemos de que las empresas cumplan con lo prometido, en un ambiente de respeto y franqueza", señala Ricardo Ariztía.

"El contrato es muy claro y no hay letra chica. Además, se trata de un mercado extremadamente competitivo, por lo tanto, el productor sólo puede mejorar en estos programas y las empresas también. Lo que se logra es mayor productividad y calidad, es decir, todos ganan", plantea Gonzalo Bachelet.

"El resultado final del productor obedece a muchas variables, clima, manejo técnico, calidad, precios, pero hay una variable muy relevante y es la seguridad de venta y, en ese sentido, estos productores pueden estar tranquilos. Ahora, existe un contrato con cada uno de los productores, en el que se estipulan algunas normas de calidad requeridas, fundamentalmente el porcentaje de IQF y no hay exigencias que ellos desconozcan", dice Rubén Méndez.

Fuente: Revista del Campo

26.julio.2010 - Portal Fruticola

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